Nunca se sentía culpable cuando estaba sucediendo; la culpa llegaba mucho después.
Cada vez, Jaemin se decía a sí mismo que era la última vez. Cada vez y nunca lo fue.
Una vez que comenzaron a hacerlo parecía que no podían detenerse, Jaemin aprendió a qué sabía la polla de Jen, qué ruidos hacía cuando Jen le jodía la garganta en carne viva. Aprendió la forma del nudo de Jen mientras lo lamía debajo del escritorio, aprendió a usar su lengua para hacer que Jen se rompiera, lo tirara sobre el escritorio y lo destrozara por completo. Le encantaba hacer que Jen perdiera el control, le encantaba hacer que se estremeciera y se viniera en su interior, llenándolo con su semilla. No podía tener suficiente, una mirada a Jen y parecía perder todo el sentido común.
Solo lo deseaba a él, mucho, mucho.
Si solo fuera lujuria habría sido más fácil luchar contra ella, pero era mucho peor.
Jaemin quería estar cerca de Jen siempre, se sentía atraído por él, quería estar cerca, quería mirarlo, quería compartir el mismo aire con él. Ansiaba su cercanía incluso en situaciones en las que el sexo era imposible.
Como durante las noches de unión de la manada.
La cuestión era que, no importaba cuánto hubiera progresado su sociedad, había ciertas cosas que seguían igual. Aunque las manadas ya no existían oficialmente, todas las familias todavía tenían algunas dinámicas de manada; algunas familias se lo tomaban en serio, pero para algunas de ellas era sólo una tradición casual.
Su familia siempre había estado en algún punto intermedio. No se referían a su familia como manada pero aún tenían noches de unión de manada, cada pocos días se reunían por la noche, solo para pasar tiempo en la misma habitación, a veces viendo una película juntos, oliéndose casualmente y permitiendo que el alfa de la familia los marcará. Madre había sido bastante estricta al hacer cumplir las noches de unión; había opinado que la unión de la manada era necesaria para que la familia fuera fuerte, para que los omegas prosperaran, y no toleraba que sus hijos se saltaran algunas veces.
Jen era diferente, no hizo cumplir la unión de la manada, solo les hizo saber casualmente que estaría disponible esa noche si quisieran. Jaemin siempre quiso, había tratado de mantenerse alejado al principio, sabiendo que pasar tiempo con Jen mientras sus hermanos estaban presentes solo lo haría sentir culpable, avergonzado e insatisfecho, pero no podía mantenerse alejado.
Quería a Jen cerca, quería verlo. Mirarlo y olerlo.
Al principio había tratado de mantener su distancia con Jen durante las noches de manada, sentándose más lejos de él mientras todos veían una película juntos. Pero odiaba ver a Ten acurrucado contra el hombro de Jen, lo odiaba.
Quería tanto ser el que estaba allí que finalmente cedió en la tercera noche de la manada y tomó ese lugar, acurrucándose junto a Jen y poniendo su cabeza en su hombro.
Sintió que los músculos de Jen se endurecían, su aroma se volvía deliciosamente espeso. Los ojos cafés lo miraron por un momento, las fosas nasales de Jen dilatadas.
—No creo que sea una buena idea, Jae —murmuró, mirando hacia la puerta por la que se suponía que iban a llegar Ten y Chenle en cualquier momento.
—No me importa, —dijo Jaemin, rodeando con un brazo la cintura de Jen y sintiendo cómo sus duros músculos abdominales se flexionaban — Yo también quiero abrazos.
Jen parecía casi dolido antes de rozar sus labios contra la mejilla de Jaemin.
—Está bien.
Ten ni siquiera parpadeó cuando vio a Jaemin en su lugar habitual junto a Jen en el sofá. Se sentó en el suelo y sacó su teléfono.

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LLCT | Nomin
FanfictionEstá historia NO me pertenece, yo solo estoy haciendo una adaptación de la misma, todos los créditos a la autora. -Las edades han sido alteradas. -Algunos apellidos han sido alterados. -Mención de parejas secundarias. -Mención de incesto, leer con...