Pareja: Third Reich x URSS
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URSS nunca había besado a alguien. Desde muy pequeño su crianza fue estricta, el contacto físico era demasiado nulo, incluso siendo un adulto un abrazo resultaba ser demasiado íntimo para él.
La gente a su al rededor tenía siempre la misma impresión: demasiado serio y calculador, igual de frío a sus tierras. Lejos de la realidad solo fue un niño que nunca se le permitió recibir el cariño de alguien.
Justo en esos momentos se hallaba en reunión junto a su líder y dos alemanes; uno de ellos era la representación del país en ese momento, su uniforme totalmente negro, su gorra la había dejado sobre el perchero por cordialidad, dejando ver unos cuernos no lo suficientemente grandes para ser molestos, pero tampoco tan pequeños como para no dejarse ver. El hombre alemán fumaba un habano de forma tranquila mientras sus líderes charlaban acerca de los beneficios del tratado.
URSS por su parte ni siquiera ponía atención, tenía cierto poder si, podía mandar a sus hombres e imponer respeto, pero no podía dar la orden de invadir o crear tratados si así se le daba la gana (y vaya que no se le daba).
- Entonces es un trato - Habló Stalin estrechando la mano con Adolf. Third levantó una ceja sin inmutarse a mirar a alguien ahí presente, que mierda, ahora le tocaba ir a torturar a gente que ni siquiera tenía la culpa de todo lo que estaba pasando - Pueden quedarse aquí, el invierno podría matarlos al no estar acostumbrados
- Saldremos mañana en ese caso.
- ¡Evgenia! ¡Prepara las habitaciones!
URSS suspiro con pesadez, detestaba las visitas de gente desconocida para él. Solo ha recibido visitas de UK, Francia y USA con sus respectivos líderes, por lo cual sus habilidades sociales son casi nulas.
UK le resulta odiosamente anarquista, hablándole acerca de que si todos las representaciones de los países se unieran acabarían con sus líderes. Casi no lo llevaban a las reuniones pues era... bastante rebelde, no negaba para nada las raíces escocesas.
Francia solía hablar de con cuantas mujeres se acostaba a diario, un mujeriego de primera pero en la mayoría de casos resulta ser agradable. Aunque últimamente suele hablar demasiado de un camarada hispano.
USA solía invitarlo a jugar ajedrez y por lo general acepta, la mayoría de gente pensaría que es igual de narcisista a su líder pero todo lo contrario, el estadounidense era serio cuando se trataba de asuntos importantes, en otros casos era más relajado pero no tanto para llegar a ser odioso.
El hombre frente a él se le hacía despreocupado por lo que pasa a su al rededor, esta bastante seguro que era de los que caminaban por el campo minado en medio de un cruce de balas, sus ojos parecían tan indiferentes a las muertes que se avecinaban. Todo muy lejos de la realidad, solo había aprendido a ocultar su melancolía y tristeza por toda esa situación.
A ambos se les dio la opción de irse por ahí, URSS no vivía en ese lugar, tenía su propia cabaña a las afueras de Moscú, pero tenia que quedarse ahí por cuestiones que ni siquiera entiende.
- ¡Papá! ¿Ya nos podemos ir a casa?
- Te he dicho mil veces que no me digas Papá, no soy tu papá, los tipos como nosotros no tenemos familia
El pequeño borro su sonrisa tan pronto como el hombre gigante le dijo aquello, ya sabía eso de antemano. Rusia es el nombre de ese niño, ha estado bajo cuidado de URSS desde que apareció en el mismísimo centro de Moscú, cuando aprecian se daba a entender que en un futuro ocuparían su lugar en el mundo. No era algo que le preocupara, no es como si pudiese morir, incluso el mismísimo Imperio Ruso está en alguna montaña disfrutando de su libertad, suertudo.
