Un giro inesperado

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Hana se sentía atrapada en un torbellino de emociones. La música vibrante del club resonaba a su alrededor, pero ella estaba completamente absorta en sus pensamientos. Con la cabeza gacha, intentaba disimular su nerviosismo mientras Jungkook la miraba con una sonrisa alentadora.

-¿Qué te pasa? -le preguntó él, acercándose un poco más.

-Es que no sé bailar -respondió Hana, su voz casi un susurro.

La risa suave de Jungkook hizo que su corazón latiera más rápido.

-No te preocupes, yo te enseño -dijo, extendiendo la mano hacia ella.

El contacto de su mano hizo que un escalofrío recorriera la espalda de Hana. A pesar de su nerviosismo, se sintió atraída por la calidez de su toque. Jungkook la colocó frente a él, guiando sus movimientos con paciencia y una sonrisa contagiosa. Al principio, Hana se movía torpemente, pero poco a poco se fue relajando, sintiendo la música fluir a través de su cuerpo.

Cuando la música terminó, Hana se dio cuenta de que Jungkook estaba ligeramente agitado, su respiración entrecortada y una chispa en sus ojos.

-¿Estás bien? -preguntó ella, preocupada.

-Sí -respondió él, tomando aire-. Mejor vámonos a sentar con el resto.

Jungkook tomó su mano una vez más y la condujo hacia la mesa donde estaban los chicos. La atmósfera era alegre y llena de risas, y Hana se sintió aliviada al estar rodeada de amigos.

-No sabía que sabías bailar, Hana -dijo Rose con una sonrisa traviesa.

-No sé, bueno, Jungkook me enseñó -respondió ella tímidamente, lo que provocó risitas entre los chicos.

-¿Quieren algo de tomar? -preguntó Jimin, mirando a todos con curiosidad.

-Sí -dijo Rose-. Y tráele algo a Hana.

-Claro -asintió Jimin antes de levantarse y desaparecer entre la multitud.

Mientras tanto, Hana se sentó junto a Jungkook, quien seguía sonriendo. La conexión entre ellos parecía más fuerte después de haber compartido ese momento en la pista de baile. Unos minutos después, Jimin regresó con una piña colada en la mano.

-Aquí tienes -dijo mientras le entregaba el vaso a Hana.

-Gracias -respondió ella, tomando un sorbo. Sin embargo, su expresión cambió drásticamente al probarla.

-¿Qué tiene? -preguntó Jungkook, notando su reacción.

-La siento rara, no sé, no me gusta -dijo, devolviendo el vaso a Jungkook.

Él lo probó y frunció el ceño.

-Esto tiene alcohol.

-¿Cómo que tiene? La pedí sin alcohol -protestó Jimin, sorprendido.

-Pero te la dieron con alcohol -intervino Taehyung con una risa burlona.

La conversación continuó entre risas y bromas mientras la noche avanzaba. Hana se sintió cada vez más cómoda en el ambiente festivo. Sin embargo, había una sombra de inquietud que se cernía sobre ella. Sabía que algo iba a cambiar esa noche; la pregunta era si sería para mejor o para peor.

A medida que las horas pasaban y las luces parpadeaban al ritmo de la música, Hana sintió un nudo en el estómago. La risa y la diversión eran contagiosas, pero había un presentimiento en el aire. Algo estaba a punto de suceder que alteraría el curso de esa noche mágica.

Mientras miraba a Jungkook reírse con sus amigos, no pudo evitar preguntarse si sus corazones estaban preparados para lo que vendría. La incertidumbre era palpable, y aunque quería disfrutar del momento, sabía que el destino tenía otros planes para ellos.

 La incertidumbre era palpable, y aunque quería disfrutar del momento, sabía que el destino tenía otros planes para ellos

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𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐂𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐞ú𝐥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora