1 Cruel realidad

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Naomi, la parasauria, yacía en el suelo de su casa, temblando mientras hiperventilaba. Sentía cómo su cuerpo se debilitaba más con cada segundo que pasaba, y una fiebre abrasadora la mantenía sin energías. Apenas podía moverse, y la acción de levantarse parecía imposible.

Su mente nublada intentó pensar en qué hacer, sus padres no estaban en casa, y la soledad de la situación solo empeoraba su ansiedad, con su celular a mano, lo único que podía alcanzar, intentó llamarles, pero no tuvo suerte. Las llamadas no eran respondidas.

Desesperada, pensó en la ambulancia, pero era la temporada de celo, y había pocas esperanzas de que la atendieran siquiera.

No podía permitirse esperar, a medida que la oscuridad comenzaba a invadir sus sentidos, intentó contactar a Naser. Él siempre había sido su refugio, pero tampoco contestaba, el sonido de los tonos de llamada muertos aumentaba su desesperación, y sus esperanzas se iban apagando.

No tenía a nadie más, no tenía amigos cercanos, ningún conocido en quien confiar para este tipo de emergencia. Sintió cómo su visión se nublaba mientras dejaba caer el teléfono, hasta que, en un último esfuerzo, vio un nombre en la lista de contactos: Anon.

Anon, el humano que había irrumpido en su vida de una manera inesperada. Aquel que, aunque no le caía bien, había sido su herramienta para mantener a Fang feliz y alejada de ella y de Naser.

¿Por qué él la ayudaría? No tenía ninguna razón, no se soportaban, y él tampoco parecía especialmente hábil para lidiar con este tipo de situaciones, pero, en ese momento, Naomi no tenía más opciones. No podía permitirse el lujo de dudar, con manos temblorosas, tocó el contacto de Anon en la pantalla y lo llamó.

Para su sorpresa, Anon contestó casi de inmediato.

—¿Qué quieres, Naomi? Estoy algo ocupado —dijo Anon, su voz sonaba un poco irritada.

Del otro lado de la línea, Anon estaba en medio de una discusión acalorada en un foro de 4chan, peleando con lo que probablemente era un niño de 10 años. Para su disgusto, estaba perdiendo la batalla, no tenía paciencia para lidiar con Naomi en ese momento, pero el silencio que siguió a su pregunta lo desconcertó.

Naomi respiró con dificultad, su voz apenas era un susurro, cargada de debilidad y desesperación.

—Ayuda... mi casa... por favor... te lo suplico...

Y entonces, la llamada se cortó.

Anon se quedó mirando su teléfono por un segundo, confundido. Algo en la voz de Naomi no estaba bien, no sonaba como la Naomi de falsa sonrisa y palabras arcoíris que siempre le daba, Algo dentro de él, quizás una pizca de compasión que no solía mostrar, lo impulsó a actuar. Tal vez no le agradaba Naomi, pero no era un completo monstruo.

Se levantó rápidamente de su silla, apagando la pantalla de su computadora, donde su batalla en 4chan continuaba sin él. Miró brevemente al chat y murmuró:

—Raileytrigga777freefire, esto no ha terminado...

Sin más, se puso su chaqueta verde y salió de su casa, su mente girando con preguntas.

¿Qué diablos había pasado con Naomi? Ella nunca le pediría ayuda si no fuera realmente grave.... Y sobre todo a él.

Afuera, el aire frío de la tarde golpeó su rostro mientras comenzaba a caminar a paso acelerado hacia la casa de Naomi, con el mal presentimiento creciendo en su pecho.

A pesar de su disgusto por ella, Anon no podía ignorar la sensación de urgencia que sentía. Y aunque no se consideraba una buena persona, en ese momento sabía que tenía que hacer algo.

Dos perdedoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora