Capítulo 2

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Jaemin estaba sentado en el banco fuera de la casa, navegando por Internet, cuando escuchó el helicóptero. Levantó la mirada de su tablet y vio un helicóptero desconocido aterrizar en su jardín delantero, ¿Podría ser...?

Compartiendo claramente sus pensamientos, sus hermanos salieron de la casa con la emoción en sus rostros. El tío Yixing los siguió, pero su humor no podía ser más diferente: su expresión era pétrea, sus ojos duros y sombríos.

Jaemin apenas se contuvo de poner los ojos en blanco. El tío al menos podría haber fingido estar complacido de que su sobrino estuviera vivo.

Se abrió la puerta del helicóptero.

Jaemin observó con curiosidad cómo un hombre de cabello oscuro saltaba al suelo. Vestía un uniforme militar azul y los brazaletes indicaban su rango de coronel. Era alto, de hombros anchos y bien musculoso pero no demasiado fornido, su cuerpo rezumaba fuerza y gracia.

El hombre se volvió hacia ellos.

Jaemin se mordió el interior de la mejilla, mirándolo con incertidumbre. Sus recuerdos de su hermano eran, en el mejor de los casos, confusos. Recordó que Jen había sido guapo y aún era guapo, pero algo en su rostro sorprendió a Jaemin. No recordaba que su hermano fuera así de... llamativo. Había algo cautivador en las ásperas líneas de las cejas, los pómulos altos y la mandíbula cincelada de Jen. Pero, de nuevo, Jen tenía solo dieciséis años cuando Jaemin lo vio por última vez, y aún no había crecido completamente en sus rasgos. Era muy posible que su apariencia hubiera cambiado y mejorado con la madurez física, o tal vez los recuerdos de su yo de cinco años eran demasiado poco fiables. De cualquier manera, Jen era sorprendentemente guapo ahora.

—¿Jen? —dijo Chenle, dando un paso adelante, como de costumbre, fue el más valiente de ello o el más curioso.

Los ojos cafés de Jen se posaron en Chenle y luego, sonrió.

—¿Chenle? —Jen dijo, mirando a Chenle con algo parecido a asombro —Mírate, has crecido.

Jaemin frunció el ceño, tratando de descifrar la molesta sensación que apareció en sus entrañas. Algo en las palabras de Jen parecía fuera de lugar, pero no podía señalarlo del todo.

Chenle no parecía compartir sus reservas. Sonrió y se arrojó sobre el alfa, abrazándolo con fuerza.

—¡Estás realmente vivo!

Después de un momento, Jen le devolvió el abrazo, antes de soltar a Chenle y volverse hacia Ten.

—Y tú debes ser el pequeño Ten.

—Ya no tan pequeño —dijo Ten con una sonrisa incómoda.

Era más reservado así que no fue a abrazarlo y Jen fue quien lo hizo, abrazándolo una vez con fuerza antes de soltarlo.

Sus ojos oscuros finalmente se dirigieron a Jaemin.

Una emoción no identificable parpadeó en ellos antes de que Jen sonriera de nuevo.

—Jae —dijo, su voz tranquila y baja.

Y de repente la visión de Jaemin se volvió un poco borrosa.

Este era su hermano, su hermano mayor a quien adoraba cuando era niño. Él estaba vivo, él estaba de regreso.

Con su tablet cayendo sobre el banco, Jaemin se puso de pie. Lo siguiente que supo fue que estaba caminando hacia su hermano y luego los brazos de Jen lo rodearon, la cara de Jaemin presionando contra el cuello de Jen.

Se sentía como volver a casa. Hasta ahora, Jaemin no habría afirmado recordar a qué olía Jen, pero mientras respiraba su fresco y masculino aroma, sintió curiosamente como si se hubiera estado perdiendo de esto toda su vida. Jen olía tan bien, tan maravilloso que lo hacía curvar los dedos del pie. Jaemin se sintió tan seguro en sus brazos. Tan bien.

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