☂️ Epílogo ☂️

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[TRES AÑOS MÁS TARDE]

Chan, un niño de 3 añitos y lleno de energía, se encontraba en el supermercado con su padre. Iba sentadito dentro del carrito de la compra.

A pesar de que era jueves, el pequeño no tuvo guardería por ausencia de su cuidador.

Por otro lado. Jihye y Chaewon, sus hermanas mayores, ya de casi 7 años, sí que tuvieron que ir al colegio. Y Jimin tuvo que ir a trabajar.

—Papi, quiero eso.— Dijo Channie mientras señalaba una caja de galletas de chocolate.

—Ya hemos comprado galletas, hijo. Son suficientes por hoy.

—¡Quiero esas, papi!— Volvió a insistir.

—Elige una.— Jungkook mostró dos cajas de galletas que su hijo había metido en el carrito. —No podemos llevarnos las dos, Channie.

—¿Por qué no?

—Porque son muchas. Elige solo una.

Al final el pequeño Chan se decantó por unas galletas de chocolate con forma de dinosaurio.

Al llegar a casa, llegó la hora de colocar toda la compra.

Mientras que Jungkook se encargaba de vaciar las bolsas en la cocina, Chan se entretuvo con una botella de detergente para la ropa. Después de varios intentos, consiguió desenroscar el tapón y puso el recipiente boca abajo, vertiendo todo su contenido sobre el suelo y sobre su propia ropa.

Jungkook volteó a ver su hijo cuando le resultó sospechoso que estuviese tan callado.

—¡Chan! ¡¿Se puede saber qué has hecho?— Se apresuró a levantarle del suelo para intentar quitar el exceso de detergente de su ropa. —¡Eso no se hace, Jeon Chan!

El pequeño, que estaba tan contento jugando con el líquido derramado en el suelo, rompió a llorar en cuanto su padre le gritó.

Jungkook le dejó de pie en el suelo mientras que recogía aquel desastre con la fregona. Aún con Chan llorando.

—¡M-Mami!— El niño gritó por la ayuda de su madre.

—Mamá no está para venir a salvarte. Y él también se va a enfadar en cuanto vea lo que has hecho.

Chan se frotó los ojos. Un gran hilo de baba bajando por la comisura de sus labios.

—Escúchame, Channie.— Habló tranquilamente mientras limpiaba el rostro de su pequeño con una toallita húmeda. —No puedes portarte siempre tan mal. ¿Vale? Eso que has hecho no está bien.

Eso no hizo que Chan dejara de llorar.

—¿Vas a volver a hacer eso?

—N-No.— Negó con la cabeza.

Jungkook besó las mejillas gorditas y suavecitas de su pequeño bebé antes de dejarle unas papeles y unos lápices de colores para dibujar mientras que él preparaba la comida.

Las veces que se asomó a través de la puerta del salón, Chan estaba felizmente dibujando sentado sobre el suelo.

Pero una bombilla imaginaria volvió a encenderse sobre la pequeña cabecita del niño.

Cuando ya se aburrió de dibujar sobre el papel, se levantó hasta el baúl de juguetes para buscar el estuche donde guardaban los rotuladores.

Una vez lo encontró, pensó que sería buena idea plasmar su arte sobre las paredes del salón.

Pero pintar solo la pared le pareció poco. Así que decidió seguir con el sofá, la alfombra, la televisión, los muebles... incluso fue hasta la habitación de sus padres y la de sus hermanas para seguir con su arte.

—¿Chan?— Cuando Jungkook volvió a comprobar si Channie seguía dibujando, su pequeño no estaba.

Al fijarse mejor en los muebles, reprimió un gran grito. Solo tuvo que seguir las manchas de rotulador para encontrar a Chan sentado en el suelo del baño pintándose la cara con los rotuladores frente a un pequeño espejo.

—¡Chan! ¡Ya está bien, por favor!— Jungkook levantó a su hijo del suelo para darle una pequeña palmadita en el trasero, a modo de reprimenda. —¿¡No puedes portarte bien solo un día, hijo?! ¡¿Es tanto pedir?!

El niño, por su parte, volvió a llorar.

—¡M-Mami, m-mami!

Justo en ese instante, la puerta principal de la casa se abrió, haciendo saber que Jimin y sus dos hijas habían vuelto a casa.

—Estoy muerto.— Susurró Jungkook. —Jimin me va a matar. Nos va a matar.— Rectificó al mirar a su pequeña bendición.

—¡Kook, ya hemos-!— Jimin enmudeció cuando vio su hermoso salón lleno de dibujos hechos a  rotulador. —P-Pero... ¿Qué ha pasado aquí?

—Mami, ¿vamos a pintar la casa?— Preguntó Chaewon.

—Seguro que ha sido Channie.— Intervino Jihye, antes de que se escuchara a Chan llorar desde el baño. —Síp, ha sido Channie, mami. ¿Le vas a reñir?

Jimin suspiró, completamente agotado.

Chan era un niño encantador, cariñoso y de buen corazón. Pero era demasiado energético y travieso. Convivir con él consistía en estar riñéndole cada cinco minutos porque siempre estaba haciendo travesuras.

El pequeño en cuestión salió corriendo del baño para dirigirse hasta su madre, alzando los brazos para que le cargara.

—Chan, hijo...— Jimin cedió y le cargó en sus brazos. —¿Por qué has hecho esto?

—M-Mami... p-papi me ha reñido.— Chan hizo un puchero con sus labios.

—Claro que te ha reñido. ¿Cuántas veces te hemos dicho que solo puedes pintar en el papel?

—M-Muchas...

Jungkook también se dirigió al salón y se puso de cuclillas mientras abría sus brazos, esperando el abrazo de sus dos hijas.

Ambas corrieron hasta él.

Chaewon sí besó su mejilla derecha, pero no sintió el beso en su mejilla izquierda.

—Oye, Jihye. Dale un beso a tu padre.

—¡Iug, no!— La niña hizo una mueca de asco y giró la cabeza hacia otro lado.

El paso de los años no hizo que las personalidades de sus hijas se parecieran más. Eran como el blanco y el negro, el día y la noche, el ying y el yang.

Jimin se quedó de pie frente a Jungkook cuando terminó de limpiarle la cara a a Chan. Juzgándole con la mirada.

—Esto... puedo explicarlo. Yo estaba cocinando y-

—Déjalo. Seré más feliz sin saberlo.

—Mami se va a enfadar contigo, papi.— Susurró Chaewon al oído de su padre, con una sonrisita juguetona en sus labios.

—Sí, cielo... ya lo sé.

_sunwonuuu

Gracias a todas aquellas personas que fueron pacientes al esperar capítulo por capítulo y muchas gracias a la autora por dejarme adaptar está historia tan hermosa espero y les haya gustado tanto como a mí me gustó escribir

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𝓒𝓘𝓡𝓒𝓛𝓔𝓢 ᵏᵒᵒᵏᵐⁱⁿ ᵃᵈᵃᵖᵗᵃᶜⁱᵒⁿWhere stories live. Discover now