El día del estreno de Hamlet había llegado, y el teatro era un torbellino de actividad desde el amanecer. Técnicos de luces corrían de un lado a otro, ajustando las posiciones de los focos, asegurándose de que cada ángulo estuviera perfectamente iluminado para los momentos clave. Los del equipo de sonido ajustaban micrófonos y probaban los parlantes para asegurarse de que las voces resonaran en cada rincón de la sala. El ambiente estaba cargado de tensión, pero también de una excitación palpable.
Los vestuaristas y maquilladores, entre susurros y risas nerviosas, terminaban de afinar los trajes y los detalles de los actores, ajustando las capas, los trajes de época y confirmando que todo estuviera en su lugar. Las pelucas y accesorios de cada uno de los personajes esperaban en sus camerinos, listos para ser parte de la magia que esa noche se desataría sobre el escenario.
En su camerino, Kate estaba sola, inmersa en una calma superficial. Se miraba al espejo, ojeando su libreto por última vez, aunque sabía cada línea de memoria. Había recorrido este texto una y otra vez, buscando la perfección en cada palabra, en cada movimiento. Respiró hondo, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a surgir, y en ese momento tocó la puerta.
Un leve nerviosismo la atravesó. ¿Sería Joe? Había esperado que él viniera, tal vez con algunas palabras de aliento o incluso para desearle suerte. No habían hablado mucho desde el incidente con las fotos y la extraña tensión que se había asentado entre ellos. Sin embargo, una parte de ella estaba segura de que él aparecería, y casi estaba a punto de rechazar la interrupción cuando la puerta se abrió.
Owen apareció con un ramo de lirios blancos y peonías de un rosa fuerte. Kate se quedó atónita por un momento. Nunca había imaginado que Owen recordaría aquellos pequeños detalles que ella solía mencionar, como las flores que tanto le gustaban. Aunque decepcionada de no ver a Joe, Kate ofreció su mejor sonrisa mientras se acercaba a Owen.
— No puedo creer que te hayas acordado —dijo Kate con dulzura, mientras tomaba el ramo de flores y lo abrazaba. Le dio un beso en la mejilla, agradecida.
Owen sonrió de vuelta, un gesto amplio y orgulloso — ¿Cómo podría olvidarlo? — dijo, casi con una pequeña risa en su voz — Hoy es un día importante para ti, Kate, y quiero que sepas lo mucho que significa para mí estar aquí, apoyándote. Estas flores representan un nuevo comienzo, para nosotros, y también para todo lo que viene después de Hamlet. Estoy tan feliz por ti —
Mientras hablaba, Kate le devolvía la mirada con esos "ojitos brillosos", como solía hacer cuando escuchaba a alguien disculparse o tratar de ganar su favor. Pero en su mente, todo era tan simple como una actuación. Estaba allí, sonriendo, pero su mente estaba en otro lugar, en alguien más. En Joe. Aún así, asentía y escuchaba a Owen con una sonrisa tranquila.
De repente, alguien más tocó la puerta.
Kate dio un paso hacia la puerta, pensando que tal vez esta vez sí sería Joe, pero Owen se adelantó, abriendo él mismo. Y allí estaba Joe, parado en la entrada con el rostro tenso, claramente sorprendido de ver a Owen en su camerino.
— Joe — dijo Kate, tratando de sonreír, pero el ambiente se había vuelto incómodo en un instante.
Joe la miró, esperando algún tipo de explicación. Owen, con su habitual tono despreocupado, fue el primero en hablar.
—Hey, chico —dijo Owen— Siento lo de la otra vez. No fue mi intención hablarte de esa manera. Ya sabes, cuando amas a una mujer, a veces te vuelves un poco loco, lo siento enserio—
Joe lo miró, sin dejarse impresionar. Mantuvo su mirada fija en Kate, aunque sus palabras iban dirigidas a Owen.
—No te preocupes. Te entiendo— dijo Joe, casi con desdén, aunque sonrió brevemente. Sus palabras eran un corte afilado— ¿Sabes, Owen?, Kate realmente te merece, con todo el amor y cariño que puedas darle—
Hubo un silencio incómodo mientras Joe terminaba su frase, cargada de sarcasmo y desdén oculto. Sabía que esas palabras eran una forma de recordarle a Kate lo que había pasado entre ellos y lo poco que le importaba lo que ella hubiera decidido. Sin decir nada más, Joe se dio la vuelta y salió del camerino.
Kate, desconcertada, observó cómo se iba, sabiendo que Joe estaba mintiendo. Sabía que esas palabras eran una manera de sacarle en cara todo lo que había ocurrido. Y sabía que él no estaba bien con la situación. Pero antes de que pudiera procesar lo sucedido, Owen la interrumpió.
— ¿Estás bien? — preguntó, mirándola con una sonrisa confiada — ¿Estás emocionada por esta noche?
Kate asintió, tratando de enfocarse en lo que tenía por delante.—¡Si! Owen, Estoy bien, ya sabes son solo...... nervios antes del estreno—
Owen le sonrió y la abrazó nuevamente. —¡ERES LA MEJOR KATE!, se que estarás increíble en el escenario, como siempre lo has sido. ¡Te amo¡, nos vemos esta noche, te dejo por que creo que te necesitan abajo—
Kate asintió, le devolvió el abrazo y, con una sonrisa forzada, lo despidió. Cuando Owen salió del camerino, todo lo que ella quería era un momento de silencio, de claridad.
Mientras tanto, en su propio camerino, Joe se había encerrado, mirando su reflejo en el espejo. Las emociones hervían dentro de él, una mezcla de frustración, ira y una sensación de pérdida que lo carcomía. Se miró, furioso con Kate, furioso con Owen, pero sobre todo furioso consigo mismo.
—¿Qué mierda, Kate? —murmuró enojado— Ese patán... ese idiota no te merece—
Intentó sacudirse el malestar, pero la rabia seguía ahí. Sin embargo, había un estreno que atender, y Joe no podía permitirse estar distraído. Respiró hondo, se alisó el traje y salió de su camerino, decidido a hacer el último ensayo lo mejor posible.
El ensayo final antes del gran estreno fue intenso. Cada actor estaba concentrado, pero también nervioso. Las luces estaban perfectas, el sonido en su punto, los trajes listos y ajustados para el gran momento. Kate, profesional como siempre, dio lo mejor de sí en cada línea, en cada movimiento. Pero algo en ella no estaba bien, y aunque lo ocultaba con maestría, Joe podía notarlo.
Cuando el ensayo terminó, el teatro quedó en silencio. Solo faltaba el estreno esa misma noche, y la tensión en el aire era palpable. Cada actor se retiró a sus camerinos para prepararse, pero Joe y Kate sabían que esta noche sería diferente, no solo por el espectáculo, sino por todo lo que había quedado sin resolver entre ellos.
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Ecos de Hamlet
FanficEn una pequeña ciudad costera, Kathryn es una talentosa actriz que ha decidido tomarse un descanso de Hollywood para redescubrir su pasión por la actuación en el teatro local. Joe, un joven aspirante a actor, sueña con salir de su pueblo y hacer una...