Capítulo 14. | Isla Resplandeciente.

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Para no hacer perder más tiempo ni alargar más la situación, solicité la ayuda de mis arqueros para reunir a cada aliado, miembro del Consejo Errante y a mis amigos en particular a una cena en mi mansión. Ya había contratado al personal suficiente para que iniciaran los preparativos, sirvieran la cena y ofrecieran cóctel de bienvenida para todos los invitados.

Todo el Enclave SIlvestre y miembros del Consejo Errante estaban invitados, pero los más importantes eran: Sindora Viento Arcano, Tragoz Llama Eterna, Thranselia y Shantal Suspirasol, Thendrel Dagavil, Syllarion, Elrion, Vardul Camposol, Mariela y finalmente Lucian.

Sindora, Lucian y Mariela ya estaban adentro esperando a los demás. Las primeras en llegar fueron las hermanas Suspirasol. Fueron recibidas con cóctel de bienvenida preparados con el licor más caro de la Ciudad de Lunargenta, por supuesto, usaron el sarcasmo para decirme "qué milagro que hiciste algo en tu mansión ya que nunca nos invitas". Luego de eso, se sintieron como en una fiesta de la clase alta al ver la cantidad de lujos con los que cuento.

—Definitivamente tu mansión es del sueño, Vessiorel.

Dijo Thranselia llevándose consigo dos copas de cóctel.

—Oigan a todo esto. ¿No saben nada de Katressa?

Pregunté ya que había enviado tres invitaciones a su hogar. Para Thranselia, Shantal y Katressa. Pero últimamente no he sabido nada.

—Esa maldita estúpida, ni me la menciones. ¿Puedes creer que se casó?

—¿En serio? ¿Con quién?

—Se casó en Ventormenta. Con un tipo que es bastante decente a decir verdad, humano, paladín y comandante en jefe de la Mano de Plata.

—¿Lo conociste?

Shantal omitió la respuesta sirviéndose un par de tragos. Y bebiendo su contenido de un solo sorbo, al parecer estaba molesta, en eso se acerca Thranselia algo colorada.

—No lo conocimos. La descarada solamente envió una carta con una letra horrible en la que dice sentirlo por no habernos invitado a la maldita boda en Ventormenta de ella y el tal Migwynn. Yo quería conocer a un humano también... Maldita Katressa, me las va a pagar tarde o temprano.

—¿Por qué todas las elfas quieren casarse con humanos? ¿Acaso no ven que los elfos somos buen partido?

—Oh cariño, los humanos tienen algo que ustedes no... Carisma.

—¿Por qué no te vas al bar, Thranselia?

—Uy, parece que a alguien le afectó lo que dije. No es mi culpa que todavía no tengas a alguien con quien pasar el rato. ¿Y las humanas?

Odio cuando Thranselia se pone de esa manera con un par de copas encima. Y bueno, es verdad lo que digo, casi TODAS las elfas de Lunargenta babean constantemente por casarse con un humano y en Ventormenta. ¿Qué tiene de especial Ventormenta que Lunargenta no? Es decir, los humanos no son para nada limpios en comparación a las calles de nuestra bella y hermosa ciudad... Si tan solo supieran valorar lo que tienen enfrente. Y luego se quejan de que los elfos nunca nos fijamos en ellas.

Además, no me gustan las humanas, detesto como se ríen. Shantal y Thranselia siguieron su camino por el largo pasillo de mi hogar hasta el comedor donde serían recibidas con un enorme banquete para esperar a los invitados más íntimos. Syllarion y Elrion llegaron muy elegantes a decir verdad, trajes de tela cara, ambos combinados con el mismo color negro y unas corbatas rojas con tonos dorados, aquello me emocionó, le pusieron dedicación a la invitación.

—Se ven muy elegantes ustedes dos. No puedo decir lo mismo de mí ya que estoy con la armadura de siempre, es algo... importante lo que nos espera.

Dije bajando un poco la mirada. El mismo anfitrión que organizó la cena estaba con la misma armadura de siempre, de Errante.

World of Warcraft. | Vessiorel Arcoveloz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora