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Es Logan quien te levanta. Lo sabes porque es un hombre sólido como un muro bajo tus manos, donde te has hundido en él. Su pecho es cálido y reconfortante; te concentras en él, tratando de mantenerte a tierra aunque puedes sentir el pulso latiendo de terror.
—Está bien, cariño. Te tenemos aquí —murmura en voz baja, un gruñido en tu oído, un tierno secretito de su suavidad compartido entre los dos.
Todo había sido tan repentino. Habías tomado el atajo para volver a casa después de ir a comprar la cena de esa noche cuando sentiste que alguien te agarraba. Los tomates habían rodado por el suelo, las latas se habían abollado ruidosamente al caer y te habían arrastrado hacia la parte trasera de la camioneta mientras tus captores discutían en voz alta si habían identificado a la persona correcta. Dijeron algo sobre que te habías follado a dos mutantes y la bilis con la que lo habían escupido te dio frío.
Estabas segura de que ibas a morir. Un miedo frío te inundó, tus ojos se cerraron con fuerza. Por favor, no dejes que Logan y Wade encuentren mi cuerpo. No podrán llevárselo. Si estos tipos me van a matar, déjame desaparecer.
Pero eso fue antes de que las garras atravesaran el metal del techo y se desatara el infierno. Se oyeron disparos y gritaste, sin saber si eran de Wade o no, pero unos brazos fuertes te levantaron y te llevaron a un lugar seguro.
Sientes que alguien más te pasa de ti, que Logan te empuja hacia Wade y le da instrucciones estrictas para que te cuide, y luego se va. Los sonidos de violencia continúan y, sin pensarlo, te das vuelta para mirar.
—No, cariño, no tienes por qué ver eso. Es... simplemente repugnante —dice Wade, haciendo una mueca—. Incluso mirar este desastre es mejor que ver lo que Peanut les está haciendo a esos tipos.
Al oír la palabra "desorden", hace un gesto hacia sí mismo. A pesar de que el corazón te golpea con fuerza contra las costillas, extiendes la mano para presionarla contra su mejilla.
—No hables así de ti, Wade. Viniste a salvarme.
Un destello de confusión cruza su rostro, echando por tierra su bravuconería habitual.
"¿Pensabas que simplemente los dejaríamos meterte en su camioneta de "no se permite acercarse a quinientos pies de las escuelas" y desaparecer? Danos algo de crédito. No somos caballeros blancos, pero al menos somos, ya sabes, caballeros grises moralmente".
Dice esto para hacerte reír, y funciona. Te distraes mientras los sonidos de los gritos literalmente se apagan y Logan se acerca de nuevo. Lo ves quitándose la chaqueta para ocultarte la sangre que tiene en ella. Sin embargo, todavía está esparcida por sus nudillos, una obra maestra de la venganza que acaba de llevar a cabo.
—No te preocupes por ellos. No volverán a molestarte —dice con aire de firmeza. Levanta la mano para tomarte el rostro con tanta delicadeza, un gran contraste con momentos antes. Su voz está impregnada de ternura cuando pregunta: —¿Estás bien?
Tú asientes. Sí. Con ellos aquí, todo va bien.
—Gracias —logra decir, tembloroso, mientras la adrenalina abandona su cuerpo para dar paso a lágrimas de alivio. Sin perder el ritmo, Wade mira a Logan de arriba abajo.
—Oye, todavía tienes algunas vísceras en la camisa, Peanut. ¿Quizás deberías quitártelas también ?
—Cuidado—gruñe, pero se nota que no lo hace con el corazón. Los dos están agradecidos de que estés a salvo.
Tus héroes, ambos. Moralmente grises o no.
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