Capítulo 1: Retorno a las Tablas

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Kathryn Hahn observaba por la ventana del tren cómo el paisaje cambiaba lentamente, las grandes avenidas y rascacielos de Los Ángeles habían quedado atrás, dando paso a colinas verdes y la línea azul del océano a lo lejos; hacía mucho que no había experimentado este tipo de calma, y por primera vez en años, sentía que podía respirar.

Tras meses de rodajes y alfombras rojas, había decidido tomarse un descanso de la vida ajetreada de Hollywood; la idea de regresar a sus raíces en el teatro la había emocionado más de lo que esperaba, ser parte de una pequeña producción en un teatro local, en una ciudad costera como Port Orford, Oregón que apenas conocía, le parecía el respiro que necesitaba para reconectarse con lo que la llevó a actuar en primer lugar: El amor puro por las historias.

El tren redujo la velocidad al acercarse a la estación de Orford. Al bajarse con su equipage, el aire salado del mar le acarició el rostro, y una sonrisa involuntaria apareció en sus labios. El teatro, un edificio de ladrillos rojos con un cartel desgastado que anunciaba "Próximamente: Hamlet", estaba a solo unas cuadras de distancia.

—Bueno, aquí vamos —murmuró Kathryn para sí misma, echándose la maleta al hombro y caminando hacia su nuevo destino.

Mientras tanto, en el pequeño y acogedor vestíbulo del teatro, Joe Locke, un joven de mirada inquieta, hojeaba distraídamente su libreto de Hamlet. Había pasado semanas preparándose para la audición, repasando sus líneas una y otra vez. Sabía que esta era su oportunidad de destacar, aunque fuera en un teatro local pequeño.

Joe, de apenas veinte años, había pasado la mayor parte de su vida soñando con escapar, lo habia logrado, desde que hace dos años viajo del gris Londres a esta pequeña ciudad costera, para perseguir sus sueños. Su pasión por la actuación lo había llevado a presentarse a cuanto casting local se hacía, y aunque había conseguido algunos papeles menores, sentía que siempre había algo que lo retenía. Esta vez quería demostrar su verdadero potencial.

La puerta del teatro se abrió con un chirrido, y cuando Joe levantó la vista, desde unas de las butacas del teatro, ahi estaba la aclamada Katheryn Hanh. La actriz que había visto tantas veces en pantalla, esa que siempre tenía una chispa especial, estaba allí, en persona, a unos metros de él. Por un momento, no supo qué hacer, ni qué decir.

—¿Este es el teatro Municipal? —preguntó Kathryn, rompiendo el silencio, haciendo eco en el teatro, con su típica sonrisa amable pero curiosa.

Joe, aún sorprendido, asintió rápidamente y se levantó torpemente de su asiento, dirigiendose hacia ella.

—Sí, lo es... ¡Quiero decir, bienvenida! Soy Joe, Joe Locke—Extendió la mano, y Kathryn se la estrechó con una calidez que lo sorprendió.

—Mucho gusto, Joe. Kathryn, aunque creo que ya lo sabes —dijo riendo suavemente. Miró alrededor—. Me emociona trabajar aquí. Me han contado que la comunidad de actores es pequeña pero talentosa.

Joe, todavía nervioso pero deseoso de hacer una buena impresión, intentó relajarse.

—Sí, bueno, no somos Hollywood, pero damos lo mejor de nosotros—

Kathryn lo miró con atención, detectando la ambición oculta bajo la humildad de sus palabras.

—Eso es todo lo que importa —respondió ella—. Estoy segura de que será una gran producción. Y quién sabe, tal vez algo más—

Mientras Kathryn recorría el teatro, familiarizándose con el escenario y las luces, Joe no podía evitar sentir que algo importante estaba a punto de suceder. Una oportunidad,algoo, Algo más grande que cualquiera de ellos dos o de el mismo.

y es asi como algo inicia sin un saber.

Ecos de HamletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora