— ¿Fonilifo-... qué? — preguntaba el azabache de piel acaramelada a su compañero de tragos.
— Fonili no, telefonofilia. — repetía Georg.
— ¿Qué mierda es eso? — preguntaba Gustav con el ceño fruncido.
— La gente me llama para tener sexo telefónico. — exclamaba el castaño encogiéndose de hombros. — Les gusta la charla sucia por teléfono.
— ¿¡Qué!? — Gustav estaba horrorizado.
— Eso Gustav, es una línea erótica.
Trabajo para una empresa que se encarga de eso. Cobro todos los viernes y el dinero se basa en cuantas llamadas entran a mi línea y por cuánto tiempo. — Georg tomaba otro trago bajo la mirada asqueada del rubio. — Es dinero fácil y salgo intacto físicamente.Bill lo escuchaba atento sin decir una palabra.
— Es asqueroso, ¿solo hablas con mujeres de todas las edades?
— Si, también hombres. — respondía.
— ¡Ay, que asco! — decía descaradamente.
— Los hombres son más necesitados que las mujeres, pero creeme que también llaman bastante.
— ¿Cuánto dinero sacas? — preguntaba finalmente Bill.
— Entre 20.000 y 60.000 euros. — respondía. — Ni es la gran cosa, pero si logras tener bastantes llamados y tiempo de conexión, haces una diferencia.
— Eso es estúpido. — decía Gustav.
— Es dinero fácil. — respondía Georg sin sentirse ni un poco ofendido. — Ya tengo un trabajo y los estudios me están consumiendo, el dinero no me está alcanzando. Tenerlo como un trabajo S.O.S cuando careces de tiempo, es genial.
Bill había quedado con la boca abierta, pese a que el ayudaba a sus padres en la pequeña librería, necesitaba más dinero para mudarse a la ciudad, mantener sus estudios y tener su propio lugar.
Tenía un segundo trabajo en la cafetería de enfrente del estudio de fotografía, pero aún no llegaba a ahorrar lo suficiente para independizarse, y el viaje costaba bastante, necesitaba mudarse al centro.
— ¿Cómo haces para entrar? — preguntaba finalmente.
— ¿Estás loco? — decía su amigo.
— Gustav, Necesito dinero. Ya tengo dos trabajos y necesito una entrada extra para mudarme al centro. — respondía bebiendo su cerveza y pidiendo otra.
— Puedes venir conmigo y mi hermana. Te lo dije millones de veces. — respondía ofendido.
— Ah, ah, no, no. — respondió al instante. — Tu hermana tiene cierta obsesión conmigo. No me sentiría cómodo viviendo con ella.
— Eres el único que no desea follarsela. — decía Gustav divertido.
— No es mi tipo. — comentaba Bill.
— Porque no tiene nada que le cuelgue entre las piernas. — respondía Georg entre risas.
— Touché. — decía el azabache.
— Es asqueroso, ¿que tal si te llama un viejo? — preguntó.
Bill se encogía de hombros: — Pensaré en los 60.000 euros que podré obtener al finalizar la semana. — decía divertido chocando palmas con Georg.
— Son unos imbéciles. — decía el rubio riendo ladino y negando.
— En fin, ¿cómo tengo que hacer? — repetía.
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𝙡𝙞́𝙣𝙚𝙖 𝙚𝙨𝙘𝙖𝙧𝙡𝙖𝙩𝙖 ↧✰࿚
FanfictionÚnica regla a cumplir, no encontrarse con él cliente en persona. La línea erótica solo se basaba en sexo telefónico, nada de encuentros privados.