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Namjoon, tras haber entrado en casa, fue bombardeado por una avalancha de preguntas por parte de su madre, siendo una de las más insistentes la razón por la que había llegado tarde. Después de explicarle, nervioso, que solo había salido a pasear con un amigo, se sorprendió al ver cómo su madre, lejos de regañarlo, lo felicitaba con una sonrisa. "Qué bien que ya tengas amigos", le dijo, y Namjoon no pudo evitar sentirse algo descolocado por la reacción.

Esa noche, dormir fue imposible. ¿Quién podría cerrar los ojos después de haber recibido un beso de un chico tan hermoso como Seokjin? Nadie. Los pensamientos del día anterior lo asaltaban una y otra vez, cada detalle del beso volvía a su mente, incapaz de ser ignorado. Y ahora, en la mañana, enfrentaba las consecuencias: llegaba tarde a la preparatoria. En un frenesí, corrió por la casa, dándose una ducha rápida y desayunando a toda prisa, sin importarle su aspecto desaliñado.

Ya en el instituto, Namjoon atravesaba los pasillos a toda velocidad, su corazón latiendo con fuerza. A solo unos metros de su clase, vio a Seokjin, rodeado de otros chicos que no conocía. Intentó pasar desapercibido, acelerando el paso para evitar el contacto visual. Sin embargo, su plan fracasó. Seokjin lo notó y rápidamente comenzó a seguirlo.

"Hey, ¿por qué tanta prisa?" preguntó Seokjin, caminando a su lado con naturalidad. Parecía sorprendentemente relajado, como si no se diera cuenta del torbellino de emociones que Namjoon sentía en su interior.

"O-oh, yo... verás, estoy llegando tarde a clase", tartamudeó Namjoon, su timidez evidente. Se llevó una mano al flequillo, intentando apartar el cabello que le caía en los ojos, picándole y sumándole a la incomodidad del momento.

De repente, Namjoon recordó que él y Seokjin estaban en la misma clase. ¿Por qué entonces no estaba Seokjin ya dentro, cuando la clase había comenzado hacía unos minutos? La pregunta lo inquietó, pero no se atrevió a hacerla en voz alta. La vergüenza era demasiado grande. ¿Cómo podía cuestionarlo, cuando su mente aún giraba en torno al beso del día anterior?

Cuando Namjoon llegó a la puerta del aula, golpeó suavemente, esperando una respuesta que le permitiera entrar. El profesor Choi abrió la puerta, claramente sorprendido al ver al mejor estudiante de la clase fuera de ella, y aún más al encontrarlo acompañado por Seokjin.

"Joven Kim, ¡me sorprende verlo! Creí que estaba enfermo o algo parecido", comentó mientras lo evaluaba de arriba abajo con una mezcla de desconcierto y ligera incomodidad. Aunque claramente no estaba conforme con la presencia de Seokjin, no dijo nada más y les permitió entrar, advirtiéndoles con firmeza que no quería volver a ver algo así.

*Lo peor que me pudo pasar*, pensó Namjoon, sintiéndose incómodo por lo sucedido. A pesar de ello, las clases transcurrieron sin más sobresaltos, y finalmente, llegó la hora de salida. Los estudiantes abandonaban el aula en grupos, mientras Namjoon, siempre más solitario, se deslizó entre la multitud, consciente de su aparente rareza.

Seokjin se acercó a él, asegurándose de que nadie los viera, y le dio un beso rápido pero significativo. Sin decir una palabra, lo tomó del brazo con discreción, llevándolo fuera del bullicio estudiantil. Una vez más, Jin lo acompañaría a casa.

"¿Te gustaría salir hoy? Escuché que hay un salón de juegos en el centro comercial. Deberíamos ir y pasar el rato, ¿no te parece?" preguntó Seokjin, mientras tomaba la mano de Namjoon. La suavidad del contacto hizo que Namjoon se ruborizara de inmediato, incapaz de encontrar las palabras para responder. Solo pudo asentir, pero antes de que pudiera hablar, Jin lo interrumpió de nuevo.

"Y si no, los chicos harán una fiesta esta noche. Pensé que sería genial que vinieras conmigo", continuó Seokjin, sonriendo con ese brillo irresistible que dejaba claro que no estaba pidiendo una simple opinión. "Sería grandioso, ¿no crees?"

Y ahí estaba, incapaz de resistirse a Seokjin.
Namjoon asintió, asegurándole que iría, enviando al diablo los trabajos del instituto que debía terminar.

"¡Claro... por qué no!", respondió, tratando de sonar casual, mientras Seokjin sonreía, satisfecho de haberlo vuelto a conquistar con sus inigualables encantos.
Al despedirse, ya fuera de la casa de Namjoon, Seokjin lo sorprendió con un beso urgente y necesitado. Sus labios se encontraron en un instante de furia y deseo, mezclando saliva y un leve toque de lengua. Al separarse, Jin, guiado por un impulso inexplicable, acarició el cabello de Namjoon, como si con ese simple gesto pudiera apaciguar el torbellino de emociones que sentía. Antes de marcharse, dejó en la mano del joven un pequeño papelito mal doblado con su número de teléfono, susurrando

"Nos vemos en la noche". Y se fue, dejando a Namjoon con el corazón a punto de salírsele del pecho. Namjoon apenas podía contenerse. Ese simple, pero intenso beso lo había dejado con las piernas temblorosas y una sensación de deseo que no sabía cómo gestionar. Le gusto... ¡Dios mío, le gusto! pensaba, repitiendo la frase mientras saltaba sobre su cama, apretando el papelito en el que Seokjin había escrito su número. Pero la realidad era diferente. No era cariño lo que Seokjin sentía, sino el ansia de ganar una apuesta. Namjoon, ingenuo, no veía más allá del encanto superficial del chico mayor.

Mientras Namjoon se devanaba los sesos decidiendo qué ponerse para su salida por la noche con Seokjin, el propio Jin yacía agotado en la cama de una de sus tantas conquistas. Su respiración aún entrecortada y el cuerpo empapado en una fina capa de sudor, que recorría su piel hasta sus piernas, mientras el calor de las sábanas hacía el ambiente aún más sofocante. La chica con la que acababa de tener sexo descansaba su cabeza en su pecho, acariciando suavemente su piel, ajena al hecho de que, en ese momento, Jin no tenía los pies en la tierra.

"¿Quién era ese tal Namjoon que mencionabas hace un rato?", preguntó Taeyeon con un aire despreocupado, pero en su mirada se adivinaba una leve curiosidad. No era común que Seokjin mencionara nombres cuando estaban juntos, mucho menos mientras compartían la intimidad de su cama.

"No te interesa...", fue la respuesta cortante de Seokjin, mientras se levantaba de la cama y comenzaba a buscar su ropa. "Creo que ya es mejor que me vaya, es tarde y tengo que salir". Había una urgencia repentina en su voz, como si de pronto se hubiera dado cuenta de que ya no pertenecía a ese lugar, como si hubiese algo más importante esperándolo.

Taeyeon, confundida, se sentó en la cama, observando cómo Seokjin se vestía con movimientos rápidos y mecánicos. El repentino cambio de comportamiento no era del todo nuevo para ella; ya estaba acostumbrada a su frialdad, a sus idas y venidas sin mayor explicación. Era su amiga con derechos, un título que ella se había impuesto a sí misma, pero que en realidad no significaba nada. Sabía que Seokjin no le pertenecía, que su corazón no podía ser reclamado por alguien como ella. Y aun así, cada vez que él la llamaba, ella estaba ahí, lista para ofrecerle lo que él necesitara.

Le dolía, por supuesto. Le dolía más de lo que quería admitir. La idea de que había alguien más en la mente de Seokjin, alguien que pudiera ocupar sus pensamientos en momentos tan íntimos, la carcomía por dentro. *¿Quién es Namjoon?*, se preguntaba, incapaz de dejarlo pasar. Seokjin lo había mencionado con una familiaridad extraña, como si el nombre flotara en su mente incluso mientras estaban juntos.

Taeyeon no pudo evitar sentirse molesta. ¿Acaso, incluso con ella desnuda a su lado, Seokjin seguía pensando esa persona? La idea le resultaba insoportable, pero sabía que no había nada que pudiera hacer al respecto. Jin se iba tan fácilmente como había llegado, y todo lo que ella podía hacer era observar cómo salía de su vida una vez más, sin promesas, sin compromisos, y ahora, con el fantasma de otro nombre en sus labios.

𝐁𝐄𝐓 ©Where stories live. Discover now