World of Warcraft. | Vessiorel Arcoveloz.

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Por más que lo intente no puedo confiar en las personas que me rodean. Por más que trate no voy a ser capaz de sobrellevar la carga de otros o ayudar a liberarlos de ella. ¿Qué es lo que he venido hacer a este mundo? ¿Por qué el destino me ha querido con vida por tanto tiempo?

A lo largo de mi vida élfica en Lunargenta he tenido que soportar miles de humillaciones por parte de aquellos que tenían rangos superiores a los míos. Como si no hubiera sido suficiente para mí crecer sin una madre, sin un padre, ni haber tenido hermanos en los que apoyar mi cabeza para llorar por lamentarme de mis errores, mis acciones, mis duelos personales. Todo.

Bien dicen en las calles de Plaza Alalcón que no hay que confiar en nadie. Pero en este último tiempo decidí entregar mi confianza a muchas personas. Personas que a lo largo de este camino boscoso se han vuelto importantes, me han ayudado a tomar decisiones fundamentales que conllevan un destino sin igual. Un destino incierto que hasta la actualidad, repercute en la vida de todos los habitantes de Quel'Thalas.

¿Acaso tuve la oportunidad de elegir mi propio camino? ¿O el destino ya tenía todo escrito en un pergamino deteriorado olvidado en el fondo del mar, en un baúl con siete cerraduras?

Ni por un solo segundo he dudado en dar mi vida por aquellos que protejo, por el reino que nací para proteger con cada una de mis células. La ciudad en la que he gastado más flechas que sonrisas. Los bosques que me han hecho sudar más que disfrutar. Los sagrarios que me obligan a vigilarlos más que adquirir conocimientos arcanos, más de los que ya tengo.

Todo aquello que represento se adhiere a la causa de la Ciudad de Lunargenta y sus alrededores. La nación de los elfos, los Sin'dorei, han dejado una gran huella en mi corazón. Un corazón élfico, perteneciente al linaje de los Arcoveloz. Soy el hijo de un poderoso brujo fundador de Quel'Thalas y una Gran Arcanista de Lunargenta.

Soy Vessiorel Arcoveloz. Sirvo a Lunargenta, mis flechas nunca fallan. O estás de mi lado, o estás en mi contra. Pero si eliges la última, no vivirás para contar el terrible tormento que te haré pasar.