|12| Respira profundo

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Lo que hacía de Jennie una compañera verdaderamente única era su seriedad y su inteligencia; una combinación que iba más allá de lo que la sociedad esperaba de ella. Lastimosamente vi a muchos alfas desinteresados por esa parte de ella que para mí la yacia especial.

Su pasión por no conformarse con lo que la jerarquía le ofrecía, su deseo por una justicia más amplia, siempre la distinguieron. Era consciente de que ser una princesa no la hacía la mayor víctima del sistema, ni tampoco había experimentado las privaciones que sufrían otros omegas menos afortunados. Sin embargo, su preocupación iba más allá de su propio bienestar; desde siempre, Jennie había buscado construir un mundo más justo, no solo para ella, sino para todos aquellos que estaban atrapados en el mismo sistema opresivo. Y ahora, finalmente, tenía una oportunidad de hacerlo, aunque no de la manera que alguna vez imaginó.

Ser reina consorte la frustraba, lo noté. No podía evitar sentirse atrapada en un papel que no le permitía ser el símbolo de lucha que había anhelado ser desde niña. Su recién adquirido poder venía acompañado de cadenas invisibles, atadas a la corona, y ahora que había sido marcada para alcanzar el trono, sentía que sus posibilidades de verdadera revolución se desvanecían. Yo la entiendo perfectamente. Por eso estoy decidida a mostrarle que puede haber otras formas de alcanzar sus metas, formas más sutiles, sin desafiar directamente el orden imperial.

No puedo negar que esta decisión de embarcarnos en este viaje surgió en parte por mi negativa a dejar que pase su celo encerrada en un castillo lleno de cortesanos que no la entienden, que no pueden comunicarse con ella como es debido. Y tampoco soportaba la idea de que estuviera rodeada de personas que, francamente, me resultan insoportables ahora mismo. En el carruaje o en el barco, al menos tengo el control total de cada persona y lugar. El espacio es limitado, y puedo intervenir si alguien se atreve a incomodarla. Aunque sea simplemente picando los ojos de quien se lo merezca.

Tailandia siempre me dio una extraña sensación de fortaleza. Aquí, sentía que podía manipular las masas a mi antojo. Pero nunca lo hice por ambición personal. Siempre me limité a ser la figura seria y centrada que mi pueblo necesitaba para superar la crisis económica que vino tras ser absorbidos por el imperio. Cumplí todas las condiciones que el emperador impuso cuando tomé la corona, sin desviarme ni un milímetro de su riguroso mandato.

Cuando mi vínculo con Jennie comenzó a formarse, creí ingenuamente que mi vida no cambiaría de manera radical. Supuse que ella se ocuparía de sus propios asuntos, apartada del bullicio de la sociedad a la que tanto desprecia. Pero estaba equivocada. No sé en qué momento nuestra relación comenzó a transformarse, ni cuál fue el detonante exacto.

Quizás todo cambió el día en que me ofrecí a reclamarla sin conocer realmente su opinión. O cuando ella, con voz tranquila, dijo que me agradecía que las cosas hubieran sucedido de esa manera. O, tal vez, fue el día en que la marqué. Ese momento... ni siquiera podría describirlo con palabras. Después, compartimos días enteros, sin separarnos ni un instante, en aquel barco. Dormimos, reímos, nos fundimos en una rutina silenciosa pero profundamente conectada. Algo había cambiado entre nosotras.

Y anoche, sin lugar a dudas, fue el punto de inflexión.

Todavía tengo grabado el cansancio físico que sentí tras la ceremonia. Estaba mareada, exhausta, como si mi cuerpo hubiese sido drenado por completo después de tantas conversaciones inútiles con nobles vacíos. "Felicitaciones por su omega, Majestad", dijo uno de los duques, el representante de Jihyo. Un alfa con una sonrisa demasiado grande para alguien que apenas podía mantenerse en pie debido al alcohol. "Tendrá una noche exquisita, ¿no es así?"

Apenas hubo risas. La mayoría de los invitados ya se había retirado, dispersos por los pasillos vacíos. Mi furia se desató de manera tan repentina que me dejó sin aliento. ¿Cómo se atrevía a referirse a mi omega de esa manera, como si no fuera más que un objeto, una pieza más de entretenimiento sexual?

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