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21 de Octubre 2023
|Medellín, Colombia 12:30pm|

Me quedé inmóvil por un segundo, viendo a Kevin en el suelo, su rostro contorsionado por el dolor, pero con una sonrisa traviesa en los labios. Me sentí culpable de inmediato y me incliné para ayudarlo a levantarse.

— ¡Dios, Kevin! Lo siento tanto, pensé que eras... — Me interrumpí a mí misma, la vergüenza y la preocupación mezclándose en mi voz.

Kevin se levantó lentamente, frotándose el costado donde lo había golpeado, pero seguía sonriendo.

— ¿Una rata roba carteras? — bromeó, aunque su gesto mostraba que aún sentía el dolor. — Creo que voy a necesitar un seguro solo para acercarme a ti.

Sonreí levemente, tratando de sacudirme la incomodidad. Aunque Kevin solía tener esa capacidad de hacerme reír incluso en los momentos más incómodos, mi mente seguía parcialmente con Richard y lo que había visto.

— ¿Estás bien? — pregunté, intentando cambiar el tema y ocultar mis pensamientos. — No quería lastimarte.

Kevin se enderezó y asintió, su expresión más relajada.

— Estoy bien, solo un pequeño recordatorio de que no debo sorprenderte así. — Se rió suavemente y luego me miró con más atención. — Pero tú... tú no pareces estar bien. ¿Todo en orden?

Su tono, aunque juguetón, tenía un matiz de preocupación que no podía ignorar. Dudé un momento, sin estar segura de si quería hablar de lo que acababa de ver. Pero Kevin me conocía demasiado bien, sabía cuándo algo me afectaba.

— No es nada, solo... cosas que pasan. — Respondí vagamente, intentando sonar despreocupada, pero Kevin entrecerró los ojos, claramente no convencido.

— Vamos, Lau. No soy tonto, y tampoco eres tan buena ocultando lo que sientes. — Dijo, cruzándose de brazos. — Si quieres hablar, estoy aquí. Y si no, pues... el almuerzo aún está en pie. ¿Qué dices?

Miré a Kevin por un momento, evaluando si realmente quería contarle lo que había pasado con Richard aunque teniendo en cuenta que el tenia sentimientos por mi lo dudaba. A veces, él tenía una forma de ver las cosas de manera mucho más sencilla de lo que yo podía.

Justo cuando abrí la boca para seguir hablando, una voz inconfundible me interrumpió.

— ¡Ehhh, mija! ¿Qué es lo que está haciendo por acá a solas con él? Busquen motel — gritó Pipe, mi hermano. Me volteé y lo vi, con su eterna sonrisa canchera, su maletica de deporte al hombro, y luciendo ese típico estilo de futbolista que a él le encantaba presumir. Alto, atlético, y con una presencia que siempre llenaba cualquier espacio.

— ¡Pipe! — exclamé, sonriendo de oreja a oreja. Salí corriendo hacia él y lo abracé fuerte si lo había extrañado aunque solo habian pasado dos dias. Pipe me levantó del suelo un segundo antes de soltarme con un "suave, pues". Nos reímos, pero como siempre, él era el que tenía que hacer el primer comentario.

— ¿Qué, entonces, ve? ¿Ya estás partiendo cráneos o qué es lo que viniste hacer? — dijo Pipe, dándole un codazo a Kevin que se habia acercado a nosotros para saludarle, que se rió, pero con un toque de nerviosismo.

— Nah, Pipe, vos sabés que soy la más tranquila — le respondí con una sonrisa fingida.

Kevin, aprovechando la oportunidad, se unió al juego.

— Solo casi me quiebra las costillas, nada grave, eso que esta estudiando pa doctora — comentó, riéndose, pero con ese toque de dolor en la voz que no pudo ocultar.

¿Muy convencido? - Richard RiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora