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Su respiración era pesada, sus ojos estaban cerrados y aquel audio se repetía una y otra y otra vez.

'Estás en el perfíl del lobo, tengo suficiente tiempo para sexo telefónico'.

Un par de jalones más a su falso endurecido y Tom llegaba al orgasmo soltando su escencia en hilos blanquecinos que bañaban su mano y parte de su ropa interior.

— Perdedor. — susurraba para si mismo mientras intentaba calmar su pulso.

Se maldecía por no haber podido mantener aquella llamada telefónica, pero le había gustado, si que le había encantado. El chico del otro lado debía de ser verdaderamente atractivo para poseer aquella voz tan grave y masculina.

Tom se moría por ver el rostro del dueño de aquel timbre tan erótico y sensual. No sería la última vez que llamaría, estaba seguro de que volvería a hacerlo, pero no sabía cuando. Había guardado en su teléfono el perfil del lobo.

Volvería a contactarlo a él.

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El azabache estaba dentro de la cabina intentando parecer no afectado respecto a su primer llamada.

— Bill. — Jaco daba una palmada fuerte en su hombro derecho. — ¿Cómo se sintió? duró bastante para ser el primero.

Bill intentaba sonreír, se sentía algo avergonzado.

— ¿Suelen ser más cortos que eso?

— Sí, ya sabes. El operador se pone nervioso, el cliente lo nota y cuelga. — decía su supervisor. — Por eso muy pocos escogen hablar con los operadores nuevos, pero se ve que tú voz es especial. — daba un codazo al azabache.

— Solo fue un llamado. — replicaba un Bill más relajado.

— Con dos más esperando para hablar contigo, ¿alguna duda que pueda resolver antes de derivarte las llamadas?

Sí, si había una duda pero no sabía si era correcto preguntar.

— Tengo una. — contestó. Jaco asentía esperando a resolver su inquietud. — ¿Tú tienes forma de ver los números de los clientes que llaman? — Jaco abría sus ojos y levantaba sus cejas.

— Bill, sin información privada de operador a cliente. — replicó.

— Su, pero yo soy el que te pide la información.

— ¿Te enamoraste en el primer llamado? — soltaba burlón.

— No es eso. Simplemente quería saber si te figuraban. — se sentía un idiota.

Jaco reía despreocupado: — Tranquilo, a muchos les sucede. — agregaba. — Puedo ver los números, pero tengo prohibido dárselos. Así que olvídalo, no es seguro y la señora Franz vela por su seguridad.

Un puchero de frustración se había presente en el rostro simétrico de Bill. Jaco lo encontraba adorable.

— Prepárate. — ordenaba con una palmada en la espalda. — Te pasaré la segunda llamada, ¡suerte! — gritaba tras él para salir y dejar a Bill en su mundo.

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Las cuatro horas transcurrieron y Bill supo desenvolverse, aunque estaba seguro de que la última llamada era un señor cincuentón que le había provoca un escalofrío de asco.

Al igual que Georg, se relajaba y pensaba en el dinero, tomaba su teléfono y salía último del lugar, el resto de los operadores le habían dado una bienvenida divertida, aunque había aclarado que solo estaría dos veces a la semana.

— La señora Franz se va a sorprender con tu buen tiempo de conexión. Creeme que todos los clientes de esta noche volverán a contactarte. — dijo Jaco.

𝙡𝙞́𝙣𝙚𝙖 𝙚𝙨𝙘𝙖𝙧𝙡𝙖𝙩𝙖 ↧✰࿚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora