Capítulo 09. | Actualmente...

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...Hay algunas cosas que por más que intentes sanarlas, nunca vas a poder borrar la herida que hay detrás...

Cansado de tanta incertidumbre después de la visita al cementerio y mientras el mundo se cae a pedazos por el regreso de un antiguo enemigo, decidí husmear entre las pertenencias de mi madre en mi mansión. Nunca antes había abierto su habitación y eso era notorio por el polvo que alimentaba mis pulmones conforme movía sus muebles ahí dentro. Pude incluso hasta sentir enormes pisadas de husarañas, ¿Arañas en mi lujosa mansión? Creo que no estaría tan descabellado, esa maldita habitación nunca la limpié, nunca abrí sus ventanas para que ingresara la luz del sol o el aire fresco de los bosques de Canción Eterna.

¿Por qué decidí abrir la maldita puerta? ¿Por qué forcé la cerradura con una flecha arcana? ¿Para qué? ¿Con qué propósito? ¡Agh! Debo calmar mis pensamientos intrusivos, sí, es verdad que necesito respuestas, pero, no es la manera... ¿O sí?

El punto de todo esto es lograr encontrar algo que pueda decirme el por qué de tantas cosas, qué he venido a hacer a este mundo, por qué mi padre sucumbió a los poderes de la cruzada destruyemundos. Me encantaría poder tener todas las respuestas a cada una de esas dudas e inquietudes, quizás eso lograría estabilizar mis emociones y enderezar el camino que quiero seguir, estoy cansado de sentirme como un ente vacío que deambula sin cesar por la vida misma.

Entre tanto mover, llegué a sudar la gota gorda, por así decirlo. Abrí las enormes cortinas y una luz radiante e insoportable envolvió toda la habitación, dejando a la vista las enormes runas arcanas que estaban dibujadas por cada una de las paredes del lugar, algo que incluso me llegó a perturbar. ¿Por qué tantas runas? ¿Acaso mi madre quería protegerme de algo? Son demasiadas runas, de distintos tamaños, desde la más pequeña hasta la más gigante como un trozo de pilar arrancado de Lunargenta. ¿A qué le tenía tanto miedo?

¡Bingo! Entre tanto intrusear en las cosas de mi mamá, pude encontrar uno de sus antiguos diarios escritos para mí, aunque este no tenía tapa ni ninguna dedicatoria, al parecer solamente era de ella para ella, y se olvidó con el paso del tiempo. El diario tenía una pinta de viejo de primera categoría, estaba cubierto de casi tres capas de polvo, tuve que soplar bastantes veces para que saliera un poco y se pudiera leer la letra.

Veamos a qué me enfrentaré ahora.

Primera página...

Me aterra un poco la idea de estar embarazada. ¿Qué es lo que voy a decirles a todos en Lunargenta? ¿Que estoy embarazada? Me van a quitar del consejo si es que llegan a enterarse... No puedo permitir eso, no ahora que la victoria sobre la Horda está cerca y gracias a mí.

Querido diario. Sé que tienes poderosos encantamientos para poder castigarme por mis pensamientos fuera de lugar, de hecho, hasta ahora puedes saber qué deseo más que nadie en el mundo: tener una familia, tener un hijo que pueda heredar todos mis conocimientos y habilidades para usarlas en nombre de la justicia y de nuestro reino. Pero en serio, no quiero arriesgar todo aquello por lo que me ha costado sobrevivir en Lunargenta.

Bueno, soy una Gran Arcanista Interina. ¿Debería sentirme intimidada? ¡Claro que sí! Hay muchos aspirantes a pertenecer al consejo de Lunargenta. Entre ellos ese imbécil de Dar'khan Drathir que por cierto, no me da para nada de buena espina.

Siento que en cualquier momento va a intentar hacer cualquier cosa turbia con tal de tener un poco de reconocimiento entre los nuestros. Qué patético más grande y no, no me parezco en nada a él, solamente no quiero perder todo aquello que he ganado con el tiempo, ¿Cómo van a reaccionar si saben que estoy embarazada?

Me van a llamar como la típica pobrecita que hay que atender, "¡abran paso a la mujer embarazada!" o "qué gorda estás" "¿Va a ser varón?" Puaj, que asco todos esos tipos de comentarios.

World of Warcraft. | Vessiorel Arcoveloz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora