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A partir de aquí veremos mucho +18

— Sab —la voz de Osvaldo llamó a su mejor amiga, quien se detuvo para girarse y sonreírles a los dos alfas de su hermana menor que se acercaban a ella en el estacionamiento de la institución después de haber terminado las clases

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— Sab —la voz de Osvaldo llamó a su mejor amiga, quien se detuvo para girarse y sonreírles a los dos alfas de su hermana menor que se acercaban a ella en el estacionamiento de la institución después de haber terminado las clases.

— Samantha... ella...

Sabi rió por la tierna manera en que Félix enrojecía al intentar terminar la frase.— Está en celo, sí, por eso no vino hoy —por lo que la terminó por él, sonriendo ampliamente con un deje de burla que hizo al pelinegro bufar en un pequeño puchero.

Sí, Samantha había entrado en celo justo el día anterior, fue después de hablar con Sabi sobre la situación amorosa en la que se encontraba. Llegó de sorpresa, porque la omega menor había estado tan ocupada tratando de no estresarse por el trabajo en la escuela y el lío con los alfas que sencillamente lo había olvidado por completo, así que cuando los intensos dolores abdominales comenzaron tuvo que quedarse en casa porque no podía ni quería moverse demasiado.

— Uhm... pensamos que podría sentirse un poco sola estos días, así que le trajimos esto —Osvaldo levantó una bolsa de plástico negra que no dejaba ver el interior, ofreciéndosela a Sabi, quien la tomó con una ceja alzada.

— No son dildos o algo así... ¿o sí?

Félix negó repetidas veces tanto con la cabeza como con las manos, su rostro coloreándose mucho más.— ¡No es nada de eso! En realidad son...

— Está bien, no quiero saber —Sabi rió, metiendo la bolsa en su mochila—. ¿Cómo supieron que Samantha estaba en celo?

— Conocemos su ciclo, también podemos sentirlo y olerlo.

Y mentira no era; cuando Samantha estaba por entrar en calor, comenzaba a comportarse más mimosa con los chicos, y algunas veces hasta esquiva, como esos días en que estuvo un poco más dócil en las peticiones de ambos, como aquel día en el restaurante de comida rápida; antes de ir había estado tan pegada a Osvaldo jugando con su mano como un gatito curioso. Y el día en que llevó la sudadera de Félix, llevó su aroma todo el día, porque así aunque no estuviera con él podía sentirlo cerca.

Ambos habían estado dudosos al principio, pero el aroma suave del caramelo parecido a la miel había estado intensificándose un poquito más durante esa semana, por lo que cada día se hacía más evidente que la menor entraría en celo.

Sucedía que en ocasiones la misma Samantha lo olvidaba por completo, pero bastaba que uno de ellos preguntara inocentemente si era la semana del celo para que la rubia lo recordara. Eran tan atentos con él que incluso llevaban inhibidores consigo por alguna emergencia. Y también eran tan exagerados que llegaban a alejarse durante ese tiempo y un par de días más hasta que la sensibilidad del calor haya pasado por completo, así no corrían el riesgo de que sucediesen accidentes como la última vez meses atrás en el celo de Osvaldo.

<Cappuccino Candy> Omegaverse [Rivers] [Elmariana] [Producción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora