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El ruido les llegó a los oídos cuando entraron a aquel restaurante ubicado en el centro de la ciudad; las voces, risas, metal chocando con cerámica y el olor de la comida inundando el aire fue lo que obtuvieron una vez pusieron un pie dentro. Samantha escaneó el lugar con sus ojos, buscando a sus amigos, encontrándolos después acomodados en una mesa algo alejada. Saludando rápidamente a los empleados, los tres se adentraron hasta llegar a la mesa, donde los chicos les saludaron llenos de alegría.

Pudieron notar que incluso alguno ya estaba ebrio, debido a las pocas botellas de alcohol. Era un completo caos, los chicos estaban escandalosos, pero no parecía importar demasiado, porque no eran los únicos en el local que hacían bastante ruido. Sabi incluso rodeó con torpeza los hombros de Osvaldo para sentarlo a su lado, alegando lo feliz que estaba de que estuvieran ahí, notablemente ebria.

La pareja que festejaba ese día especial con sus amigos, por su parte, se sumían en su propio mundo de mimos por unos segundos antes de seguir con la pequeña fiesta. El único que parecía sobrio era Sebastián, quien bebía tranquilamente de un vaso con agua, mientras se encargaba de freír la carne en medio de la mesa en aquella pequeña estufa eléctrica.

Parecía que los habían esperado al menos para comer, porque a simple vista se notaba que tuvieron una pequeña fiesta con alcohol de por medio. El ambiente era fiestero, lleno de risas fuertes y el sonido del tintineo de vasos de vidrio chocando entre sí. Vergüenza ajena también por la escena de Juan y Sabi alzando la voz en un canto desafinado y carcajadas desbordantes.

— Ya que estamos todos aquí, quiero decir algo —Juan se levantó, un poco tambaleante, Abril sosteniéndole por temor a que pudiera caerse. Con un vaso de vidrio en mano lleno de alcohol, el beta estiró su brazo al centro, una enorme sonrisa decorando su rostro enrojecido por la embriaguez—. Estoy feliz de compartir este... —hipo— este momento con ustedes... —las palabras siendo arrastradas— tenemos mucho tiempo más para celebrar por nuestra cuenta... pero Abril y yo queríamos pasarla con ustedes... ¡ya son dos años juntos, Abi!

— Y serán muchos más, bebé ~

La bulla no se hizo esperar, al igual que los brazos alzándose con los vasos en mano para un brindis rápido, los aplausos entusiastas de sus amigos escuchándose cuando la pareja compartió un beso. Era lindo de ver, Juan y Abril tenían una bonita relación estable que se notaba prospera, una marca que también los unía todavía más. Después volvieron a la diversión, la carne sirviéndose para que comieran entre una plática incoherente que rozaba lo ridículo debido a lo alcoholizados que estaban algunos.

— Vamos, Félix, toma un poco~ —Sabi le sirvió al alfa menor, tendiéndole el vaso con una sonrisa enorme, a lo que el aludido intentó negar, pero la omega insistió.

— Deja al niño, Sab —Samantha le quitó el vaso, obteniendo un puchero de su hermana mayor, aunque lo borró al instante.

— ¡Estamos aquí para divertirnos! Un vaso no le hara daño~.

— No vas a alcoholizar a mi bebé —sentenció, cruzándose de brazos, escuchándose un poco ida ya que ella también había bebido.

El de grandes mejillas le sacó la lengua infantil, siendo imitado por la omega menor, las risas escuchándose después, porque Samantha estaba actuando como una niña también. Osvaldo le rodeó los hombros con un brazo, estirando la mano para sacudir los cabellos oscuros de Félix, quien seguía sonriendo risueño por la forma en que la rubia parecía confiada y animada.

De todas formas, la pequeña discusión infantil de los hermanos no sirvió de mucho, puesto que Félix de igual manera probo un vaso de cerveza, que Samy vigiló divertida, riéndose después por la mueca en el rostro del pelinegro.

<Cappuccino Candy> Omegaverse [Rivers] [Elmariana] [Producción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora