La Noche Tranquila

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La mansión brillaba bajo la luz de la luna, y el sonido de las risas resonaba en el aire. Rose y Hana llegaron a la entrada, cansadas pero emocionadas por el día que habían tenido. Al abrir la puerta, el calor del hogar las envolvió.

-¿Por qué tardaron tanto? -preguntó Jungkook, levantando la vista del teléfono.

-Rose insistió en comprarme ropa y me hizo caminar todo el centro comercial -respondió Hana, mirando a Rose con una mezcla de diversión y resignación.

-¡Me emocioné mucho! -dijo Rose, riendo mientras mostraba las bolsas de compras.

-¿Todo eso es de Hana? -preguntó la nana, sonriendo al ver las coloridas bolsas.

-Sí -dijo Rose, llena de entusiasmo-. ¡No podía dejarla ir sin un nuevo guardarropa!

-Hana, me pongo en tu lugar -dijo Jimin con una sonrisa comprensiva-. Sé lo que es estar de compras con Rose.

Taehyung soltó una risa suave, asintiendo en acuerdo.

-Tengo hambre -dijo Hana, sintiendo que su estómago rugía en protesta.

-La cena estará lista dentro de poco -anunció la nana-. Ve a darte un baño.

-Sí, mientras tú te bañas, yo te organizo la ropa -ofreció Rose, guiñándole un ojo.

Hana subió las escaleras, sintiendo una ligera mareo. Justo cuando pensó que podría ser solo cansancio, un fuerte dolor de cabeza le hizo perder el equilibrio. Cerró los ojos, preparándose para el impacto, pero en lugar de eso se encontró con el rostro preocupado de Jungkook.

-¿Estás bien? -preguntó él, inclinándose hacia ella.

-Sí, solo tuve un leve dolor de cabeza -respondió Hana, sintiéndose un poco nerviosa por la cercanía.

-Será mejor que la lleves al baño para que no se dé ningún golpe -sugirió la nana con una sonrisa maternal.

-Sí, apoyo esa idea -añadió Rose rápidamente.

Sin dudarlo, Jungkook la tomó en brazos y comenzó a subir las escaleras bajo las miradas divertidas de los chicos y la nana. Al llegar al cuarto de Hana, entró al baño y la colocó con cuidado sobre el inodoro.

-Gracias -dijo Hana con timidez, evitando su mirada.

-¿Por qué? -le preguntó Jungkook, curioso.

-Por ayudarme a que no me diera un golpe -respondió ella en voz baja, mirando al suelo.

-No es nada -dijo él, intentando que ella lo mirara-. Hana -la llamó suavemente-, mírame.

Ella levantó la cabeza y sus miradas se encontraron. En ese instante, el mundo a su alrededor pareció desvanecerse.

-Cuando esté contigo quiero que me mires a los ojos, ¿sí? -dijo él con sinceridad.

-Sí, jov... lo siento, sí, Jungkook -respondió Hana, sintiendo cómo las mejillas se le sonrojaban.

Después de ese momento, Jungkook salió del cuarto de Hana y se dirigió al suyo para darse un baño. Mientras tanto, Hana comenzó a preparar la tina para su baño. Cuando el agua ya estaba lista, se sumergió y dejó que la tranquilidad la envolviera. Sin darse cuenta, sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente.

En el comedor, todos estaban reunidos excepto Hana y Jungkook.

-¿Por qué estos dos se tardan tanto? -preguntó Jimin con un tono de impaciencia.

-Tengo hambre -se quejó Taehyung como un niño pequeño.

-Ahora vuelvo, iré a buscarlos -dijo la nana justo cuando Jungkook bajaba las escaleras.

-¿Por qué tardas tanto? -le preguntó Taehyung al ver su expresión relajada.

-Estaba tomando un baño -respondió Jungkook mientras se sentaba en una silla-. ¿Dónde está Hana?

-Ahora mismo iba a buscarla -dijo la nana antes de subir nuevamente las escaleras.

Al llegar al cuarto de Hana y no verla allí, decidió entrar al baño. La imagen que encontró la hizo sonreír: Hana estaba dormida en la bañera, su cabello flotando suavemente en el agua. Se acercó a ella y la despertó con delicadeza.

-Hana, cariño, despierta. Es hora de que te cambies -dijo la nana suavemente.

Hana abrió los ojos lentamente y se levantó con dificultad. Después de cambiarse, cayó profundamente dormida en su cama. La nana le acomodó las sábanas con ternura, apagó la luz y salió del cuarto.

Cuando regresó abajo, se encontró con los chicos aún esperando en el comedor.

-Hana se quedó dormida en la bañera -anunció la nana con una sonrisa.

Los chicos soltaron risas suaves al imaginarse la escena.

-Eso es típico de ella después de un día tan largo -dijo Jimin mientras se servía un poco de comida.

-Deberíamos dejarla descansar -sugirió Jungkook mientras miraba hacia las escaleras con preocupación.

La noche continuó tranquila en la mansión. Los chicos compartieron historias y risas en torno a la mesa mientras esperaban que Hana despertara. La calidez del hogar y el sonido de sus risas llenaban el aire, creando un ambiente acogedor donde cada uno podía sentirse como parte de una familia.

 La calidez del hogar y el sonido de sus risas llenaban el aire, creando un ambiente acogedor donde cada uno podía sentirse como parte de una familia

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𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐂𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐞ú𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora