El Gran Día

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-Tienes que quedarte quieta, si no quieres terminar toda despeinada antes de caminar hacia el altar-  Dijo Ino viéndome por el espejo, mientras me sostenía por los hombros.

-En verdad ya estoy cansada de estar sentada- me queje, desde que me entere de que estaba embarazada todos se habían vuelto sobre protectores y más cuando me diagnosticaron con un embarazo de alto riesgo.

Han pasado cuatro meses desde que Sasuke e Itachi se reconciliaron, la semana siguiente después de la muerte de Madara fui internada en el hospital por un fuerte sangrado que me despertó, aún podía la mirada de miedo de Sasuke cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando, cuando lograron estabilizarme no podía creer lo que nos estaban diciendo los médicos, al parecer mi embarazo críptico era un raro caso en el que no se mostraban síntomas, sin embargo, las tensiones por las que habíamos pasado provocado que mi cuerpo llegara aún punto de estrés crónico. Desde entonces todos, en especial Sasuke me trataban como si fuera a romperme en cualquier momento, y por obvias razones las relaciones sexuales habían sido descartadas lo cual me ha hecho sentirme contantemente frustrada por la fata de sexo y más cuado mis hormonas se sentían como si estuvieran dentro de una olla de presión a punto de explotar.

-Deja, voy a ver si ya está todo listo para salir- dijo Ino saliendo de la habitación dejándome sola, intente levantarme con pesadez, mis pies se sentían hinchados, y en verdad necesitaba ir al baño ahora que mi bebe no para de presionar contra mi vejiga.

-Deja te ayudo- dijo una voz a mi espalda, voltee hacia el espejo, encontrándome con la mirada de Itachi que se acercaba lentamente hacia donde estaba, sin apartar la vista de mí.

Tomo mi mano con ternura y al mismo tiempo con firmeza, nos quedamos viendo por un instante frente a frente, me ayudo a acercarme al baño, dándome un momento de privacidad, al salir estaba justo afuera, se veía exactamente igual a la última vez que lo vi, con su traje negro a la medida con camisa blanca, tal como esperarías que luciera un alto ejecutivo, excepto que él era un líder del crimen organizado, y de acuerdo con lo que nos había dicho la policía y había constatado en persona, es uno de los más peligrosos que existe.

-te ves bien- le dije mientras me acercaba al espejo de cuerpo completo para intentar arreglar el tirante de mi vestido que se había torcido.

-Tú también te ves muy bien- coloco sus dejos justo en el tirante que estaba arreglando, acomodándolo correctamente, haciendo que sus dedos rozaran mi hombro, provocando escalofrío  en mi piel.

-Sasuke espera saber de ti- dije manteniéndole la mirada a través del espejo

-Me comunicaré con él pronto-  dijo, bajando lentamente la mano, acariciando mi brazo hasta llegar a mi mano.

-¿Que haces aquí?- pregunte siguiendo el movimiento de su mano.

-Vine a disculparme por mi comportamiento, no debí tratarte así- se acercó más, dejándome sentir su calor, estábamos tan cerca que podía sentir la dureza de su pecho contra mi espalda

-¿En verdad?- pregunté arqueando la ceja, porque era obvio que no lo sentía, lo veía en su mirada, la cual podía mostrarse fría y sin emociones, aparentemente, sin embargo, cuando nos veíamos a los ojos podía ver un brillo diferente.

-No, la verdad es que necesitaba verte, necesitaba cerciorarme con mis propios ojos que estabas bien- dijo acercándose más, permitiendo que mi espalda descansara por completo sobre él.

-¿Por qué querrías eso?- me gire para verlo a los ojos,  su mandíbula se tensó cuando nuestras miradas se encontraron aún en nuestra diferencia de estatura.

-Porque te amo- acuno mi rostro entre sus manos

-Yo amo a Sasuke y estoy esperando a nuestro bebé - declaré en un susurro, sosteniendo sus manos

-Lo sé, y créeme que si el no fuera mi hermano, tú ya serias, mía, como lo has sido desde el momento en que nos vimos desde la primera vez.

-Itachi... yo...- las palabras no salían de mi boca, no sabía qué decir su declaración, la intensidad de su mirada, la vehemencia en su voz, me absorbía cada para té mi. Cuando acarició mi panza sentí como mi bebe respondiera a su tacto- Le agradas-  logre decir viendo como me acariciaba lentamente, con mucho amor y ternura.

-Me tengo que ir-se alejó lentamente, no sin antes dejar un beso en la comisura de los labios, nos vimos una última vez antes de que saliera por la puerta.

Y ahí me quede de pie, acariciando mi panza, mientras asimilaba lo que acaba de suceder, su cercanía, su voz, su mirada, su dulce y tierno tacto. Itachi, el hermano del amor de mi vida, acaba de declararme su amor, me llamo suya, y supe en cada parte de mí que lo decía en serio, ya no había juegos de por medio, esta vez era real, más real que cualquier otra cosa, y yo no sabía como lidiar con todo esto, porque mi corazón se aceleraba en cuanto nuestras miradas se cruzaban y mi cuerpo respondía a su tacto.

-Todo está listo- dijo entrando Ino con una hermosa sonrisa, la cual se desvaneció en cuanto me vio- ¿Estás bien? ¿Por qué lloras?- pregunto preocupada.

-Yo... ha decir la emoción del momento- respondí limpiándome las lágrimas que no sabía que había estado derramando.

Salimos y nos unimos a las demás chicas que rodeaban a la novia, Hinata lucia hermosa en su vestido de novia, el velo cubría su rostro, su cabello había sido recogido en un moño alto, haciendo lucir su cuello, las chicas y yo llevábamos un vestido de color coral, cuando las demás llevaban tacones altos haciendo lucir sus vestidos, yo usaba unos zapatos de piso debido a mis pies hinchados, cosa que odie y ame al mismo tiempo.

Al término de la ceremonia, Hinata y Naruto sellaron su amor con un beso, todos los asistentes aplaudimos, y felicitamos a los novios.  Horas después, cuando llego el momento de lanzar el ramo, Hinata volteo a vernos con una hermosa sonrisa acercándose a la mesa donde estaba sentada, ya que no aguantaba estar mucho tiempo de pie. 

¿Qué haces? -pregunte cuando la vi acercarse a mí. Hinata solo se limitó a sonreír antes de dejarle el paso a Sasuke, quien vestía un smoking negro, haciéndolo lucir como un modelo GQ.

-Cuando te conocí, sé que aún éramos niños, sin embargo,  supe que siempre querría tenerte en mi vida, después de unos años nos volvimos a encontrar y fue ahí cuando me di cuenta de que eras el amor de mi vida y por ello te pido que sí me harías el honor de ser mi esposa y hacerme el hombre más afortunado del mundo.

Las lágrimas salieron a borbotones en cuanto se hincó y saco un hermoso anillo, cuando asentí, me coloco el anillo y nos besamos con tanta pasión que si no fuera por mi embarazo ya nos habría llevado a nuestra habitación y le haría el amor como lo he estado deseando desde hace mucho tiempo. 

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⏰ Última actualización: Sep 23 ⏰

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