(Sin editar. Posibles errores de redacción y fluidez).(me quedo medio largo 😅)
Ethan apenas llega al lavamanos de la cocina antes de vomitar, su cuerpo temblando violentamente mientras su estómago se vacía. Todo le resulta difuso, como si su pánico lo hubiera ensordecido; no puede escuchar a Sam llamándolo desde la sala, ni el eco de sus propios pensamientos. El caos dentro de él lo consume, dejándolo paralizado mientras su cuerpo lucha por calmarse. Cree, vagamente, que Charlie debió sacar a Sam de la casa, pero no está seguro. Todo se siente borroso y confuso, como si estuviera atrapado en una niebla espesa.
No ha sentido algo así en tanto tiempo que casi puede oler el licor que su padre solía apestar mientras deambulaba por la casa, volviendo a la mente aquellos días en los que era un niño pequeño, siempre escondiéndose. Tal vez es su apariencia miserable lo que ha despertado esos recuerdos en Charlie también, porque siente las manos de su hermano apretando con fuerza sus hombros, en un intento torpe de consolarlo.
"Estás bien, Ethan. Estás bien," dice Charlie, pero las palabras apenas le llegan, como si fueran murmullos lejanos. El sonido de la voz de Charlie se mezcla con su propio pánico, una corriente estruendosa que no le deja oír nada con claridad.
"S-soy un maldito idiota," murmura Ethan entre arcadas, su garganta ardiendo como si aún estuviera tratando de expulsar algo. El sabor ácido en su boca borra cualquier rastro de Sam, pero no logra quitarle la sensación de humillación. Esa sensación de haber sido usado, de haber sido vulnerable, lo asfixia. Instintivamente, se abraza a sí mismo, sus manos temblorosas buscando consuelo, pero solo encuentran más vacío.
Apenas nota que está sin camiseta, que su cuerpo sigue expuesto. Charlie sigue sosteniéndolo con fuerza, su mano demasiado cerca del vendaje en su cuello, apretando sin darse cuenta. Todo se siente demasiado. Ethan no puede procesar el dolor ni el pánico de manera separada; se mezclan, aplastándolo, robándole el aire.
"Respira, Ethan. Respira," dice Charlie con más firmeza, y de alguna manera, Ethan consigue obedecer. Siente una mano en su pecho, otro aliento cálido en su cabello, y por un segundo, la imagen de Charlie intentando calmarlo como lo hacía cuando eran niños le pasa por la cabeza. Ethan, el niño perfecto, el que nunca causaba problemas. El niño que se escondía cuando su padre llegaba borracho y todo se volvía un desastre. Desde entonces, no ha sabido cómo manejar la ira o la tristeza; siempre lo ha reprimido, incapaz de expresar lo que realmente siente.
Pero, como siempre, Charlie lo trae de vuelta a la superficie, arrancándolo del caos en el que preferiría ahogarse. Y Ethan odia esa sensación de volver a la realidad, porque aquí, en la superficie, está Sam, está Charlie, y están las consecuencias de lo que acaba de suceder.
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"Lo siento," murmura Ethan más tarde, con la frente apoyada contra la fría superficie de la isla de la cocina. No está seguro de cuánto tiempo ha pasado, minutos, tal vez una hora. Ha logrado ponerse la camiseta, aunque el simple acto le dejó exhausto. Charlie, por su parte, se mantiene en silencio, observando la mano de Ethan envuelta en hielo.
"¿Por qué te estás disculpando?" pregunta Charlie suavemente, aunque su voz parece lejana a los oídos de Ethan, distorsionada por los ecos de su propio corazón latiendo furiosamente. El agotamiento que lo consume después de su ataque de pánico es abrumador, y Ethan no puede atreverse a mirarlo a los ojos.
De alguna manera, logra balbucear una respuesta, pero no importa. No puede formular ninguna palabra coherente. El peso de la vergüenza es demasiado, su cuerpo todavía tembloroso por el colapso que acaba de experimentar.
"Deberíamos ir al hospital," dice Charlie después de un largo silencio, examinando la mano herida de Ethan. "Esto no se ve bien, Ethan. Creo que está rota."

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filed teeth | Sam uley.
FanfictionEn el corazón de la reserva de La Push, la niebla se alzaba como un velo antiguo, ocultando los secretos y las historias de sus habitantes. Los árboles susurraban con el viento, compartiendo cuentos de antaño que solo aquellos con oídos atentos podí...