Sentimientos en pintura

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Pareja: Imperio Ruso x Imperio Alemán

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El arte ha estado presente desde siglos inmemorables. Los humanos han representado muchas cosas en base a unos dibujos, primero fueron los primitivos y sus pinturas rupestres, luego todo fue escalando a niveles inimaginables, creando formas de representar algo en un solo cuadro, piedra, o cualquier otro material que se les ocurra.

Después de crear el arte, viene el siguiente paso que es observar. Detallas cada cosa con cuidado, maravillándote con las técnicas, los colores, la composición. Dando diferentes sensaciones y creando un vínculo con querella representación gráfica de "algo".

Para Zarist, el concepto de "observar" no aplicaba para él, al menos no de la manera que todo mundo lo hace. Han pasado siglos desde que fue creado, desde que la primera pincelada dio forma a su cuerpo y su existencia. Ha visto incontables lugares y mucha gente lo ha visto, sin embargo eso quizás quedó en el pasado.

A pesar de ser una pintura con muchos siglos de antigüedad, no llama la suficiente atención de los que "aprecian" el arte. Probablemente porque no fue creado de alguien exactamente famoso, o simplemente porque el arte medieval de un hombre ruso tocando la gittern debajo de un árbol con un bello castillo detrás, no era competencia para esos cuadros a gran escala del arte moderno.

A veces algunas personas venían a observarlo, tomaban una foto y se iban, otras le echaban una rápida mirada y seguían su camino de la manera más normal. Su existencia se basa en ver como la gente se amontonaba frente a otras pinturas, mientras que él quedaba solo.

Aquello entristecía a la pintura, derramando lágrimas que no eran notadas por nadie. La jornada de ese museo había terminado dando paso a la oscuridad. A veces simplemente deseaba algo más, quizá que lo aprecien como antes solían hacerlo, aun si solo es una persona, quería sentirse tan especial como la persona que lo pinto.

Al día siguiente todo parecía normal, las personas iban y venían. Alguien se detuvo frente a él, Zarist no le tomó demasiada importancia pues se iría en unos momentos. Sin embargo no fue así; aquel hombre se quedó más tiempo del que alguna vez pensó, esto le generó curiosidad así que también lo observo.

Era un hombre joven, sus colores eran negro, blanco y rojo. Se veía que era alto y tenía un lindo lunar debajo del ojo. Era lindo de admirar, no recuerda con exactitud cual fue la última vez que detallo a alguien de esa manera.

Aquel hombre lo veía con intriga la cual poco a poco se fue tornando a una mirada fascinada. Sintió un pequeño vuelco dentro de sí, ya había olvidado lo que se sentía ser admirado con tanto detalle. Aquel hombre se quedó más tiempo observando la pintura, luego simplemente se fue.

El ruso pensó que quizá era sería la última vez que lo vería, a pesar de que se había quedado un buen rato. Aquel hombre solo se había quedado viéndolo, no tomo foto de él, ni se tomó una foto de si mismo con la pintura al fondo. Hoy en día era extraño el solo ver el arte, por lo general siempre la captan con esas cámaras. Al menos pudo recobrar algo de ánimo el cual guardaría para el día siguiente.

Nuevamente rechazado, suspiro con pesadez tocando algunas notas con su gittern, era su propio mundo con la única finalidad de ser observado por aquellos otras personas fuera del lienzo. Sintió su corazón dar un vuelco cuando lo vio, el mismo hombre de ayer había venido a verlo otra vez.

Había algo que atraía a esa persona de aquella pintura, quizá eran las pinceladas, quizá era el detalle en el castillo, quizá era al bello hombre que lo protagonizaba. No lo sabía, pero quería verlo, le generaba cierta tranquilidad el observarle, sintiendo como si ese hombre le devolviera la mirada.

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