Capítulo 3: Conversaciones bajo la luna

33 4 0
                                    

La brisa nocturna los recibió con un susurro suave, mientras caminaban juntos por la calle adoquinada que rodeaba el teatro. El aire fresco se sentía renovador después de horas bajo las luces del escenario. Las estrellas brillaban sobre ellos, y el sonido lejano de las olas rompiendo en la costa les ofrecía una serenata tranquila.

-Esto es exactamente lo que necesitaba -dijo Kathryn, estirando los brazos hacia el cielo mientras caminaban-A veces estar dentro del teatro, me sofoca de emociones pero aquí fuera... siento que puedo respirar -Joe, a su lado, asintió.

Había algo mágico en esa noche, el peso de la presión de Hamlet se desvanecía momentáneamente con cada paso que daban, sin el teatro de por medio, solo eran dos personas compartiendo un momento.

-¿Te pasa mucho? -preguntó Joe, rompiendo el silencio-Lo de sentirte atrapada entre tanto trabajo, quiero decir-

Kathryn sonrió con un toque de cansancio en su mirada. No era la primera vez que le preguntaban eso, pero Joe lo hacía con una curiosidad genuina que la hizo abrirse más de lo que esperaba.

-Más de lo que me gusta admitir -confesó, mirando el cielo estrellado por un momento antes de girar hacia él-La gente siempre ve lo que está en la pantalla, el producto final, pero, no lo que sucede detrás... a veces te pierdes en el caos de ser alguien que todo el mundo espera ver de cierta manera y de ahí viene mi necesidad de escapar, tal vez por eso estoy aquí, en este pequeño teatro y esta pequeña ciudad-

Joe la escuchaba atentamente. Era raro ver a alguien de la talla de Kathryn hablando tan honestamente sobre las dificultades de su carrera. Para él, siempre había sido una inspiración, alguien que había logrado todo lo que él deseaba. Pero ahora, verla como una persona más, vulnerable y sincera, le hacía admirarla aún más.

-Supongo que siempre pensé que una vez llegas a Hollywood, todo se resuelve -dijo Joe con una risa tímida-Que cuando estás ahí, ya no tienes que preocuparte por las dudas o por el miedo-

Kathryn sonrió, negando con la cabeza.

-Oh, Joe, el miedo nunca desaparece, solo cambia de forma, al principio, es miedo a no conseguir lo que sueñas y luego, cuando lo consigues, es miedo a perderlo, pero siempre hay miedo. -Hizo una pausa, buscando sus palabras- Creo que lo más importante es aprender a vivir con él, sin que te consuma-

Joe la miró con atención, procesando sus palabras.

-Supongo que es como con Hamlet -dijo finalmente -Es como si todos sus miedos lo estuvieran devorando por dentro, y él solo trata de mantener el control-

Kathryn lo miró con una mezcla de sorpresa y orgullo. Joe tenía una forma de conectar lo personal con lo profesional de una manera que pocos actores jóvenes lograban. Había algo en su profundidad, en cómo analizaba las emociones de un personaje, que lo hacía especial.

-Exactamente, y ahí es donde vas a encontrar la verdad en tu actuación, No tienes que fingir no tener miedo, porque Hamlet lo tien, pero lo importante es cómo lo enfrentas-

Siguieron caminando, en silencio por unos momentos, disfrutando de la compañía del otro y de la tranquilidad de la noche. Había algo íntimo en esa calma compartida, una conexión que iba más allá de las palabras. Parecía que podían hablar de todo, pero también disfrutar del silencio sin que fuera incómodo.

-¿Y tú? -preguntó Kathryn, rompiendo la quietud-¿Qué te trajo hasta aquí? No parece que Port Orford, Oregón sea el destino de alguien con tus ambiciones -Joe se encogió de hombros, mirando hacia el mar a lo lejos.

-No lo sé... supongo que siempre he sentido que este lugar era un punto de partida, no un destino final, era elpunto medio entre Londres y un sueño, He soñado con irme, con hacer algo grande, pero nunca he tenido claro el cómo, Actuar siempre ha sido lo único que me ha hecho sentir que podría ser alguien y luego apareció esta oportunidad de Hamlet y pensé: "¿Por qué no? Tal vez esto sea lo que me lleve a algo más."-

Kathryn lo escuchaba atentamente, asintiendo de vez en cuando. Entendía perfectamente ese deseo de querer salir, de querer ser algo más.

-A veces necesitamos empezar por los lugares pequeños para encontrar nuestro camino -dijo suavemente- Yo comencé en teatros como este, y aquí estoy, de vuelta, Es curioso cómo la vida da vueltas-

Joe sonrió, admirando la sinceridad en su voz. Se dio cuenta de que, aunque había una diferencia de edad y experiencia, compartían una misma pasiónsi bien kate buscaba esa paz en lo que amaba, joe pensaba en esa paz que su sueño traeria.

-Creo que tienes razón y aunque quiero seguir avanzando, por primera vez en mucho tiempo siento que aquí es exactamente donde debería estar ahora mismo-

Kathryn lo miró con una sonrisa cálida.

-Me alegra escucharlo, porque tú tienes algo especial, Joe, solo es cuestión de tiempo antes de que todo encaje-

Joe se sonrojó ligeramente, no acostumbrado a recibir cumplidos de alguien que admiraba tanto. Sin embargo, no pudo evitar sentir una calidez en el pecho, un confort que venía de saber que Kathryn lo veía más allá del papel que interpretaba.

-Gracias. De verdad-

Kathryn asintió, sabiendo que no hacía falta decir más. Sus pasos los llevaron hasta un pequeño parque frente al mar, donde se sentaron en un banco de madera desgastado. El sonido de las olas y el cielo estrellado creaban un ambiente casi irreal, como si el mundo fuera solo para ellos dos en ese momento.

-¿Sabes? -dijo Kathryn, rompiendo el silencio- A veces pienso que las mejores conversaciones no suceden en las grandes reuniones ni en los eventos importantes, sino en momentos como este, cuando el mundo parece detenerse por un segundo y solo estás ahí, hablando, sin ningún plan ni prisa-

Joe sonrió, sintiendo que ella había capturado exactamente lo que él estaba pensando.

-Tienes razón. Estos son los momentos que más recordaré-

Se miraron por un momento, ambos compartiendo esa comprensión silenciosa de que estaban construyendo algo más que una simple relación de trabajo. Era una amistad que iba creciendo de forma natural, basada en el respeto mutuo y la honestidad.

La noche se fue profundizando, pero ninguno de los dos tenía prisa por volver. Sabían que estas conversaciones, bajo las estrellas y junto al mar, eran las que cimentarían la base de una conexión que, sin saberlo aún, estaba destinada a ser algo más grande.

Ecos de HamletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora