|13| Un cambio no siempre es positivo

217 37 0
                                    

La relación entre la reina Pranpriya y su omega era un tema reciente que captaba la atención de muchos. Los nobles japoneses veían el caso de la Familia Kim como una pérdida irreparable para el imperio, pero cuando una de los siete grandes reyes bajo el manto del emperador extendió su mano, nadie se atrevió a cuestionar las decisiones del emperador al permitirles unirse tan apresuradamente.

La palabra del emperador era un decreto inapelable. No había fallo en sus veredictos, siempre fundamentados en su autoridad absoluta. Sin embargo, esto no excusaba a la pareja de ser el centro de rumores maliciosos, chismes infundados y críticas arrogantes. El palacio, epicentro del poder, era también un nido de serpientes donde todos se regocijaban en sus propios discursos de aliento y admiración, inclinándose solo para ocultar sus largas lenguas de la mirada imperial.

Durante la ausencia de Lisa y Jennie, que duró casi un mes, los que seguían con interés su reciente unión alimentaron la curiosidad de quienes aún no lo hacían. Algunos se preguntaban si su lazo era lo suficientemente fuerte para crear algo nuevo entre ellas; otros, más escépticos, creían que sus mundos eventualmente colisionarían, sucumbiendo ante la incompatibilidad.

Minho, el mayor detractor del matrimonio Manoban-Kim, no perdió la oportunidad de avivar los fuegos de la discordia. En bandeja de plata, ofrecía anécdotas de Lisa, describiéndola como una alfa rígida y desinteresada que inevitablemente destrozaría el frágil autoestima de una omega al borde de la muerte, como Jennie. Para él, y para quienes lo escuchaban, Jennie era una omega ajena al sistema palaciego, inocente y manipulada por una alfa que había conquistado su confianza mediante artimañas.

Obsesionado con la muerte del rey Kim, Minho investigó más de lo que cualquiera se atrevía a hacer, buscando una razón exacta que justificara su teoría. Sin embargo, a veces, solo hace falta creer que el universo conspira en tu contra: que el clima, las condiciones del camino y las personas se alinean de forma trágica, desatando eventos que afectan a innumerables vidas.

Resentido por haber sido ignorado por el emperador tras reclamar un acuerdo roto, Minho orquestó una campaña para difundir la historia de la familia Kim: una pareja noble y feliz, ensombrecida por la tragedia de una muerte, y una alfa que se aprovechaba de la situación para marcar a la única hija, convirtiéndose en la nueva líder de dos poderosos reinos.

Jihyo observó todo, paso a paso. En cada junta, cena o reunión diplomática, el nombre de Lisa surgía con creciente frecuencia. Podría haberse desentendido, considerando que la reina de Tailandia era una figura conocida y admirada, pero junto a su nombre venía inevitablemente el rostro de la omega que había tomado bajo su protección.

La historia de Lisa aprovechándose de Jennie (la misma Jennie que Jihyo había guiado en su búsqueda por alcanzar la cima) no lograba perturbarla. No porque conociera a Lisa, ni porque entendiera del todo a Jennie, sino porque había algo en los rumores de Minho que resonaba con los nobles más poderosos: Jennie como víctima, pero no de la manera convencional.

Los nobles del imperio, lejos de ser un bloque homogéneo de moralidad y buenas conductas, habitaban el palacio como piezas de un juego donde todos eran usados y buscaban usar a otros. Desesperados por probar su valía, estos hombres y mujeres que se arrastraban por los pasillos con sonrisas serviles no eran más que perros rabiosos ante la idea de una omega sangrando en las manos de un alfa impune. Mientras hablaban de Lisa y la demonizaban, veían en ella su propio reflejo: una figura poderosa, capaz de infligir daño sin rendir cuentas.

Les fascinaba. Disfrutaban cada palabra mordaz que Minho lanzaba sobre Lisa y Jennie, deleitándose en la idea de una historia plagada de tragedia, manipulación y poder desmedido.

...

Lejos de regresar al palacio, Lisa y Jennie disfrutaron de su estadía en el barco desde Tailandia hasta Corea como una joven pareja en medio de un cortejo atrasado. Diez días en los que la cercanía que compartían se estableció como una necesidad imperiosa para vivir con tranquilidad.

PalacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora