4 Celos crecientes

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Este es uno de los textos a los que más pasión le eh metido en un largo rato, disfruten.

El concierto en la pizzería del Tío Moe fue un éxito rotundo. La banda lo había dado todo, y la energía en el lugar era palpable. Desde hacía un mes, todos se habían dado cuenta de lo bien que se llevaban Naomi y Anon, y la intensidad de su conexión era casi surrealista, como si el espacio y el tiempo estuviesen a punto de colapsar. La gente empezaba a murmurar sobre lo inseparables que parecían.

Naser, por su parte, no sentía ni una pizca de celos por la amistad entre ambos. Al contrario, admiraba aún más a Anon. Había sido el que había salvado a su hermana en un momento crítico, y ahora la hacía reír y sonreír de formas que él no había logrado. Desde su perspectiva, Anon era el cuñado perfecto, y ya estaba impaciente por que uno de los dos ya sea Fang o Anon finalmente diera el paso.

Naomi, sin embargo, había hecho una promesa a sí misma. No iba a interferir en lo que sentían o en cómo Anon manejaba sus sentimientos por Fang, por respeto a él, y por sus ansias de cambiar y ser mejor

A pesar de la conexión tan fuerte que compartían, no se atrevería a forzar nada. Si algo tenía que pasar, sucedería en su propio tiempo.

Mientras tanto, las cosas parecían marchar perfectamente. Aunque desde la perspectiva de Fang, Anon y Naomi se llevaban... quizás demasiado bien.

Anon, su querido amigo, bromeaba con Naomi con una soltura que no tenía con ella. Esto hizo que pequeños brotes de celos comenzaran a surgir en Fang, aunque trataba de restarles importancia.

En ese momento, Reed interrumpió el silencio del grupo con una sonrisa de satisfacción. —Chicos, creo que finalmente encontramos nuestro sonido, gracias a nuestro bro Anon, deberíamos inscribirnos al concurso de talentos de la próxima semana con nuestra banda. —

Naomi asintió emocionada. —Es nuestra oportunidad de superar Swamp Babies de una vez por todas. Vamos a bajarlos de su nube de "banda oficial de la escuela"

Fang, algo ausente en sus pensamientos, apenas reaccionó. —Claro... hagámoslo,—murmuró distraída.

Reed la observó con el ceño fruncido y dijo —Estás algo ida, amiga. Te lo digo por experiencia... ¿te pasa algo? —

Antes de que Fang pudiera responder, Trish, siempre lista para meter cizaña, intervino con tono molesto. —¿Es por el Skinnie? —

Fang suspiró profundamente, tratando de organizar sus pensamientos. —No es eso... pero, ¿no creen que Anon y Naomi están... demasiado unidos? —

Reed soltó una carcajada. —Claro que lo están, pero se nota a kilómetros que son casi como hermanos, tienen esa vibra de grandes amigos, nada más. —

Trish, que nunca perdía la oportunidad de sembrar dudas, agregó con un tono insidioso —Quizás esos dos están planeando algo. Si fuera tú, Fang, no me confiaría tanto, bien sabes que Anon siempre toma la peor decisión posible. —

Fang sintió una oleada de inseguridad recorrer su pecho.

Trish era experta en manipular, y si el deporte fuera meter cizaña, sin duda sería medallista olímpica de oro. A pesar de sus esfuerzos por ignorarla.

Las palabras de Trish comenzaron a hacer mella en ella.

—Quizás... Anon y Naomi...— pensó Fang, mordiéndose el labio, pero se forzó a sonreír y a centrarse en el plan para el concurso, aunque las dudas e inseguridades ya habían echado raíces profundas en su mente.

Fang entró en la cafetería y vio a Anon con la cabeza estampada en la mesa y se veia rojo, Naser y Naomi charlando animadamente, las risas fluyendo con naturalidad entre ellos. Al sentir una punzada de curiosidad y quizás un toque de celos, se acercó con calma, fingiendo indiferencia.

Dos perdedoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora