Una falla en el destino

Capítulo 65: Palomas de la suerte

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El próximo capítulo se publicará el sábado después del próximo.

Harry Potter: Un defecto en el destino

Las Desolaciones del Destino

XVIII. Lucky Doves

"Te ves inquieto."

Harry miró desde su lugar por el manto. Fred y George se pararon junto a la salida del Expreso de Hogwarts, mirándolo. Cada uno de ellos tenía grandes cestas agarradas dentro de sus palmas.

"La primera tarea comienza pronto", murmuró Harry, levantando su reloj a los ojos, "En unos veinte minutos, de hecho. Por supuesto que estoy inquieto."

Fred frunció el ceño.

"Probablemente deberías seguir adelante, entonces", dijo, mirando las túnicas verde oscuro que se sentaban encima de la mesa central. El niño los recogió, arrojándolos a través de la habitación y al regazo de Harry, "No sirve de nada merodear."

Harry suspiró, sosteniendo las túnicas verdes del bosque ante él. Eran hermosas. Su apellido fue cosido maravillosamente en la parte posterior, una serpiente plateada enroscada debajo de ella. Harry cubrió las túnicas sobre sus hombros, observando cómo la serpiente se deslizaba por la espalda y a lo largo de la manga izquierda.

"Cualquier razón por la que te han dado túnicas especiales?" George preguntó curiosamente mientras entraban por la puerta del Expreso de Hogwarts. Harry se encogió de hombros.

"Marca, supongo."

George asintió.

"Tiene sentido. Parece una manera fácil de ganar dinero, vendiendo túnicas con tu nombre abofeteado."

"De esta manera", Fred murmuró a los dos, señalando las montañas en la distancia, "Mira, puedes ver las gradas."

El estómago de Harry se arremolinó en su pecho. Grandes soportes de madera dominaron el horizonte. Hizo un guiño mientras sonaba una cacofonía de gritos desde los asientos elevados.

No son importantes. Solo ruido de fondo.

Harry respiró lentamente y constantemente, permitiendo que su expresión se desvaneciera en blanco.

"Debe haber miles allí", le dijo George a Fred, "Eso es bueno para nosotros."

"Lo es?" preguntó Harry débilmente.

"Oh, sí", George extendió su canasta. Una serie de dulces coloridos llenaron sus profundidades, "Más asistentes significa más compradores. Es absolutamente brillante."

"Estás vendiendo dulces?"

"Sí. Fue entre esto o organizar apuestas, y Dumbledore ya puso fin a eso."