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Amen Hallelujah

Mark caminaba con su espalda totalmente recta, sus pasos lentos, pero precisos, una gran sonrisa en su rostro mientras que con su mano estiraba aquel lindo cofre de madera hacía las personas que asintieron a esa misa, todos daban sus ofrendas, algunas monedas, otros billetes y otros cuantos daban sobres con mucho dinero.
Mark se quería burlar en sus caras, pero aún le quedaba un piquito de simpatía por ellos, a veces las religiones quemaban neuronas.

Luego de las ofrendas y la oración, Mark se fue con el cofre detrás del gran telón en dónde el padre daba su misa, el canadiense dejó el cofre en la única mesa que se encontraba en la gran habitación y con cuidado se puso de rodillas, poniendo primero un pequeño cojín para no lastimarse, juntó sus manos y cerró sus ojos, digna pose para orar.

Mark escuchó como lentamente aquel hombre destapaba el cofre y empezaba a contar moneda por moneda, billete por billete y luego el ruido a su lado cesó, pero el ruido exterior aumentó, la misa había acabado y las personas se estaban despidiendo entre ellos y obviamente del padre.

Minutos después todo volvió a estar en calma, Mark mantenía sus ojos totalmente cerrados y su respiración tranquila, unos fuertes pasos se dirigieron a él y lentamente sintió como le daban la bendición.

— En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo — Mark murmuró un bajo "Amén" en respeto — Te puedes levantar, Mark —

El nombrado abrió sus ojos suavemente y se levantó sin prisa, una pequeña sonrisa adornando su rostro, su mirada viajó entre la cara del padre y luego la del hombre sentado a su costado.

— Hiciste un buen trabajo hoy ¿Johnny sacó las cuentas? — El padre hablaba mientras iba por su botella de agua y luego tomó asiento frente a Johnny quien tenía una gran sonrisa pintada en su cara.

— Así es, Padre — las grandes manos del estadounidense señalaron la mesa y Mark no pudo contener su curiosidad, aquella mesa estaba llena con montañas de billetes y monedas y un lindo sobre azul el cual tenía un nombre con una delicada caligrafía en tono rojo.

"Mark Lee"

— Mark, no puedes mirar aún — de los labios del chico salieron unas bajas disculpas, pero el padre aún lo miraba con seriedad — Vuelve a tus rodillas, recuerda que no debes ceder ante la tentación del diablo —

Mark no se quejó, no luchó, solo volvió a su posición anterior, arrodillado, manos juntas y ojos cerrados, pero ahora su rostro no estaba completamente sereno, ahora tenía una leve sonrisa y su razón no era nada más y nada menos que el lindo sobre con su nombre, se veía mucho más grande de lo normal.

Eso le emocionaba.

Pasaron unos cuantos minutos, puede que haya sido una hora, pero Mark aprendió a mantener su mente en calma cuando estaba arrodillado, así que no lo sintió eterno.

— Bendiciones, Mark — Murmuró el padre luego de haberme dado otra bendición, Mark abrió sus ojitos suavemente y observó al anciano.

— Amén, igualmente Padre — El hombre mayor le regaló una suave sonrisa y se fue del lugar dando fuertes pasos.