10. Decisiones

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La mañana siguiente amaneció con un cielo gris y amenazante, como si el clima mismo reflejara la tensión que se cernía sobre la mansión Zenin. Ryo Mitaka, o Natsu Zenin como acababa de descubrir, caminaba junto a Satoru Gojo por los pasillos de la imponente estructura. Cada paso resonaba en los suelos de madera pulida, el eco mezclándose con el suave murmullo de las voces que provenían de la sala de reuniones hacia la que se dirigían.

Ryo, fiel a su naturaleza, mantenía una expresión de despreocupación en su rostro, pero Gojo podía notar la tensión en sus hombros y la forma en que sus ojos escaneaban constantemente los alrededores, como si estuviera buscando una ruta de escape.

"Relájate, Ryo", dijo Gojo con su habitual tono despreocupado. "No es como si te fueran a encerrar en una mazmorra o algo así".

Ryo soltó una risa seca. "¿No? Porque te aseguro que este lugar tiene pinta de tener un par de mazmorras ocultas por ahí".

Antes de que Gojo pudiera responder, llegaron a las puertas de la sala de reuniones. Con un último intercambio de miradas, Gojo abrió las puertas, revelando el interior.

La sala era amplia y ostentosa, con paneles de madera oscura en las paredes y un gran tapiz con el emblema de la familia Zenin colgando detrás de una mesa larga. Sentados alrededor de la mesa estaban Naobito Zenin, el actual líder del clan, Ougi Zenin, y Naoya Zenin, quien miró a Ryo con una mezcla de desdén y curiosidad apenas disimulada.

"Ah, nuestro invitado de honor ha llegado", anunció Naobito, su voz cargada de una autoridad que hizo que Ryo se tensara instintivamente.

"Lamento la demora", respondió Ryo con una sonrisa desafiante. "Me perdí en el camino. Este lugar es un laberinto, ¿saben? Deberían considerar poner algunas señales".

Naoya soltó un bufido. "O tal vez simplemente no eres tan listo como crees, primo".

Ryo se giró hacia Naoya, su sonrisa volviéndose más afilada. "Oh, Naoya, no sabía que te preocupabas tanto por mi inteligencia. ¿Acaso temes un poco de competencia en la familia?"

Antes de que Naoya pudiera replicar, Ougi intervino. "Suficiente. Estamos aquí por asuntos serios".

Gojo y Ryo tomaron asiento, el primero manteniendo su sonrisa enigmática mientras que Ryo adoptaba una postura de falsa relajación, reclinándose en su silla como si estuviera en una playa y no en una reunión que podría cambiar el curso de su vida.

Naobito se aclaró la garganta, atrayendo la atención de todos. "Ryo Mitaka", comenzó, su voz solemne, "o debería decir, Natsu Zenin. Tenemos noticias importantes para ti".

Ryo arqueó una ceja, fingiendo sorpresa. "¿Oh? ¿Van a decirme que en realidad soy el heredero perdido de algún reino mágico?"

Naobito frunció el ceño, claramente no apreciando el humor de Ryo. "Esto no es una broma, joven. La verdad es que eres un Zenin".

Hubo un momento de silencio mientras Ryo procesaba la información. A pesar de que ya lo sabía gracias a Ranta, escucharlo de la boca del líder del clan le dio un peso diferente a la revelación.

"Vaya", dijo finalmente Ryo, su voz mezclando sarcasmo y una pizca de genuina sorpresa. "Y yo que pensaba que mi árbol genealógico era más del tipo 'arbusto quemado en un incendio forestal'".

Ougi se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en Ryo. "Tu padre, primo mío y de Naobito, también poseía el fuego azul que tú manifiestas. Es una técnica chamánica que rara vez aparece en nuestro clan".

Ryo sintió un escalofrío recorrer su espalda ante la mención de su padre y el fuego azul. "¿Mi padre?", preguntó, su voz perdiendo parte de su tono burlón.

Jujutsu Kaisen: El Dragón Azul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora