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Jungkook se detuvo frente a la puerta de su habitación, el corazón le estaba latiendo con fuerza en su pecho. Había pasado tanto tiempo desde que todo había cambiado, desde que la vida de Yuna se había entrelazado con la suya de una manera que nunca había anticipado. Con un profundo suspiro, giró el pomo y abrió la puerta.
La luz tenue del cuarto iluminó la figura de Hana, que yacía en la cama, envuelta en las sábanas. Su cabello oscuro caía desordenadamente sobre la almohada, y su rostro reflejaba una paz que Jungkook no había visto en mucho tiempo. La imagen le trajo recuerdos de noches pasadas, de risas compartidas y de promesas susurradas en la oscuridad.
-Cuando despiertes, estaré listo, mi querida Yuna -murmuró Jungkook, aunque sabía que no era ella quien estaba allí. La confusión de sus sentimientos lo abrumaba; Hana era un recordatorio constante de lo que había perdido y de lo que aún anhelaba.
Dos años atrás,en aquel pequeño club nocturno donde todo había comenzado, Jungkook había estado decidido a rescatar a Yuna de las garras de su madre y de la vida que le había impuesto. Recordaba cómo se sentía al ver las lágrimas en sus ojos, cómo su corazón se rompía al escucharla hablar de su madre, Lisa. La mafia, el peligro, todo parecía un laberinto del que no podían escapar.-No tengas miedo -le había dicho Taehyung, apretando su mano con fuerza-. Confía en nosotros, ¿sí?
Yuna había asentido, pero el miedo siempre había estado presente. Jungkook había prometido sacarla de allí, y aunque lo habían logrado, las cicatrices del pasado aún permanecían.
Mientras observaba a Hana dormida, recordó las noches en las que él y Yuna habían estado juntos, explorando sus sentimientos y sus deseos. Ella había sido su salvación, su luz en medio de la oscuridad. Pero ahora, esa luz parecía apagada.
Se acercó lentamente a la cama, sintiendo una mezcla de ternura y dolor. Hana se movió ligeramente, sus labios curvándose en una pequeña sonrisa mientras soñaba. En ese instante, Jungkook sintió un impulso abrumador de protegerla, de asegurarse de que nunca volviera a sufrir.
-Hana -susurró, inclinándose hacia ella-. Despierta.
Los ojos de Hana se abrieron lentamente, y al encontrarse con su mirada, una chispa de reconocimiento iluminó su rostro.
-Jungkook... -dijo con voz suave, aún adormilada.
-Hola -respondió él, sonriendo a pesar del peso que llevaba en el corazón-. ¿Cómo te sientes?
Hana se incorporó un poco en la cama, mirándolo con curiosidad. Había algo en su mirada que le recordaba a la Yuna de antes; una mezcla de vulnerabilidad y fuerza que lo atraía irremediablemente.
-Me siento bien... ¿y tú? -preguntó ella.
Jungkook dudó por un momento. Las palabras que quería decir parecían atrapadas en su garganta. En lugar de eso, se acercó un poco más y tomó su mano..
-He estado pensando mucho... sobre todo lo que ha pasado -dijo finalmente-. No quiero que te sientas sola.
Hana miró hacia abajo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Jungkook sintió una punzada de ansiedad; sabía que el pasado siempre estaba presente, acechando como una sombra.
-No estoy sola... -dijo finalmente-. Te tengo a ti.
Un silencio lleno de significado llenó la habitación mientras Jungkook absorbía sus palabras. En ese instante, supo que debía ser fuerte no solo por él mismo, sino también por Hana o debería de empezar a llamar la Yuna a. Las decisiones del pasado habían llevado a este momento, y debía encontrar el camino correcto hacia adelante.
-Prometo que estaré aquí para ti -dijo Jungkook con determinación-. Siempre.
Hana sonrió tímidamente, y por un breve momento, el peso del mundo pareció aligerarse. Pero en el fondo de su mente, Jungkook sabía que el verdadero desafío apenas comenzaba. Las sombras del pasado no se desvanecerían fácilmente; sin embargo, estaba dispuesto a luchar por la luz.
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𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐂𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐞ú𝐥
RomanceLa historia sigue a Hana, una joven monja que ha pasado toda su vida en un convento, rodeada de la paz y la rutina de su hogar. A sus dieciocho años, la madre superiora decide que es hora de que Hana explore el mundo exterior. A lo largo de la histo...