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El sol ya comenzaba a ocultarse lentamentew, bañando el campus con una luz dorada. Cleo caminaba con paso firme por los pasillos de la universidad, su cabeza alta, su porte real inconfundible, pero su corazón latía rápido. Las palabras de Seraphine aún resonaban en su mente desde su último enfrentamiento en la biblioteca.  "El hombre es carne debil..." Esas palabras no la dejaban en paz, pero se negaba a caer en la trampa de la inseguridad. Cleo sabía que Deuce la amaba, pero la amenaza de Seraphine seguía siendo real.

Caminó hasta llegar al edificio de arte, donde Deuce estaba terminando una clase de escultura. Cuando él salió, con la mochila colgando de un hombro y su andar relajado, una sonrisa se dibujó en su rostro al ver a Cleo. Sin decir una palabra, se acercó y la envolvió en un abrazo. Ella dejó escapar un suspiro, sintiéndose aliviada por su presencia.

—¿Estás bien? —preguntó Deuce, mirando el rostro de Cleo con preocupación. Conocía a su novia lo suficiente para saber que algo la inquietaba.

Cleo asintió, pero sus ojos mostraban un destello de frustración.

—No ha sido el mejor día —dijo ella, inclinando la cabeza hacia el edificio a su lado—. Hablé con Seraphine.

Deuce se tensó ligeramente al escuchar ese nombre, pero intentó mantener la calma. No quería que las inseguridades o los problemas externos afectaran su relación con Cleo.

—¿Qué te dijo? —preguntó con cautela, llevando una mano a la nuca de su novia y acariciando suavemente.

Cleo apretó los labios, sus ojos brillando con rabia contenida.

—Insistió en que no podía controlarte, que podrías ser seducido por cualquier otra... por ella. Piensa que eres libre de elegir, que nuestro vínculo no es lo suficientemente fuerte.

Deuce frunció el ceño y negó con la cabeza, con una sonrisa cansada pero sincera.

—Cleo, lo sabes, ella no tiene nada que ofrecerme. Te amo a ti, y estoy aquí por ti. Seraphine no me afecta. —Tocó su mejilla con ternura—. Estamos juntos por algo más grande que esto.

Las palabras de Deuce la hicieron sonreír ligeramente. Aunque Cleo seguía molesta por la intromisión de Seraphine, sentía que su relación con Deuce era más fuerte de lo que cualquiera pudiera entender. Pero aún así, esa sombra de duda no desaparecía del todo.

—Lo sé, Deuce... pero no puedo evitar sentir que en cualquier momento puede hacer algo. No confío en ella, y no quiero que arruine lo que tenemos.

Deuce asintió, sabiendo que la única manera de calmar a Cleo era a través de acciones. Tomó su mano con firmeza.

—Vamos a seguir adelante como siempre lo hemos hecho. No dejaremos que nadie se meta entre nosotros. Si Seraphine quiere intentarlo, pues que lo haga. Pero nuestra relación es más fuerte que cualquier cosa que ella pueda hacer.

Cleo lo miró fijamente a los ojos, buscando cualquier señal de duda, pero no encontró nada más que determinación en el rostro de Deuce. Sabía que él decía la verdad, y eso le dio un poco de paz. Le apretó la mano con fuerza.

—Tienes razón, no debemos darle poder a alguien que no lo tiene —respondió finalmente.

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Más tarde, la pareja decidió ir a la cafetería del campus, donde se sentaron en su mesa habitual. Cleo pidió su té de menta, mientras Deuce optó por una bebida energética, algo que lo ayudaría a mantenerse despierto durante su próximo proyecto de arte. Ambos conversaban de manera relajada, disfrutando de la compañía del otro, cuando sintieron una mirada incómoda desde una esquina de la cafetería.

Cleo no necesitaba voltear para saber quién era. Lo supo por el aire cargado de tensión que invadió el lugar. Seraphine estaba allí, observándolos desde una mesa al fondo, con una expresión inescrutable. A diferencia de las veces anteriores, donde había intentado acercarse a Deuce de forma directa, esta vez se mantenía alejada, calculadora.

—Está aquí... —murmuró Cleo, bajando la voz para que solo Deuce la escuchara.

Él no necesitó preguntar a quién se refería. Mantuvo la calma, ignorando a Seraphine deliberadamente.

—No le prestes atención, Cleo. Nos estamos dando una tarde tranquila. No vamos a dejar que lo arruine.

Pero Cleo no podía evitar sentirse irritada. No era solo la presencia de Seraphine, sino esa actitud desafiante, ese aire de que estaba tramando algo.

Deuce, intentando romper la tensión, la miró con una sonrisa juguetona.

—¿Sabes qué? Estaba pensando... —dijo, inclinándose hacia ella—. ¿Por qué no hacemos algo divertido este fin de semana? Podríamos escaparnos de la universidad por un día. Ir a las montañas o a la playa, algo lejos de todo esto.

Cleo alzó una ceja, sorprendida por la idea.

—¿Una escapada? —preguntó con una sonrisa que se iba ensanchando—. Suena como justo lo que necesito.

—Perfecto, lo planearemos todo —dijo Deuce, dándole un pequeño beso en la frente.

Mientras tanto, desde su mesa, Seraphine los observaba con ojos entrecerrados. Sabía que su presencia no había pasado desapercibida, pero no le importaba. Ya había comenzado a tramar su plan, algo mucho más astuto que simplemente acercarse a Deuce en la cafetería. Seraphine no era tonta; sabía que la relación entre Cleo y Deuce era fuerte. Pero también sabía que incluso las relaciones más sólidas podían ser vulnerables si se atacaban los puntos correctos.

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En su habitación, Seraphine estudiaba las redes sociales y los movimientos de Cleo y Deuce con precisión.

—Bien, Cleo... si no puedo seducirlo a él directamente, entonces tendré que sembrar la duda en ti —murmuró, sus ojos verdes brillando con malicia.

Había empezado a idear pequeños rumores entre los círculos de amigos, insinuando que Deuce no era tan leal como parecía. Mensajes anónimos y fotos manipuladas comenzaban a circular en la sombra, creando pequeñas fracturas de desconfianza que Seraphine esperaba que con el tiempo, se convirtieran en grietas irreparables.

—Pronto, Cleo. Muy pronto, serás tú quien se aleje de él...

Blood Moon -Monster High AU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora