Para cualquiera que lo viera, parecía el mismo de siempre: impecable, con su rostro perfecto y esa aura de superioridad que le acompañaba a todas partes. El día de su cumpleaños no parecía ser diferente a cualquier otro. Mientras algunos estudiantes lo felicitaban, él respondía con una ligera sonrisa, más por obligación que por auténtica emoción. No podía evitar sentir lo mismo de siempre: para él, un cumpleaños era solo una fecha más, y todo lo que rodeaba a esa celebración le parecía una farsa, una extensión de la vida vacía y superficial que lo rodeaba desde siempre.
Su madre lo había educado para ser el centro de atención, para que brillara sin esfuerzo alguno. Desde pequeño, los lujos y el exceso fueron su normalidad, y ahora, las grandes fiestas y los halagos no le provocaban más que aburrimiento. Mientras caminaba, su mente vagaba hacia la fiesta que se avecinaba en la casa de Jungkook. Sabía que sería una de esas noches de descontrol, como tantas otras, donde las risas forzadas y las miradas deseosas de atención se perderían entre el alcohol y las luces.
Jungkook apareció entonces, como siempre, despreocupado y con una sonrisa pícara. "¿Listo para esta noche, Jin?" preguntó mientras le daba una palmada en la espalda. La fiesta había sido idea suya, y aunque Seokjin no estaba particularmente emocionado, tampoco iba a rechazar lo que ya estaba en marcha.
"Es solo otra noche," respondió Seokjin, con la voz más fría de lo habitual. Sabía que Jungkook entendía su postura. No era la primera vez que organizaba una fiesta para Seokjin, ni sería la última.
"Vamos, no seas aguafiestas. Sabes que será épica," replicó Jungkook mientras caminaban juntos hacia la entrada del instituto.
Justo en ese momento, una chica de primer año se acercó a Seokjin con el rostro enrojecido por los nervios. "Seokjin, yo... quería decirte que... bueno, feliz cumpleaños. Y... me preguntaba si te gustaría salir conmigo algún día..."
Seokjin la miró por un segundo, sus ojos vacíos de cualquier emoción genuina. "No," respondió sin más, su tono cortante y sin espacio para discusión. La chica se quedó inmóvil, aturdida por la brusquedad de la respuesta, mientras él seguía su camino sin siquiera mirarla de nuevo.
Jungkook soltó una carcajada. "No pierdes el tiempo, ¿eh? Siempre directo al grano."
"Es mejor así," dijo Seokjin sin molestarse en disimular su desprecio. "No tengo tiempo para tonterías." Seguido de eso Jungkook se encogió de hombros replicando desinterés sobre el tema y despidiéndose, prometiendole una noche épica.
Seokjin no parecía tener prisa. La rutina diaria no le ofrecía el consuelo ni la emoción que otros podrían esperar de alguien con su posición. Al contrario, el final de la jornada solo le recordaba lo vacía que era su vida a pesar de estar llena de lujos.
Seokjin caminaba lentamente hacia el estacionamiento, su teléfono en mano, viendo mensajes sin importancia mientras ignoraba las miradas curiosas que lo seguían. La noticia de su pelea había recorrido los pasillos, y aunque no mostraba ningún signo de remordimiento, la incomodidad de ser el centro de atención se hacía evidente en la tensión de su rostro. Él sabía que su fiesta estaba en boca de todos, pero para él era solo otro evento, un trámite más que cumplir.
Se acercó a su coche, y sacó las llaves de un deportivo elegante que reflejaba su estatus. Al abrir la puerta, escuchó unos pasos a su espalda. Se giró con el ceño levemente fruncido y vio a Jisoo acercándose, la novia de Jungkook, con una sonrisa confiada, casi traviesa, dibujada en el rostro. Ella se había ganado cierta reputación por ser tan fiestera como su novio.
“Seokjin, te estaba buscando,” dijo Jisoo con voz ligera. “Namjoon me preguntó si estaba invitado a tu fiesta esta noche. Parecía confundido, no sé por qué... así que le dije que, por supuesto, está invitado. Todos saben de tu fiesta, él no era la excepción.”
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𝐁𝐄𝐓 ©
Fanfiction© BET 01052024 Cuando Seokjin, el popular de la preparatoria, acepta jugar con los sentimientos del reservado Kim Namjoon, desata una apuesta que lo lleva al borde de lo desconocido, donde descubre que el precio del desafío puede ser más alto de lo...