Chapitre 16

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En la cocina de la antigua casa de los Kibou se encontraban tres personas, el propietario y tutor a cargo de Ren, frente a él dos mujeres adultas. Una quien cuando se casó por segunda vez y su único divorcio la llamó su hija sin compartir ni una gota de sangre la "tía" de Ren y quien sorprendentemente se atrevía a pisar su casa luego de marcharse sin arrepentimiento de abandonar a su hija a el anciano.

- No sé qué tenemos los Kibou que terminamos rodeados de zopilotes tan carroñeros como ustedes- El hombre mencionó mientras daba un sorbo a su té.

-Padre, usted no debería ser tan grosero-

-Suegro, usted debería entender que también tengo derecho sobre el seguro de muerte de mi marido-

-Lárguense de mi casa, el dinero es fruto del trabajo duro de mi único hijo, no verán ni un yen de eso-

- Pero yo también soy tu hija-

-Yo quedé viuda, debería de comprender-

-Deben estar hambrientas, parece que no comer afecta el cerebro de dos mujeres desvergonzadas que no asistieron ni al entierro de mi pequeño-

-Aun así debería...- La progenitora de Ren fue interrumpida.

-ESE DINERO ES DE MI ÚNICA NIETA Y FAMILIA- Un gran grito se escuchó.

-Yo perdí a mi esposo, siempre seré parte de su familia aunque él ya no esté-

-Muéstrame tu anillo de matrimonio-El más grande ahí lo demandó.

-Yo no lo tengo en estos momentos per....-

-MUESTRAMELO-

El viejo sabía a dónde iba todo el asunto, llevaban años insistiendo con el seguro de su hijo pero ahora deben estar desesperada al saber que su hija no tardaba en llegar a la mayoría de edad y a la universidad, lista para gastar el dinero que su padre le había dejado.

-Lo que yo no comprendo es que si juras haber amado tanto a mi hijo deberías de haber conservado el anillo que te regaló hace ya casi 2 décadas mientras te regalo su corazón en esa piedra, que no era para nada pequeña o barata pero tu maldita avariciosa, apareces con joyas de diamantes después de haberlo empeñado-

-Eso no es cierto suegro-

-Podré estar viejo pero idiota no soy, ya te permití su pensión pero el seguro no-

-Padre, mi hermano no hubiese querido que monopolizara el dinero que dejó a su familia-Su supuesta hija se entrometió.

-Yo a ti te reconocí como mi hija y su hermana menor, el procuraba a toda su familia, eso lo sé pero con qué cara vienes maldita desagradecida-

-Sus palabras siguen igual de pesadas padre, pero yo a él no le debo nada- Apretó sus puños

-Y aún así exiges mucho¿Cuántas veces tus hijos entraron por su ayuda y palancas a las preparatorias en Tokio?-

-Esto no tiene nada que ver con eso padre-

-Yo soy consciente que el pagaba las colegiaturas de esos inutiles que tienes por hijos-

Je ne regrette rien (Ushijima Wakatoshi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora