11. Consecuencias

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La mañana llegó con el insistente sonido del despertador, arrancando a Ryo Mitaka de un sueño que ya no recordaba. Con un gruñido, se incorporó en la cama, pasándose una mano por el cabello despeinado.

"Genial", murmuró para sí mismo, recordando su compromiso con Nobara. "Un día entero de tortura comercial. Justo lo que necesitaba".

Se vistió con su habitual despreocupación, optando por una camiseta negra que resaltaba sus tatuajes y unos jeans desgastados. Antes de salir, le dedicó una mirada al Sr. Miau, que dormitaba plácidamente en su cojín.

"No destruyas nada mientras no estoy, ¿entendido?", le dijo al gato, que simplemente bostezó en respuesta.

Nobara ya lo esperaba en la entrada principal, vestida de manera casual pero elegante. Su expresión era una mezcla de anticipación y ligera irritación.

"Llegas tarde", comentó secamente.

Ryo se encogió de hombros. "La puntualidad nunca ha sido mi fuerte. ¿Nos vamos?"

El centro comercial estaba lleno de gente, para disgusto de Ryo. Nobara, sin embargo, parecía en su elemento, guiándolo de tienda en tienda con determinación.

"¿Es realmente necesario probarte cada prenda en la tienda?", se quejó Ryo después de la quinta tienda consecutiva.

Nobara lo miró con exasperación. "Si no quieres estar aquí, puedes irte".

"Nah", respondió Ryo, reclinándose en la silla fuera del probador. "Prometí un día de compras, y un Mitaka siempre cumple su palabra. Bueno, la mayoría de las veces".

A medida que avanzaba el día, Ryo notó que Nobara parecía más relajada en su presencia. De vez en cuando, captaba su mirada y notaba un brillo en sus ojos que no sabía cómo interpretar.

Durante un descanso en la cafetería, Nobara lo miró pensativa. "Oye, Ryo", comenzó, su tono inusualmente serio. "¿Alguna vez has pensado en... ya sabes, salir con alguien?"

Ryo casi se atraganta con su refresco. "¿Qué? ¿A qué viene eso?"

Nobara se encogió de hombros, tratando de parecer casual. "Solo curiosidad. Pareces el tipo de chico que prefiere estar solo".

"Y lo soy", respondió Ryo, recuperando su compostura. "Las relaciones son complicadas. Prefiero mantener las cosas simples".

"Hm", murmuró Nobara, y Ryo no pudo descifrar si parecía decepcionada o aliviada.

Cuando el sol comenzaba a ponerse, Nobara sugirió ir al cine para terminar el día. Ryo, demasiado cansado para protestar, aceptó sin mucho entusiasmo.

La película era una comedia romántica típica, el tipo de cosa que normalmente haría que Ryo pusiera los ojos en blanco cada dos minutos. Sin embargo, se encontró más consciente de la presencia de Nobara a su lado que de la trama en sí.

En un momento dado, sus manos se rozaron accidentalmente al alcanzar las palomitas. Ryo sintió una extraña chispa de electricidad ante el contacto, algo que lo desconcertó momentáneamente.

"Lo siento", murmuró Nobara, retirando su mano rápidamente.

"No pasa nada", respondió Ryo, tratando de sonar despreocupado.

El cielo nocturno de Tokio brillaba con un mosaico de luces de neón y estrellas distantes mientras Ryo y Nobara salían del cine. El aire fresco de la noche era un alivio bienvenido después de horas en el centro comercial climatizado y la sala de cine. Ryo estiró los brazos sobre su cabeza, sintiendo sus músculos tensos relajarse.

"Bueno", dijo, su tono mezclando sarcasmo y un toque de diversión genuina, "eso fue... sorprendentemente no terrible".

Nobara rodó los ojos, pero una pequeña sonrisa tiraba de las comisuras de sus labios. "Vaya, Mitaka. No sabía que tenías estándares tan altos para el entretenimiento".

Jujutsu Kaisen: El Dragón Azul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora