16.- La parte buena de esto es...

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"Y es que ser invisible duele más que ser odiada".



[...]


La multitud es una nube densa de murmullos. Estoy ahí, pero es como si flotara por encima de todos, ajena a cada mirada y a cada susurro. El festival escolar siempre había sido uno de esos eventos que mis compañeros esperaban con ansias; para mí, sin embargo, es solo otro lugar donde ser ignorada es parte del paisaje.

—¿Puedes hacerlo? —me preguntan.

No sé ni quién es la chica que me está hablando. Su cabello se mueve de un lado a otro con ansiedad, y sus labios tiemblan al pedirme que la reemplace. Ella, la estrella de la apertura, la idol que todos esperaban. Solo hubo un mal paso, un tropiezo, y su oportunidad se desvaneció. Ahora, soy yo quien debe subir al escenario.

—No sé la canción... —respondo, mi voz ahogada por el ruido. Pero nadie escucha. Nunca escuchan.

El mundo parece conspirar a veces para lanzarme al fuego. Y aquí estoy, al borde de la fogata, a punto de quemarme. Subo al escenario, sin un plan, sin una letra en la cabeza. No hay tiempo para recordar alguna canción ni memorizar lo que me dijeron que debía cantar.

La música comienza, y en ese instante, mis pensamientos se pierden, pero mis emociones salen a flote. Es extraño cómo funciona el corazón, cómo puede latir con tanta fuerza en los momentos más equivocados. Y entonces, como si fuera algo natural, como si siempre hubiera estado en mí, empiezo a cantar. No la canción que debía. Empiezo a cantar "The Good Part".

 Empiezo a cantar "The Good Part"

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Ah, ah, uno, dos, tres, cuatro... —Mi voz vacila, pero las notas comienzan a tomar forma.

—¿He hecho lo mejor que he podido aquí?
¿Estaré aquí el año que viene?
¿Serán estos mis mejores años hasta ahora?

Estaba esperando con ansias
Ser importante, pero
Todavía no soy importante...

Siento la vulnerabilidad en cada palabra. No estoy cantando para ellos, estoy cantando para mí. Me pierdo en el ritmo, como si cada verso pudiera borrar un poco del dolor que llevo dentro.

—Si pusieras esta escena en una pantalla de cine,
¿Se llama final feliz?
Si el trabajo me lleva adonde se supone que debo estar,
¿Sabré entonces que lo he logrado?

Es muy difícil...
¿Podemos pasar a la parte buena?

Cierro los ojos, dejándome llevar por la música, el eco de mis sentimientos reverberando en el aire. Cuando los abro, lo veo a él. Aki, el hijo de Futarou y Yotsuba, me está mirando. Hay algo en sus ojos, una especie de desconcierto que me incomoda y al mismo tiempo me alivia. Al menos, alguien está viendo lo que realmente estoy diciendo.

AikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora