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Bill se había negado a ser cargado otra vez hasta a la habitación. Sus huesos eran pesados, no quería sentir que podía llegar a dañar a Tom por eso.

Así que sin soltar la boca del otro se dejaba guiar a la habitación principal de este. Las expertas manos del mayor lo despojaban de su playera y hacía lo mismo con la suya.
Inmediatamente lo jalaba hacia su cuerpo escuchando un leve gemido que Bill soltaba por sentirse piel a piel.

Las manos del universitario fueron de sus hombros y descendiendo con caricias suaves por sus pectorales hasta acariciar suavemente con la yema de sus dedos aquella suave y blanquecina piel en su abdomen.

Tom lo miraba fija y atentamente, Bill mordía su labio mientras observaba su cuerpo y se lo comía con los ojos. Era tan ardiente, una mira lasciva y consumidora. Rápidamente subía sus manos a la nuca de Bill para tirar suavemente del cabello en esa zona y así obtener atención.

— Aah... — un suave gemido se le escapaba sin permiso ante el tirón que Tom le daba.

— Me gusta como me miras. — susurraba y sin esperar respuesta mordisqueaba el mentón del menor para descender hacia el cuello.

Besaba y chupaba arrimándose a la cama, Bill por instinto iba a arrojarse en esta, pero Tom lo atrapaba de la cintura y negaba. Lo giraba junto con él y el que se sentaba era el empresario. Bill lo observaba con sus pupilas dilatadas y un aire de confusión en su rostro. Las manos del mayor se encargaban de quitarle el pantalón y bóxer de una tirada.

Bill ansioso comenzaba a manosear su propia erección ante la anticipación de recibir un oral, pero al momento en el que se estaba acercando con cierta lentitud los ojos negros de Tom se encontraban con los suyos y una sonrisa tiraba de sus labios. Una tan sensual que golpeaba directo en la zona sur del más joven. Tom mordía su labio al verlo tocarse de esa forma tan cerca de él, se le hacía agua la boca, pero tomaba sus caderas y lo giraba.

— ¿¡Qué car-...!? — sentía como Tom separaba sus glúteos para dar una lamida en toda su entrada. — Joder...

Bill perdía el aire y Tom sonreía triunfador, la mano del joven se había aferrado al antebrazo ajeno para no caer. Sus piernas habían tambaleado un poco.

— No vayas a caerte. — soltaba Tom.

— No, no lo haré. — respondía con sus sentidos nublados.

Otra lamida, seguía rápidamente por una mordida en cada glúteo de aquel trasero bien trabajado que se cargaba y Tom lo atraía más a su rostro. Ahora podía sentir como entre lamidas y chupones la lengua de este se metía por su anillo muscular para comenzar a dilatarlo.

— Oh, dios. — se encontraba agarrando con fuerza las manos de Tom que posaban sobre su cadera. — Joder, tu lengua...

— Resiste. — exclamaba tomando un leve suspiro y volvía a follar a Bill con esta mientras estaba de pie con piernas tembleques.

Tom continuó un tiempo tortuoso follando con su lengua la estrecha entrada del universitario hasta que se lamía dos de sus dedos y los metía con cierta facilidad al estar dilatado y resbaladizo.

— Joder. — Bill apretaba sus ojos con fuerza al sentir poco ardor y placer.

Tom besaba parte de su trasero con dulzura mientras comenzaba a hacer tijera de forma suave y luego inspeccionaba apenas unos segundos y encontraba el punto dulce que hacía a Bill apenas fallar y casi caer.

"¡Dios!"

— No, Tom. — soltaba ronco y mordía de nuevo su culo y lo follaba sin piedad con dos de sus dedos para seguir estirandolo.

𝙡𝙞́𝙣𝙚𝙖 𝙚𝙨𝙘𝙖𝙧𝙡𝙖𝙩𝙖 ↧✰࿚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora