04

26 8 0
                                    

Las tupidas cejas de ambos alfas se mantenían fruncidas, sus ojos observándose con seriedad y sus bocas aplastadas en una línea tensa; Osvaldo paseaba su lengua por su mejilla interna sin apartar el contacto visual, mientras Félix movía la cabeza en ángulos donde su rostro parecía transformarse más retador.

Los gruñidos bajos que soltaban ambos ponían a Samantha más tensa de lo que ya estaba al presenciar otra pelea de ese par. Y entonces, en medio del pesado y potente aire lleno de aromas enojados mezclados comenzaron la batalla....

—¡Piedra, papel o tijeras!— sus voces se mezclaron y sus manos se movieron al mismo tiempo, repitiéndolo cuando salían iguales.

Mientras tanto, Samantha se encontraba sentada en uno de los columpios rojos del parque meciéndose con tranquilidad a unos pasos alejados, solo escuchando los gruñidos irritados al no poder dejar de sacar lo mismo. Félix incluso dio un par de saltitos ansiosos y Valdo se jalo el pelo con exasperación, pausando dramáticamente antes de volver a retomar el juego que definía quien de las dos llevaría la mochila de la chica.

A pesar de que la omega les tenía dicho que no era necesario, ellos seguían con la idea de querer llevarla sólo para quitarle un peso de encima al día haber sido tan largo y cansado, Samantha no podía negar que de cierta forma era hasta lindo, pero era perfectamente capaz de soportar el peso de sus libros escolares.

Ni siquiera entendía porque tanto afán por una tonta mochila.

Escucho la celebración de Félix al haber sacado tijeras que cortaron el papel del castaño, comenzando a rodear al otro alfa en una canción infantil de victoria que buscaba burlarse del castaño que se lamentaba sobre sus rodillas y manos en la arena del parque.

Después Samantha no pudo evitar sonreír enternecida por la manera en que el pelinegro parecía resplandecer de alegría pura acercándose a ella, reverenciando con cortesía y extendiendo la mano como si estuviera invitándole a un baile real en un gran palacio y ella fuese una princesa. Riendo, la omega le tendió su mochila, mirando al alto alfa colocarla sobre sus hombros en la parte delantera, ya que llevaba la suya propia detrás.

Sin más, Samantha se levantó para comenzar a caminar de regreso a casa, con ambos cachorros a sus costados. Podía oler la felicidad del pelinegro en el aire, incluso llegó a contagiarla, aunque se vio un tanto opacado por el aroma de tristeza a su lado izquierdo. Valdo iba con la cabeza gacha y las manos sujetando las correas de su mochila, un pequeño puchero en su labio inferior y los ánimos al cero.

Hacían un contraste increíble, mientras Félix parecía brillar en inocente alegría, Valdo lucia como el aura de algún personaje de caricatura deprimente. Samantha sólo se encontraba en medio, con sentimientos chocando que claramente no eran los suyos pero que impactaban en ella como si lo fueran.

Así que mordiéndose el labio inferior pensó que podría hacer para contentar a ambos; Félix estaba bien llevando su mochila, ¿Pero qué hay de Valdo? ¿Qué podría ponerlo feliz? ¿Qué podría hacer...?

Sonrió con inocencia al mirarle, diciendo: —Valdo, ¿Te molestaría si me llevas en tu espalda? Me siento... muuuuuy... muy cansada...—

Ya que fue de repente, obtuvo dos reacciones distintas; ambos abrieron los ojos igual de sorprendidos, pero el alfa castaño  pronto sonrió en grande como un adorable chiquillo mientras se quitaba la mochila y la dejaba en el suelo para darle la espalda a la omega aceptando sin palabras.

Lix por su parte abrió la boca y puchereo un poco celoso, aunque tampoco iba a quejarse por ello, no cuando tenía el perfume natural de la omega acariciándole la nariz desde su mochila en el pecho, manteniéndolo tranquilo. Así que sólo observó a la rubia dar un pequeño brinco para aferrarse a los hombros y caderas del otro alfa, en tanto Osvaldo la sostenía con ambos brazos y se alzaba un poco inclinada por el peso extra.

—¿Puede llevar mi mochila?— Osvaldo miro a Félix, todavía sonriente. El chico asintió sin mucho entusiasmo, colgando la mochila en su hombro desde una de sus correas.

Entonces se encaminaron hacia la casa de Samantha en medio de una agradable charla amena.

Sabi alzó una ceja en cuanto el aroma familiar se adentró a su hogar, saliendo de la habitación con una mueca confundida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sabi alzó una ceja en cuanto el aroma familiar se adentró a su hogar, saliendo de la habitación con una mueca confundida.

—¿Está dormida?— le pregunto a los alfas de su hermana menor, quienes asintieron al mismo tiempo.

El castaño dejo a la omega con cuidado sobre el sofá más largo del salón principal, mientras el pelinegro se encargaba de dejar la mochila cerca del pequeño librero. Sabi sólo se quedó ahí en medio de la sala, observando a su hermana dormir como un bebé siendo arropada por Valdo, quien se había quitado la enorme sudadera para cubrirla con ella. Samantha incluso se acurruco bajo la tela gris, olisqueando entre sus sueños antes de suspirar satisfecha, como si el perfume del alfa logrará tranquilizarla hasta acunarla.

Y quizás no estaba tan lejos de la realidad; Samantha admitía abiertamente amar la fragancia de sus alfas, por lo que cualquier oportunidad de llenarse de sus aromas era totalmente tentadora y en definitiva, ella no la desperdiciaría. Ni siquiera durmiendo, como en esos momentos donde lo único que hacía en medio de balbuceos sin sentido era seguir restregando su mejilla contra la sudadera.

Valdo podría explotar de la ternura a causa de la imagen de su omega disfrutando de su olor si pudiera. Incluso aunque quería sacar su móvil para inmortalizar el momento decidió no hacerlo, solo porque sabía que Samantha se enojaría después.

—Gracias por traerla, chicos— Sabi les sonrió a ambos, quienes asintieron del mismo modo.

—Siempre velaremos por la seguridad de Samy.—

—La protegeremos.—

Y sin quitar la sonrisa de su rostro, Sabi pensó que su hermana tenía mucha suerte de contar con un par de alfas como lo eran ellos, quienes seguían a su lado a pesar del rechazo indirecto que recibían.

Si tan solo Samantha los aceptará por completo...

Si tan solo Samantha los aceptará por completo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
<Cappuccino Candy> Omegaverse [Rivers] [Elmariana] [Producción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora