once.

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(Sin editar)

Ethan había esperado, aunque fuera en lo más profundo de su ser, que Sam se negara a entrar al hospital, como lo hizo hace dos meses cuando lo encontró en el camino. Pero esta vez, Sam caminaba a su lado en silencio, recorriendo el trayecto hacia la habitación. Desde que habían subido a la camioneta, Sam no había dicho una sola palabra, lo que empezaba a preocupar a Ethan. El dolor en su mano, como si se le desgarrara desde dentro, lo mantenía concentrado en otra cosa, pero su enojo seguía burbujeando en su pecho. Aunque trataba de ignorarlo, el calor persistente en sus labios tras el beso de Sam seguía presente. Tal vez no era calor lo que sentía, pensó con amargura. Quizá se había lastimado.

Había esperado encontrarse con doctor Cullen, pero cuando la puerta de la sala se abrió, el rostro que entró pertenecía a una joven mujer. Fue lo suficientemente amable como para no llamarlo idiota por haber golpeado nuevamente su mano fracturada contra otro "muro". Tampoco hizo comentarios sobre el "muro" en cuestión, que permanecía en una esquina de la habitación, con los brazos cruzados y la mirada fija en el suelo en completo silencio.

Le informaron que nada estaba más roto de lo que ya estaba y que el yeso seguía en su lugar. Le recomendaron que intentara no volver a usar la mano hasta que el proceso de sanación terminara, y le recordaron no quitarse el cabestrillo. Ethan habría sentido vergüenza, porque se sentía como un verdadero idiota, pero, de alguna manera, no podía.

Tal vez era algo bueno que, durante todos esos años, se hubiera propuesto que los rostros de ese pueblo le resultaran desconocidos. Porque, aunque todos lo conocieran —quizá porque habían ido juntos a la escuela o lo habían visto en su juventu. Ese maldito pueblo nunca lo dejaría respirar—, él no los reconocía. Y entonces, recordó: como todos lo conocían, no tardaría en llegar a oídos de Charlie que había vuelto al hospital, lo cual le hizo sentir la vergüenza que antes había evitado.

Al salir del hospital, Ethan estaba exhausto, un sentimiento que lo había acompañado durante días. Sam, siempre en silencio, lo siguió hasta la camioneta.

"Pareces cansado" comentó Sam en voz baja cuando Ethan se acomodó en el asiento del acompañante y apoyó la cabeza contra la ventanilla. Sentía cómo su cabeza palpitaba al ritmo de su mano herida, y el eco de aquel beso aún rondaba en su mente. No respondió. Dejó que Sam condujera de vuelta a la casa de Charlie, en silencio. Sabía que, si hablaba, probablemente comenzaría a gritar, y ya estaba harto de todo el drama que el chico había traído a su vida.

El tiempo pasó sin que Ethan lo notara. La llovizna había cesado en algún punto del viaje, pero cuando la camioneta finalmente se detuvo, al abrir los ojos se encontró mirando la casa roja de Billy.

Ethan dejó caer la cabeza contra el asiento y frotó sus ojos cansados con su mano sana.

"Samuel…" murmuró, negando suavemente. ¿Por qué ese chico no lo escuchaba?

"Necesitas descansar" respondió Sam. "En una cama"

"No voy a entrar ahí" susurró Ethan, su voz llena de cansancio y rechazo.

Sam pareció pensarlo por un momento antes de contestar:

"No hay nadie. Billy está en una reunión del consejo, y Jacob está en la escuela"

Quizá fue el agotamiento, o tal vez el dolor, pero Ethan terminó cediendo. Salió de la camioneta, y cuando casi resbaló en el lodo, dejó que Sam lo sostuviera, permitiéndole guiarlo hacia la casa.

No miró a su alrededor. Estaba demasiado perdido en su propio mundo como para notar nada. Dejó que Sam le quitara el abrigo y caminó directamente hacia la habitación. Apenas fue consciente cuando Sam desapareció por un momento y luego regresó con un vaso de agua y los analgésicos que le habían dado en el hospital. No lo miró a la cara; temía encontrar en él otra vez esa mezcla de arrepentimiento y compasión que lo volvía más furioso. Así que tomó las pastillas en silencio, obedeciendo sin pensar demasiado, como si todo fuera normal.

filed teeth | Sam uley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora