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Samantha gimió bajito, sus manos se sostenían de los cabellos de sus alfas, mientras ambos se dedicaban a llenar su cuerpo con caricias y besos que lograban llenarla de satisfacción.

Valdo le lamía el cuello dejando mordiscos suaves, mientras sus largos dedos se balanceaban con cuidado dentro y fuera de su lubricado coño; y Félix por su parte jugueteaba con uno de sus pechos con ayuda de sus labios en lo que su mano tocaba el otro.

— Más... rápido, rápido —murmuró, deslizando su mano derecha por la nuca de Osvaldo hasta llegar a su hombro y sostenerse con firmeza, su otra mano enredándose en los cabellos oscuros de Félix.

El castaño fue quien obedeció primero, apartándose de su cuello para alzarse un poco con tal de ver el rostro de la omega, al mismo tiempo que sus dedos intensificaban el movimiento entre sus piernas, creando ese chapoteo húmedo obsceno cuando su palma chocaba contra la piel.

Samantha se retorció, ojos apretados y cejas fruncidas, labios entreabiertos que dejaban salir jadeos excitados y un par de lloriqueos. Sonido que fue alzándose cuando Félix también movió la mano que tenía pellizcaba su pezón al mismo ritmo que los dedos del alfa mayor, aumentando la intensidad del placer.

No faltó mucho para que Samantha arqueara la espalda, sus costillas marcándose debido al movimiento y sus piernas cerrándose involuntariamente aplastando un poco la mano de Osvaldo, la sensación de su orgasmo brindándole satisfacción.

Osvaldo retiró su mano con cuidado, sosteniéndose con un codo sin quitar sus ojos del rostro enrojecido y perlado por el sudor de su menor, y Félix lo imitó después, ambos cachorritos sonriendo ante la bonita sonrisa cansina pero genuina que se dibujó en los labios de su omega. Se veía relajada, una expresión cómoda y feliz, sus aromas más suaves.

— Abrazo —Samantha no necesitó decir más para atraer a ambos cachorros, quienes acomodaron sus cabezas en casa respectivo hueco entre sus hombros y el cuello, con los dedos de Samy acariciando sus cabellos. El menudo cuerpo de la omega fue protegido entre los brazos de sus alfas, llenándole de aquella calidez agradable—. Gracias por estar aquí, chicos...

— Estaremos siempre para ti, ¿verdad, Félix?

El aludido asintió feliz, alzándose también cuando vio a Osvaldo acercarse, hasta que sus labios se encontraron en un beso corto.

— Oww, yo quiero también~

La omega pidió en un murmuro mimoso, acunando el rostro de Osvaldo para acercarlo, recibiendo gustosa un besito en su boca, antes de que Félix los apartara y se adueñara de la menor.

La omega estuvo contenta, sonriéndoles de aquella manera bonita que llenaba sus pechos de ternura, antes de darle la espalda al castaño para abrazarse al torso del alfa menor. Ni siquiera le importó estar desnuda, obligó a Osvaldo a abrazarla de igual modo desde atrás, casi ronroneando por la comodidad que había al estar de ese modo.

Restregó su mejilla contra el firme pecho de Lix, tentando un poco a Valdo cuando movió sus descubiertos glúteos sobre la delgada tela de la ropa interior.

Ambos alfas sólo llevaban eso, la ropa interior fue lo único que la omega permitió que se volvieran a poner, aunque ella misma permaneció desnuda porque es cómodo así, me gusta sentirlos de este modo, así que simplemente no pudieron hacer mucho, no querían contradecirla, además de que cuando intentaron que se cubriera, Samantha había hecho una rabieta.

Y había tenido razón, el abrazo sandwich se sentía mejor de ese modo.

Y había tenido razón, el abrazo sandwich se sentía mejor de ese modo

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