Nuevo Comienzo

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Roberto y yo nos despertamos temprano, antes que el sol para poder caminar sin cansarnos mucho y con la fresca brisa de la madrugada.

En el transcurso del viaje hay un paisaje de distintas clases de casas, como bajas, altas, muy largas, muy cortas, edificios,etc. ademas los autos empiezan a salir para ir al trabajo, y las personas empiezan a transitar poco a poco por las veredas.

A los pocos minutos el Sol sale a nuestras espaldas. Caminamos lento, y el silencio se rompe cuando  Roberto pregunta.

¿Tienes hambre amiguito? 

Yo lo miro y luego le ladro.

Entonces vamos por unas empanadas.

Doblamos en una esquina y vamos en dirección de un comedor, Roberto no hace mas que tatarear una canción.  Me pregunto ¿que habrá en su mochila?

Ya dentro del local noto que es muy pequeño, desde afuera ya se podía percibir el olor de las empanadas recién hechas. Roberto aplaude un par de veces al rato sale una señora petiza y dice:

— ¿Que desea joven? — mientras se limpia las manos con el delantal que lleva puesto.

— Deme cuatro empanadas por favor — responde Roberto, mientras de su bolsillo quita su billetera.

— ¿De Carne, de pollo, de palmito o de jamón y queso?

Roberto piensa un rato.

— Deme todo de carne.

La señora se va hacia adentro de de la puerta por donde salio y no pasa ni un minuto hasta que vuelve. 

— Aquí tiene — da a Roberto una bolsa con las cuatro empanadas que había pedido.

Roberto agarra la bolsa y responde:

— ¿cuanto le debo?

— esta a mil quinientos cada una. Osea, seis mil guaraníes.

Roberto quita de si billetera el dinero y se lo pasa.

— Vuelvan cuando quieran— dice la señora con una sonrisa, dejando ver las pequeñas arrugas de sus ojos.

— Así sera — Roberto también le devuelve una sonrisa.

Ahora hace mucho mas calor que hace rato. 

Caminamos hacia una vereda y nos sentamos un rato a comer las empanadas.

Dos para ti y dos para mi — dice Roberto.

Roberto come despacio, sin embargo yo simplemente me las trago casi sin masticar.

Nos ponemos de pie al cabo de una media hora y volvemos a caminamos, el piso vuelve a arder mucho, el sol esta exactamente arriba de nuestras cabezas. ¡Como quema!

Son las tres de la tarde— exclama Roberto con asombro— a este paso llegaremos muy tarde.

Me pregunto a donde vamos...

Apresuramos el paso pero igual llegamos a el lugar recién a las seis de la tarde.

El lugar esta lleno de lapidas. Es un cementerio.

Mi amigo RobertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora