5. Sangre Zenin

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El sol de la tarde se filtraba perezosamente a través de las ventanas de la sala común, iluminando un escenario que bien podría haber sido el resultado de un tornado pasando por la habitación. Nobara Kugisaki, con su característico cabello corto y su uniforme impecable, se detuvo en seco en el umbral de la puerta, sus ojos castaños abriéndose de par en par ante el espectáculo que tenía frente a ella.

La sala, que normalmente servía como un espacio acogedor para que los estudiantes de hechicería se relajaran y socializaran, se había convertido en un campo de batalla de desorden y caos. Prendas de ropa de diversos colores y estilos yacían dispersas por todo el suelo, como si un armario hubiera explotado repentinamente. Libros de texto y pergaminos con intrincados símbolos mágicos se apilaban precariamente en las esquinas, amenazando con derrumbarse al menor movimiento.

El sofá, normalmente un lugar de confort, estaba cubierto de envoltorios de snacks y latas vacías de bebidas energéticas. Las almohadas decorativas que Nobara había elegido cuidadosamente para dar un toque de color al espacio estaban desperdigadas por la habitación, algunas incluso colgando precariamente de las lámparas del techo.

Nobara dio un paso cauteloso hacia el interior, su zapato crujiendo sobre lo que parecía ser los restos de un paquete de patatas fritas. Su nariz se arrugó involuntariamente al percibir una mezcla de olores: sudor, comida rancia y un toque de algo que prefería no identificar.

"¡Ryo!" exclamó, su voz resonando en la habitación vacía. La furia comenzaba a burbujear en su interior, una sensación familiar cuando se trataba del ex delincuente convertido en hechicero. "¡Sal de donde quiera que estés, maldito vago!"

Pero solo el silencio respondió a su llamado. Nobara apretó los puños, sus nudillos tornándose blancos por la presión. Con pasos decididos, esquivando hábilmente los obstáculos en su camino, se dirigió hacia el pasillo, determinada a encontrar al culpable de este desastre y hacerle pagar.

El pasillo estaba sorprendentemente limpio en comparación con la sala común, lo que solo sirvió para aumentar la irritación de Nobara. Era como si Ryo hubiera concentrado todo su caos en un solo lugar, dejando el resto del dormitorio intacto.

Mientras avanzaba, Nobara se cruzó con Maki Zenin, quien salía de la biblioteca con un libro grueso bajo el brazo. La expresión seria de Maki se suavizó ligeramente al ver a su compañera, pero rápidamente notó la mirada de determinación en los ojos de Nobara.

"¿Qué ha hecho ahora?" preguntó Maki, su voz tranquila pero con un toque de resignación.

Nobara soltó un bufido de frustración. "La sala común... es un desastre total. Y apuesto mi martillo a que fue ese idiota de Ryo. ¿Lo has visto?"

Maki cerró los ojos por un momento, como si estuviera accediendo a un mapa mental del paradero habitual de Ryo. "Conociendo a Ryo, probablemente esté en uno de sus escondites habituales. Ya sabes cómo es, le gusta desaparecer cuando sabe que ha causado problemas".

Nobara asintió, agradecida por la información. "Gracias, Maki. Voy a encontrarlo y arrastrarlo de vuelta para que limpie ese desastre, aunque sea lo último que haga".

Con renovada determinación, Nobara comenzó su búsqueda. Revisó la azotea, donde Ryo a menudo se escondía para fumar a escondidas de los profesores. Nada. Luego, el antiguo cobertizo detrás del edificio principal, otro de sus lugares favoritos para evadir responsabilidades. Vacío.

Cada minuto que pasaba sin encontrarlo solo servía para alimentar la frustración de Nobara. Podía imaginar claramente la sonrisa burlona de Ryo, probablemente riéndose de ella mientras ella lo buscaba por todo el campus.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad de búsqueda, Nobara se encontró frente a la puerta de la habitación de Yuji Itadori. Un murmullo de voces se filtraba a través de la madera, y Nobara sintió que su corazón daba un vuelco de anticipación. Con un movimiento rápido, abrió la puerta de golpe.

Jujutsu Kaisen: El Dragón Azul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora