La ansiedad crecía en el pecho de Ryo como una tormenta en formación mientras recorría los pasillos de la escuela de jujutsu, sus ojos escaneando frenéticamente cada rincón en busca de Maki. El familiar paisaje de la institución, normalmente un refugio de calma y rutina, ahora parecía un laberinto interminable de puertas cerradas y esquinas vacías.
"¡Maki!", gritó Ryo, su voz resonando en los corredores desiertos. El eco de su llamada sin respuesta solo intensificó la sensación de inquietud que se arraigaba en su estómago.
Dobló una esquina y casi chocó con Kugisaki, quien dio un paso atrás sorprendida por la urgencia en su rostro.
"Whoa, Ryo. ¿Qué pasa? Pareces que has visto un fantasma", dijo Kugisaki, arqueando una ceja.
"¿Has visto a Maki?", preguntó Ryo, las palabras saliendo atropelladamente de su boca. "No puedo encontrarla por ningún lado".
Kugisaki frunció el ceño, pensativa. "Ahora que lo mencionas, no la he visto en todo el día. Es extraño, considerando que normalmente es la primera en llegar al entrenamiento".
Ryo sintió cómo su corazón se hundía aún más. Murmuró un agradecimiento apresurado y continuó su búsqueda, dejando a Kugisaki mirándolo con una mezcla de confusión y preocupación.
Más adelante, se encontró con Itadori, quien estaba saliendo del comedor con un sándwich a medio comer en la mano.
"Itadori", llamó Ryo, acercándose rápidamente. "¿Has visto a Maki?"
Itadori negó con la cabeza, tragando un bocado de su sándwich. "Lo siento, Ryo. No la he visto desde ayer. ¿Todo está bien?"
Ryo no respondió, ya alejándose con pasos apresurados. La preocupación se estaba convirtiendo rápidamente en pánico. Maki nunca desaparecía así, sin decir nada a nadie. Algo estaba mal, podía sentirlo en sus huesos.
Finalmente, sus pasos lo llevaron al patio de la escuela. El cielo estaba nublado, reflejando su estado de ánimo, y una brisa fría agitaba las hojas de los árboles cercanos. Ryo se detuvo, su respiración agitada, y miró sus brazos, ahora libres de tatuajes pero marcados por finas cicatrices.
Pasó sus dedos por la piel lisa, recordando la determinación que había sentido esa mañana al quitarse los tatuajes. Había sido un acto de liberación, un intento de dejar atrás su pasado. Pero ahora, con Maki desaparecida, se sentía más vulnerable que nunca.
"¡Ryo!"
La voz urgente de Ranta cortó a través de sus pensamientos. Ryo se giró para ver a su hermano corriendo hacia él, su rostro normalmente sereno ahora una máscara de preocupación.
"Ranta", dijo Ryo, la ansiedad en su voz palpable. "¿Qué pasa? ¿Has visto a Maki?"
Ranta negó con la cabeza, jadeando ligeramente por la carrera. "No, pero eso no es todo. Los Zenin... han solicitado una audiencia contigo".
Ryo sintió como si le hubieran arrojado un balde de agua fría. Los Zenin, el clan que lo había rechazado, que había hecho la vida de Maki un infierno... ¿qué podrían querer con él ahora?
"Algo malo traman", gruñó Ryo, sus puños apretándose a sus costados. "Esto no puede ser una coincidencia. Maki desaparece y de repente los Zenin quieren hablar conmigo".
Ranta asintió, su expresión grave. "Tenemos que ir. Ahora".
Sin perder un segundo más, los hermanos se dirigieron a la estación más cercana. El viaje en el tren bala fue una tortura para Ryo. Cada segundo que pasaba era un segundo en el que Maki podría estar en peligro. Su mente no dejaba de crear escenarios cada vez más terribles, cada uno peor que el anterior.
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Jujutsu Kaisen: El Dragón Azul
FanfictionRyo Mitaka, un joven exlíder de una pandilla notoria, es forzado a dejar atrás su vida de delincuente y unirse a la Escuela de hechizeros enTokio bajo la tutela del poderoso hechicero Satoru Gojo. Con un historial marcado por violencia, tráfico de d...