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Capítulo 16

Sería una mentira decir que Jaemin no se sintió aliviado al posponer la aceptación de la propuesta de Nakamoto. Él lo estaba.

Tuvo una conversación honesta con Yuta, o al menos tan honesta como podría ser dadas las circunstancias, y le dijo que no estaba seguro de que fueran adecuados y que necesitaba más tiempo.

Para su crédito, Yuta se lo tomó con gracia, o al menos fue lo suficientemente educado como para fingir que no le molestaba su indecisión. Nakamoto -o Yuta, como insistió en que Jaemin debería llamarlo- era honestamente perfecto: ridículamente guapo sin ser demasiado intimidante, seguro de sí mismo sin ser demasiado arrogante, lo suficientemente amable sin ser una presa fácil y tenía una hermosa sonrisa. Jaemin debería haberse sentido atraído por él; cualquier omega sin pareja menor de cien años parecía estarlo. Jaemin no lo estaba, lo intentó, lo intentó con todas sus fuerzas. Se quedó mirando los rasgos cincelados de Yuta, su hermosa estructura facial, y trató de hacer que su estúpido cuerpo y corazón sintieran algo.

No funcionó.

Su estúpido cuerpo permaneció frío, como si no fuera la misma persona que se convirtió en la peor clase de escoria en el momento en que percibió el olor de su hermano mayor.

Jaemin todavía lo intentó, él lo hizo.

Una semana después de la horrible conversación de "seamos hermanos" permitió que Yuta lo besara. Los labios de Yuta eran cálidos y besó con una confianza que hablaba de su experiencia y habilidad. Debería haberse sentido bien y fue... insulso, solo piel contra piel. Jaemin bien podría haber estado estrechándole la mano.

Cuando terminó el beso, Yuta lo miró con una clara pregunta en sus ojos.

Jaemin solo pudo manejar una débil sonrisa y sugerir que regresaran al salón de baile antes de que se notara su ausencia sin acompañante.

Y eso fue eso.

Cuando se reunieron con los demás invitados, lo primero que vio Jaemin fue a Chenle bailando con su duque. Su hermano le sonreía radiantemente a Jisung, sus ojos brillaban con diversión, deseo y tanto amor. Jisung le devolvió la sonrisa, sus ojos oscuros llenos de feroz afecto y calidez. Se miraban el uno al otro como si fueran las únicas personas en el salón de baile, ignorando por completo los ojos de la gente sobre ellos.

Jaemin se volvió, su pecho apretado. Aunque estaba del brazo de un alfa muy guapo, de repente se sintió más solo que nunca.

¿Era así como iba a ser su vida? Tolerando besos que no lo hacían sentir nada y poniendo una sonrisa que parecía una máscara, una máscara que estaba a punto de romperse y caer, revelando a todos que no había nada debajo de ella.

Se sentía como un muñeco vacío, falso hasta los huesos.

***

Apenas había visto a Jen durante las dos semanas transcurridas desde su conversación. Siempre parecía estar fuera de casa y volviendo a horas inusuales. En las raras ocasiones en que se veían, era durante las comidas con Chenle y Ten siempre ahí. Cada vez se sentía como la tortura más deliciosa y horrible, estaban tan cerca pero parecía como si estuvieran a océanos de distancia. Jaemin sintió que se estaba deshaciendo por las costuras, incapaz de siquiera mirarlo bajo la atenta mirada de Chenle. Chenle cumplió su palabra, evitando que estuvieran solos, Jaemin le estaba agradecido e irracionalmente resentido.

Lo extrañaba.

No solo los besos y el sexo, extrañaba mirar a Jen y ver cómo se suavizaba la expresión en sus ojos. Extrañaba su voz baja y cálida que lo envolvía como la manta más suave.