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Dos meses después...

Las vacaciones habían terminado y el campus universitario de Monster High volvía a llenarse de vida. Los estudiantes, emocionados y ansiosos, como otros, quienes tenian los animos por el piso por el nuevo ciclo escolar, se reencontraban con sus amigos y compartían historias de sus vacaciones. Sin embargo, para Cleo De Nile, el regreso a clases era motivo de angustia.

Cleo se encontraba aun, en el dormitorio de su casa, mirando por la ventana con aire melancólico. No había tenido noticias de Deuce desde que su hermana y su padre la habían alejado de él. Sentía una mezcla de miedo y tristeza. ¿Cómo podría explicarle a Deuce lo que había sucedido? ¿Y si él pensaba que lo había abandonado?

La puerta de su habitación se abrió de golpe y Nefera entró, con una expresión de pereza en su rostro.

-Cleo, ya es hora de ir a clase. ¿Estás lista? -preguntó, mirando a su hermana quien estaba mirando a la nada.

-Sí, estoy lista -respondió Cleo, suspirando-. Ya voy a desayunar.

Nefera solo asintió, sabía que su hermana estaba así por el idiota de su novio, pero parecía que la menor no entendía que ella y su padre solo querían lo mejor para la pequeña Cleo.

-Apúrate antes de que papá se moleste -cerró la puerta de un portazo, estaba harta de ver a su hermana como un zombie.

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Mientras, Deuce Gorgon estaba sentado en una banca de la universidad, rodeado por sus amigas Clawdeen Wolf y Frankie Stein. Había preguntado una y otra vez por Cleo, pero nadie sabía nada de ella. Su ausencia lo tenía preocupado y dolido.

-¿Estás bien, Deuce? -preguntó Frankie, viendo la tristeza en los ojos de su amigo.

-No, Frankie. No he sabido nada de Cleo en dos meses. Me temo que... que se arrepintió de estar conmigo -respondió Deuce, bajando la mirada.

-Claro que no, Deuce. Cleo te ama. Seguro hay una explicación para todo esto. No pudo haber desaparecido así como así... -dijo Clawdeen, tratando de animarlo.

Deuce suspiró, agradecido por el apoyo de sus amigos, pero no podía evitar sentirse desanimado.

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En la primera clase del día, una nueva estudiante hizo su entrada. Era una gorgona alta y elegante, con cabello morado y serpientes rosas y ojos brillantes esmeraldas, como los suyos. Su nombre era Seraphine, y rápidamente captó la atención de todos en el aula, incluido Deuce.

-¡Hola! Soy Seraphine, es un placer conocerlos -dijo, con una sonrisa encantadora.

Deuce levantó la vista, intrigado por la nueva compañera. Seraphine se sentó cerca de él y le dirigió una sonrisa amistosa.

-Hola, te molesta si me siento aquí? -preguntó Seraphine, inclinándose levemente hacia él.

-No, no hay problema -respondió Deuce, sonriendo levemente. Quito su bolso que estaba en la silla contraria para que la chica se sentará.

A medida que pasaba la clase, Seraphine no dejaba de mirar a Deuce con interés. Había algo en él que le resultaba fascinante, y estaba decidida a conocerlo mejor.

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La hora del almuerzo llegó y Cleo se dirigió a la cafetería, con el estómago revuelto por los nervios. Mientras se acercaba a la entrada, vio a Deuce sentado en una mesa, hablando y riendo con una chica, la cual no conocía. El corazón de Cleo se hundió al ver la escena. Sentía una mezcla de celos y tristeza. Tomó una profunda respiración y decidió enfrentar la situación.

Cleo caminó hacia la mesa, con la cabeza en alto.

-¡Deuce! -llamó, tratando de sonar alegre.

Deuce levantó la vista y al verla, sus ojos, quienes se encontraban pareciera sin vida, se iluminaron al ver a su chica. Se levantó rápidamente y la abrazó con fuerza, sintiendo que se le quitaba un gran peso de encima.

-¡Cleo! ¡Te he extrañado tanto! -dijo Deuce, sin poder contener su felicidad.

-Yo también, Deuce. Lo siento mucho por no haberte contactado -respondió Cleo, abrazándolo con fuerza- Tengo mucho que explicar.

Seraphine, que observaba la escena, sintió un pinchazo de celos. No había esperado que Deuce tuviera novia, y menos aún que fuera una De Nile...

- Hola... Lamento si interrumpo -hablo, haciendose notar- Soy Seraphine, compañera de clase de Deuce -dijo, forzando una sonrisa.

Cleo la miró con desconfianza, pero trató de ser cortés.

-Encantada, Seraphine. -respondió Cleo, aunque su tono era frío e indiferente.

Deuce notó la tensión y trató de suavizar la situación.

-Cleo, ¿quieres sentarte con nosotros? -preguntó, señalando la silla vacía junto a él.

-Claro -dijo Cleo, sentándose y tomando la mano de su novio, dejando en claro que ese chico, le pertenecía a ELLA, nadie más tendría a Deuce Gorgon.

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A medida que los días pasaban, la tensión entre Cleo y Seraphine se intensificaba. Seraphine no se rendía fácilmente y seguía intentando acercarse a Deuce, parecia una plaga pegada a ellos todo el tiempo, no podía estar a solas con su pareja. Lo que solo aumentaba los celos de Cleo.

Después de clase, Cleo y Deuce tuvieron una conversación sincera. Se encontraban en el jardín del campus, lejos de miradas curiosas, y lejos de la pesada de la gorgona. Por fin la había perdido de vista y podía estar a solas con su novio.

-Deuce, siento mucho todo lo que ha pasado. Mi familia me ha estado presionando para que me aleje de ti. Quieren que me case con el príncipe Amenhotep... El chico que te conté la última vez que te vi. -confesó Cleo, con lágrimas en los ojos.

Deuce la miró con tristeza, pero también con determinación.

-Cleo, no importa lo que tu familia quiera. Lo que importa es lo que tú quieres. Estoy dispuesto a hacer hasta lo imposible por nosotros, si tú también lo estás -dijo Deuce, tomando sus manos.

Cleo asintió, secándose las lágrimas.

-Estoy dispuesta a todo, Deuce. No quiero perderte -dijo, con firmeza.

Deuce la abrazó, sintiendo que juntos podrían enfrentar cualquier desafío.

Mientras tanto, Seraphine observaba desde lejos, con una mezcla de envidia y determinación. No iba a rendirse tan fácilmente. Estaba decidida a ganarse el corazón de Deuce, sin importar los obstáculos.

La batalla por el amor de Deuce apenas comenzaba, y Cleo sabía que tendría que enfrentarse no solo a su familia, sino también a la nueva rival que había aparecido en su vida. Aunque para Cleo eso era sencillo, conocía perfectamente a Deuce. Ninguna chica le llegaba a los talones a Cleo De Nile. La única mujer por la que Deuce sería capaz de matar, si tan solo la princesa, no sólo de Egipto, sino que tambien de su corazón, se lo ordenará.

Blood Moon -Monster High AU-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora