Capítulo 1 ~ Reconocer la Lucha

35 12 3
                                    

A veces, la batalla más dura que libramos es la que ocurre dentro de nosotros mismos.

A veces, las batallas más difíciles no son las que enfrentamos afuera, sino las que libramos dentro de nosotros mismos. Puede que al despertar cada día ya sientas esa sensación de peso, como si el simple hecho de existir fuera una lucha constante. Y es que convivir con un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) es algo que rara vez otros ven, pero que tú sientes en cada momento: en la comida, en el reflejo del espejo, en las comparaciones silenciosas con los demás.

Si te sientes identificado/a con esto, quiero que hagas una pausa y te des cuenta de algo importante: tu lucha es real. Es una lucha válida, y no es un signo de debilidad. Lo que estás atravesando no es un capricho ni algo que debas ignorar. Reconocer que estás viviendo una batalla es el primer y más crucial paso hacia la sanación.

Es normal que, en medio de todo esto, te hayas acostumbrado a guardar lo que sientes para ti mismo/a, pensando que los demás no lo entenderían, o que no es tan importante. Quizás incluso te has dicho que "no es para tanto", que "otras personas lo tienen peor". Pero quiero que te detengas un momento aquí. No necesitas minimizar lo que sientes ni compararte con nadie más. Lo que estás pasando merece ser escuchado, mereces ser escuchado/a.

Todos tenemos una lucha, y la tuya, aunque invisible para otros, es completamente real. No se trata de ser fuerte todo el tiempo, de aparentar que todo está bien cuando dentro sientes que te desmoronas. Se trata de reconocer que, por mucho tiempo, has estado en una batalla constante contigo mismo/a, y que eso te ha agotado. Está bien admitir que estás cansado/a.

Has estado tratando de controlar la situación, de mantener todo bajo control, porque de alguna manera, eso te da una sensación de seguridad. Tal vez has usado la comida o tu relación con el cuerpo como una forma de manejar lo que sientes. Pero esa lucha, esa constante necesidad de control, puede hacer que te sientas atrapado/a. Es como si estuvieras en una guerra interna de la que no puedes escapar, y eso, sin duda, es agotador.

Pero aquí quiero que te detengas y respires. No tienes que estar en guerra contigo mismo/a. No tienes que seguir peleando con tu mente y con tu cuerpo. El primer paso hacia la sanación es reconocer la lucha, sin juzgarte por ella. Es importante que comiences a ver lo que has estado viviendo con más compasión. Tal vez no te has permitido sentir eso aún, pero quiero invitarte a que lo intentes. A que empieces a hablarte con más amabilidad, porque no eres tu enemigo/a.

Entiendo que puede resultar difícil dejar de pelear contigo mismo/a, pero reconocer lo que estás sintiendo sin juzgarte es un acto de valentía. El problema no se resuelve negándolo ni minimizándolo, sino aceptando que está ahí. Y eso, aunque parezca sencillo, es un gran paso hacia la sanación. Cuando reconoces que has estado en esta batalla, te permites abrir una puerta hacia algo diferente. Empiezas a construir un espacio para ti, para tus emociones y para tu proceso de recuperación.

Quizás pienses que sanar significa arreglar todo de inmediato, que para sentirte mejor debes cambiarlo todo. Pero la verdad es que la sanación no es perfección. Sanar no significa ser perfecto/a, sino aprender a ser amable contigo mismo/a. Significa permitirte sentir, reconocer tus emociones, aceptar que a veces habrá días oscuros, pero que eso no te hace menos valioso/a.

El camino hacia la sanación no es recto ni fácil, pero lo más importante es que cada pequeño paso cuenta. Incluso el simple hecho de leer estas palabras, de hacer una pausa para reflexionar sobre tu lucha, ya es un avance. Reconocer la lucha es el primer paso hacia la paz interna. Y eso es lo que te invito a hacer hoy: reconocer que estás aquí, que has estado batallando, pero que no necesitas seguir en guerra.

Este libro es tu espacio para explorar estas emociones sin prisa, sin expectativas. Aquí no hay exigencias de cambiarlo todo de golpe, ni de tener todas las respuestas ahora mismo. Solo te invito a dar el primer paso: reconocer lo que estás viviendo, y comenzar a observarlo con más compasión y menos juicio.

Ahora, te invito a realizar un pequeño ejercicio. No te preocupes por hacerlo perfecto. Es solo una manera de empezar a conectar contigo, de manera suave, sin presiones.

---

Ejercicio: Reflexión Personal

¿Cómo he estado luchando?

Tómate unos minutos para escribir sobre lo siguiente: (puedes escribirlo acá o en un papel en físico, como te sientas más cómodo/a.

1. Reconocimiento: ¿Cómo ha sido tu relación contigo mismo/a últimamente? 
   ¿De qué maneras sientes que has estado luchando? No hay respuestas correctas ni incorrectas. Solo deja que tus pensamientos fluyan.

2. Validación: ¿Has minimizado tu dolor o tus emociones? 
   Escribe una o dos frases donde reconozcas que lo que sientes es válido y real.

3. Amabilidad: Si pudieras decirte algo amable ahora mismo, ¿qué sería? 
   No tiene que ser algo grande, puede ser tan simple como: "Está bien sentirme así" o "Estoy haciendo lo mejor que puedo".

---

Recuerda que no se trata de avanzar a toda velocidad. Se trata de dar pequeños pasos. Hoy, has dado uno muy importante al reconocer tu lucha. Y con cada paso que des, estarás más cerca de reencontrarte contigo mismo/a desde un lugar de paz.

Rompiendo el Ciclo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora