Muerde

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Fue como si estuviera pasando a cámara lenta.

Deku me miraba con los ojos llenos de lágrimas y culpa, como si creyera que derrotarme serviría de algo.

Sus látigos me atraparon primero las manos, luego el cuello y me ahogaron, pero no solté la barra.

No se muy bien que hicieron los demás, que pasó por la cabeza de Hawks o qué hizo Aizawa, solo sé que salí volando y choqué contra una de las paredes.

Oí gritos, mucho movimiento e incluso olí algo parecido al caramelo, pero no pude procesarlo, solo como mis huesos crujían más que molidos

¿Acaso pretendía dejarme inválida?

Mi cuerpo no respondió de inmediato así que me escurrí e intenté respirar

Me dolía todo, me dolía todo joder... Y lloraba, no podía parar de llorar

No tenía energía para hacerme más preguntas, para intentar saber el porqué de su actitud y la verdad es que ya estaba harta. Así que apreté la barra y me levanté

No fue difícil localizarlo, liándose a golpes con Bakugo en la tarima

—¡¿Se puede saber que haces?!— le gritaba tomándolo de la camiseta

Intenté apuntar aunque me tambaleaba y sentí que todo se volvía un poco negro, pero logré lanzar la barra y supe que le había dado porque todos me miraron.

Inmediatamente la gente se apartó para dejarme paso, de forma silenciosa e incluso con miedo. Por supuesto, esto se había descontrolado, claro que debían tener miedo

Porque casi no podía caminar, pero avanzaba hacía él como si matarlo fuera lo último que debía hacer antes de desmayarme

Subí a la tarima y aunque yo sabía que estaba herida, solo sentía odio. Y así llegué a su altura, arranqué la barra de su pierna y se la estampé en el rostro con el doble de su masa.

Todos oímos como crujió su mandíbula y fue un sonido tan desagradable que hasta Bakugo se quedó helado, mirándome con esos ojos sangre mientras aún lo sostenía de la camisa

—Yo también se jugar sucio— susurré no se ni como y me abalancé apartando a Bakugo, aunque en verdad no se que hice

No se porque no escuchaba nada, porqué no veía demasiadas cosas... Era como si estuviera cegada por la rabia

Pero sus ojos verdes me miraron y se abrieron, Bakugo me empujó pero dejé de sentir su presión y su látigo negro volvió a cerrarse en mi cuello

No me importó, tampoco hablé, solo apreté sus brazos con tanta fuerza que me dolieron los dedos, notando como cada vez se retorcía más porque le estaba multiplicando su gravedad tan rápido como él me estaba ahogando

—No tenemos porqué hacer esto— susurró somo pudo

—Yo no soy débil— dije sin ser muy consciente, pero él se movió y me lanzó hacia atrás con un smash.

No se muy bien que hice, cómo me levanté, cómo Bakugo ya no estaba en la tarima, porqué olía todo a caramelo, solo sé que estaba otra vez encima de él añadiendo más y más peso.

Ni me asusté cuando vi como le salía sangre de la nariz por la presiónº

Hasta que noté que algo me quemó

No fue Deku pero me golpeó como un balde de agua fría cuando volví a oírlo todo de golpe. Me asusté

Y entre la bruma morada pude ver como todo el mundo estaba pegado al suelo, todos menos la mano de Mina que se retorcía de una forma inhumana; esa mano descolorida por el uso de tanto ácido...

Una nueva etapaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora