Capítulo 10

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Era el peor celo de la vida de Jaemin.

Recordó haberse sentido un poco superior y contento de no ser un omega Dainiri cuando vio en qué desastre se convertía Chenle durante sus celos, pero ahora "superior" no era el adjetivo que habría elegido para describirse a sí mismo. Él era miserable.

Insatisfecho, hambriento de algo que no estaba allí.

No sabía por qué era mucho peor esta vez.

No importa cuántos dedos se metiera en sí mismo, no era suficiente, quería una polla. Quería una polla real dentro de él, quería un fuerte alfa gruñendo encima de él, tomándolo, anudándolo y llenándolo con su semilla.

Quería a Jen.

Jaemin gimió, metiendo un dedo anular en su agujero y tratando de desterrar el pensamiento.

No funcionó.

Fueron los ilegibles ojos cafés de Jen los que vio en su mente mientras se apretaba los dedos. Se imaginaba agarrando los anchos hombros de Jen mientras Jen lo jodía fuerte y rápido.

Jaemin se retorció, tratando de joderse más rápido con los dedos, pero ya le dolía la muñeca después de horas de esta tortura. Probablemente hubiera sido más fácil si hubiera tenido un consolador, pero debido a su bajo libido nunca se había molestado con los juguetes que omegas sin pareja usaba durante sus celos, y estaba demasiado avergonzado para pedir prestado uno a Chenle o Ten.

Además, tenía la sensación de que un juguete no sería suficiente de todos modos. No importa cuántas veces se viniera, realmente no satisfacía la sensación de hambre en su interior. En algún nivel primitivo y profundo, Jaemin sabía que solo un nudo alfa, la semilla de un alfa, lo saciaría.

Era pasada la medianoche cuando Jaemin no pudo soportarlo más.

Extendiendo la mano hacia su mesita de noche y tomó su teléfono, al encontrar el nombre de Jen, escribió un mensaje rápido.

En celo, te necesito.

Miró el mensaje con una visión borrosa y aturdida, su pulgar tembloroso se cernió sobre Enviar.

No debería, un error cometido en el calor del momento era una cosa y hacerlo a propósito, invitando ese error a su habitación... parecía demasiado enorme para contemplarlo. Era un pecado, el peor tipo de pecado, Jen era su hermano.

Con un sollozo ahogado, Jaemin dejó caer el teléfono al suelo y metió la mano debajo de la almohada para no volver a agarrarlo.

Hermano, hermano, hermano, hermano. No debería querer la polla de su hermano mayor en él, cualquiera menos la suya.

Pero a su cuerpo no le importaba, le dolía, tenía hambre. A las dos de la mañana, Jaemin estaba literalmente llorando, lágrimas de frustración corrían por sus mejillas. La peor parte era que estaba completamente consciente de todo lo que estaba pasando, no cayó en un aturdimiento por celo como lo hacían los omegas Dainiri, su mente todavía estaba clara y despierta mientras su cuerpo temblaba, dolía y quemaba por algo que no estaba allí. Era una tortura, no podía soportarlo más, no podía.

Jaemin agarró su teléfono a ciegas y envió el mensaje.

Y luego esperó, odiándose a sí mismo por ser tan débil y ceder.

Solo podía esperar que Jen no viniera (esperaba desesperadamente que lo hiciera).

El tiempo se estiró.

Quizás Jen estaba dormido, tal vez estaba haciendo algo inteligente y se mantuvo alejado.

Un suave golpe en la puerta lo dejó paralizado.

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