Dos años y cuatro meses

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Apenas es verano y ya me agobio, por suerte ya ha oscurecido, pero aun la acera esta caliente y a cada paso que doy me estoy quemando en cierta forma ya me acostumbre, el secreto es dar saltitos a cada vez que caminas, así duelen menos. 

Me voy hacia un parque infantil , donde suelo dormir; Casi nadie hay allí porque esta muy mal cuidada. 

A lo lejos lo vi los columpios, hay cuatro pero uno esta suelto y otro a punto de soltarse. Los sube y baja de madera gastada, por ultimo veo  donde yo duermo, el tubo donde jugaban los niños cuando aun el parque estaba bonito. Antes de llegar me paro en el asfalto y  miro el cielo, esta despejado y por la falta de iluminación del lugar se pueden ver muy bien las estrellas, son mi único consuelo, me recuerda a mi madre.

Alzo la mirada y lo que veo me deja boquiabierta, hay una lluvia de estrellas. Recuerdo que Emily solía pedir un deseo cada vez que veía una, ahora es mi turno.

Deseo tener un amigo. 

Rio, miro hacia abajo y pienso que es algo imposible ¿quien querria a un perro tan feo y sucio como yo?, para variar, de la calle. Luego antes de darme vuelta escucho una voz de hombre que decía.

Deseo tener un amigo.

Parece mentira, volteo rápidamente, él mantiene los ojos cerrados con fuerza, también tiene sus dos manos juntas como si fuera a rezar y muevo mi cola como rehilete, él abre sus ojos y lo miro fijamente, pego un salto y ladro de felicidad.

—Mira que tenemos aquí—dice mientras tiene una risa que calma mi pena— ¿acaso me has escuchado?

— Sí — respondo aunque se que no me entiende, se escucharía algo como Guau.

— ¿Serias mi amigo lindo perrito?

—Sí — vuelvo a responder por mas que no me entiende, pero hasta parece que lee mi mente.

— Entonces seras mi amigo—vuelve a reír pasivamente mientras pasa su mano por mi pelaje de la cabeza varias veces— Mi nombre es Roberto, y soy tu nuevo amigo.

Mis ojos parecen que saldrán de la emoción, con la velocidad que muevo mi cola tal vez ya dentro de poco vuele, si ven a un perro por los cielos, no se sorprendan porque seré yo.

Mira mi collar que aun poseo y dice.

Al parecer te llamas Toby, que bonito nombre, también tienes cara de Toby, hay gente que se llama Tomas y no tiene cara de Tomas, eso es muy extraño. Bueno Toby, es un placer conocerte.

Yo salto hacia él llegando hasta donde se encuentra su diafragma.

 Roberto no es un muchacho muy atractivo que digamos, tiene como unos veintisiete supongo yo, cabello  negro, ojos marrones y ropa sucia y gastada. Al parecer es un vagabundo que tiene una guitarra, pero eso no importa, lo único que importa es que ahora él es mi familia.

Nos quedamos sobre una banca un largo rato mas mirando las estrellas, luego, a causa del calor nos dormimos ahí mismo, el arriba de la banca y yo abajo, el viento sopla y en lo único que pienso es en ¿Como sera mi día mañana? 



Mi amigo RobertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora