Capitulo cuatro.

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Tiempo después.
La reunión.

A pesar de que Yeona y yo vimos varios vestidos, el emperador envió un obsequio, un vestido que puedo suponer es a juego con la ropa que usará Namjoon.

Es un vestido azul claro, con detalles plateados y blancos. Yeona me hizo una trenza baja decorando con un moño del mismo tono que el vestido.

Papá usaba un traje azul marino. En realidad iba a usar un vestido a juego con él, hasta que el obsequio del emperador llegó.

No podía negarme, papá también lo dijo, así que usé el vestido que me dieron.

El carruaje se detiene, por lo que papá baja primero, después me ofrece su mano.

Padre, te amo. Irónicamente me tratas cómo una princesa a pesar de no ser tu hija realmente.

Tomo la mano de papá y camino con él.

Pasamos por un jardín y llegamos al salón de banquetes.

Afuera, con el traje que esperaba ver, Namjoon estaba esperando.

–Alteza–, mi padre saluda

–Tio–, él responde

Yo solo hago una media reverencia.

–Entraré primero–, papá me dice, acariciando mi cabeza.

Le sonrío y me despido, después lo veo entrar.

–Anunciando a su alteza, el segundo príncipe Woosung–

Papá entra, por lo que ahora solo falta que Namjoon y yo lo hagamos.

Él me toma de la muñeca bruscamente y entrelaza mi brazo con el suyo.

–No me hagas quedar en vergüenza–, dice, después comienza a caminar.

Evidentemente le sigo el ritmo, así que llegamos a la entrada.

–Con ustedes, el principe heredero, su alteza imperial Namjoon, acompañado de la señorita Chaerin, hija del segundo príncipe Woosung–

Entramos.

De inmediato puedo sentir una increíble tensión en el ambiente.

Las miradas están dirigidas a mí. Ni siquiera a Namjoon, son directamente contra mí.

Hay gente que no es de la familia imperial, así que deben estar sorprendidos por conocer a Chaerin de la que tanto se hablaba.

La niña adoptada por el noble corazón del príncipe Woosung.

Siento el estómago revuelto.

Los murmullos y las miradas no me gustan.

Llegó la hora de separarnos, así que suelto a Namjoon, además el dijo que no quería verme, no lo veré hasta que llegué el momento, simplemente lo cuidaré a la distancia.

–Necesito aire–, solo digo, yéndome.

Encuentro un balcón, por lo que al salir a este, siento alivio. Tal vez es porque es el cuerpo de una niña, pero ahí dentro se sentía sofocante.

Hay algunos comportamientos en Chaerin que no puedo controlar, como su miedo a los caballos y el agotamiento físico.

A veces siento que Chaerin está dormida en alguna parte de mi cabeza y que yo solo soy un suplente a tiempo limitado.

–Chaerin, ¿Estás bien?–, papá sale al balcón.

Sonrío ligeramente, –Oh, estoy bien. Solo me sentí algo abrumaba al ver tantas personas desconocidas–

𝑽𝒊𝒗𝒊𝒓𝒆 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒆𝒍 𝒇𝒊𝒏𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora