<Cappuccino Candy> Omegaverse [Rivers] [Elmariana] [Producción]

18.- Final

- Date la vuelta, Samy.

Samantha obedeció cansada, dándole la espalda a Osvaldo, dejando que el alfa paseara la toallita húmeda por la desnuda piel de sus glúteos. Lo hacía con gentileza, como si la omega fuera alguna escultura de cristal y tuviera miedo de quebrarla en un mal paso.

La suavidad en que limpiaba el resto de lubricante natural que había quedado hicieron a la menor gruñir bajito llena de satisfacción, como si estuviera ronroneando, sonriendo en completo relajamiento. Las grandes manos la tocaban con cuidado, sin intenciones sucias, sólo cuidándolo con verdadero cariño.

Habían tenido una tarde divertida; los dos alfas se entretuvieron un largo rato en los videojuegos en la habitación de Samantha, mientras la rubia se dedicaba a terminar deberes finales para entregar antes de que las vacaciones comenzaran.

Luego Félix se cansó y decidió que era mejor ir a jugar con Samantha, sí, el alfa menor al comienzo la había mimado, abrazándolo desde atrás y dejando besitos inocentes en la piel que la camiseta ancha -que era de suya- no llegaba a cubrir.

La omega se había dejado hacer con gusto, suspirando por las sensaciones cálidas que los besos y caricias en su cintura le hacían tener, después subió de tono. Y bueno, no pudo resistirse mucho, Samantha también se había calentado y tan pronto como terminó las tareas, prácticamente se lanzó a devorar la boca de Félix.

Osvaldo no participó esa vez, optó por quedarse observando sentado en el puff de color gris que Samantha tenía, mientras el otro par se dedicaba a saciarse entre ellos.

La omega no sabía qué había sido mejor; la deliciosa manera en que Lix la jodió o que Valdo fuera un espectador activo. Porque, incluso cuando no había estado con ellos en la cama, su participación se basó en palabras y órdenes sucias que, honestamente, a los tres les gustó.

Así que ahí estaba, después de una intensa sesión, acostada boca abajo en la cama totalmente cansada, permitiendo que su alfa la mimara. Félix estaba a su lado, con las manos acomodadas detrás de su cabeza, también desnudo, mirándolos con una sonrisa bonita, ojos brillantes de cariño. Osvaldo se había tomado el tiempo de limpiar al alfa menor de igual modo, como si ambos fueran su todo.

De hecho, así era.

- Lix te dejó marcas -habló casi burlón, acariciando la marca rojiza en el glúteo derecho de Samantha, casi en la parte interna, cerca del anillo de músculos todavía sensible y lubricado, donde había estado jugando a petición suya.

Osvaldo prácticamente estaba manoseándola para ese momento, porque ya había terminado de pasar la toallita, pero continuó usándola de excusa para tener sus manos encima. Bueno, Samantha no se quejaba, pero si seguía de esa manera volvería a excitarse, y estaba muy cansada como para una segunda ronda.

Valdo delineó delicadamente con un largo dedo las pequeñas marcas que Félix había dejado por sus glúteos, encontrándolas adorables. ¿Cómo se suponía que eso era tierno? Osvaldo no lo sabía, pero la nivea y suave piel del redondito trasero de su chica se veía tan bonita enrojecida después del sexo, que no pudo evitar inclinarse, para dejar un pequeño besito en una de ellas, escuchando a la omega suspirar.

Pero eso fue todo, porque el alfa en realidad no buscaba algo sexual, sencillamente tuvo la necesidad de mimar. Dio una palmadita suave y juguetona en el expuesto trasero de la omega antes de alzarse y acostarse junto a ellos, del lado derecho, dejando a Samantha en medio. Félix también se acercó, cubriéndolos a los tres con la sábana, abrazando a la rubia desde atrás cuando se giró para quedar de lado, mirando hacia Osvaldo.

- Es lindo tenerlos así -la omega murmuró, sonriendo con sinceridad, teniendo ese agradable sosiego instalado en su pecho al estar entre ambos, la calidez de sus cuerpos rodeándole en un abrazo de sándwich-. Los quiero, bebés~